Alicante recupera un búnker antiaéreo de la guerra civil y la memoria del litoral perdido
Memoria histórica
La Autoridad Portuaria ultima la rehabilitación y puesta en contexto de un nido de ametralladoras en la antigua primera línea de costa, hoy ocupada por naves y terrenos ganados al mar
En primera línea de mar. Ahí se hallaba durante la guerra civil española, que tuvo en Alicante el último bastión de la República, un búnker antiaéreo, un nido de ametralladoras que tras décadas de olvido y deterioro pasa ahora a formar parte del patrimonio histórico y la memoria de la ciudad.
Son terrenos portuarios, ganados al mar, que, como ya sólo recuerdan los más viejos del lugar, casi bañaba lo que hoy es la carretera de salida sur, a la altura del barrio de San Gabriel. El barrio guarda memoria de una desaparecida playa donde los bañistas paseaban y tomaban el sol junto a otros búnkeres que la ampliación del puerto destruyó.
Son terrenos portuarios, ganados al mar, que, como ya sólo recuerdan los más viejos del lugar, casi bañaba lo que hoy es la salida sur
Búnker de Babel, puede leerse ahora en la entrada de una estructura cuya rehabilitación se concluye estos días, y que ya incluye la recreación de una lámina de agua que servirá a los futuros visitantes para entender que la ciudad robó terreno al Mediterráneo cuando el puerto comercial evacuó los muelles más próximos al centro y se trasladó, para posteriormente expandirse, al sur.
Es precisamente la obra de ampliación del Parque del Mar un intento de restituir la calidad de vida perdida por los habitantes de Babel y San Gabriel, que han soportado con paciencia lustros de aplazamientos, pero ahora comienzan a disfrutar de paseos, arbolado e infraestructuras largamente demandadas.
La ciudad sufrió al menos 83 bombardeos aéreos y navales durante la guerra, con más de 480 muertos y 740 edificios destruidos
Este nido de ametralladoras pasara por tanto a formar parte de un recorrido histórico que la ciudad pone a disposición de visitantes y locales con ganas de conocer su propia historia. Son visitas guiadas a refugios y búnkeres, defensas pasivas y activas, que por la importancia estratégica de la ciudad durante la Guerra Civil apenas tienen parangón.
Tal como explican Francisco Lozano y Marcos Lumbreras en su documentado trabajo Refugios antiaéreos de la Guerra Civil en Alicante, la ciudad sufrió al menos 83 bombardeos aéreos y navales durante toda la guerra, con más de 480 muertos y 740 edificios destruidos, siendo más intensos a partir de 1938, resultando especialmente cruento el del día 25 de mayo de 1938, en el que 7 aviones Savoia italianos, lanzaron unas 6 toneladas de bombas. El ataque causó estragos en el mercado de abastos, falleciendo unos 300 civiles.
Si bien, en principio, los principales objetivos de los bombardeos serán militares y económicos, "también es cierto que se intentó aterrorizar y desmoralizar a la población. Se pretendía evitar el despliegue de armamento, municiones, tropas y alimentos destinados al gobierno republicano, y provocar el progresivo estrangulamiento de la economía republicana hasta colapsarla, con el hostigamiento de los centros de producción y de distribución".
Este nido de ametralladoras pasara a formar parte de un recorrido histórico que la ciudad pone a disposición de visitantes y locales con ganas de conocer su propia historia
Como prueban numerosos testimonios, "se consideró como objetivo la población civil en muchas de las misiones llevadas a cabo por la Legión Cóndor y la Aviación Legionaria sobre las ciudades del litoral mediterráneo republicano. La desclasificación de gran parte de la documentación llevada a cabo por diversas naciones, ha aportado nuevos y esclarecedores datos".
Por ello, no resulta extraño que Alicante contara ya en julio de 1937 con 18 refugios edificados con capacidad para proteger a 8.070 personas, otros 15 estaban en construcción. En julio de 1938 ya existían 55 refugios, aumentando la protección a 38.140 personas. Estaba proyectada, en ese momento, la construcción de 37 más. Así se alcanzaría una capacidad total estimada de unas 108.590 personas. Al finalizar la contienda, se puede hablar de la existencia de unos 90 refugios construidos y/o en fase de construcción en el término municipal.
Lozano y Lumbreras explican que "al inicio de la guerra, la aviación con la que se contaba era obsoleta y reducida en número. Alemania e Italia iniciaron sus envíos en fechas muy tempranas, tanto materiales como humanos, mientras que la Unión Soviética lo haría a finales de 1936".
Alicante fue dotada con defensas antiaéreas antes de los primeros bombardeos. Estas fueron mejoradas posteriormente.
Alicante contaba con el aeródromo de La Rabassa, dotado con escasas unidades aéreas de cazas anticuados, ya que la mayoría eran destinados al frente. Posteriormente se emplazó una escuadrilla de Polikarpov I-15 en el aeródromo para la defensa del puerto, las instalaciones de la SAF-15 y de la propia base. Esta es reforzada también en determinados momentos con aviones chatos y moscas dependiendo de las necesidades y disponibilidad de material. No en vano, el aeródromo sería bombardeado en 5 ocasiones por la Aviación Legionaria desde las Baleares a partir de 1938.
Alicante fue dotada con defensas antiaéreas antes de los primeros bombardeos. Estas fueron mejoradas posteriormente. Así se creó el denominado Grupo Fijo de Alicante que, en diciembre de 1938, estaba formado por las baterías nº 32 trasladada desde Los Alcázares, la nº 110 y la nº 712, así como destacamentos de cañones Oerlikon, ubicados en la sierra de San Julián.
El número, emplazamiento y modelos de las piezas empleadas variarían a lo largo del conflicto, dependiendo de las necesidades y disponibilidades de material. De este último modelo llegaron numerosas piezas al puerto de Alicante con destino al frente. Además de la artillería antiaérea y los sistemas de dirección de tiro correspondientes, existían 4 puestos de observación complementados con un fonolocalizador situado en el Cabo de la Huerta y 8 proyectores fijos y móviles.
Fue en 1938 cuando los bombardeos sobre la ciudad se llevaron a cabo con más crudeza, a pesar de que el tráfico portuario y la llegada de material militar se había reducido en relación a años anteriores. Incluso en 1939 las incursiones aéreas seguían llevándose a cabo con intensidad, sufriendo el último ataque el día 25 de marzo de 1939. Cinco días después, Alicante será ocupada por las tropas italianas.
Proyecto
Una red ampliada de refugios visitables
La visita guiada a los refugios de Alicante es ya una realidad asentada en la oferta cultural y turística de la ciudad. Es interesante comenzarla en el Centro de Interpretación de la Guerra Civil, en la calle Portugal, donde se realiza una visita guiada a la exposición "Alicante ha caído, aquí termina la guerra" e incluye la entrada a los refugios de la contigua plaza de Séneca (R31) y el de la plaza del Dr. Balmis (R46). En el refugio R31 se recrea el sonido de un bombardeo.
Pero el Ayuntamiento tiene previsto concluir la rehabilitación de más instalaciones, en un proyecto que cuando se culmine permitirá abrir los refugios existentes bajo las escaleras que conducen al instituto de Jorge Juan (avenida General Marvá), y en Marqués de Molins, Plaza Músico Tordera, Mercado Central y Tabacalera.