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La cortina de humo de los PGE y la financiación autonómica valenciana

Análisis

El PSPV y Podem no deben excusarse con las bondades de los nuevos presupuestos del Estado para rebajar la urgencia de superar la infrafinanciación valenciana

La ministra portavoz y de Hacienda, María Jesús Montero, comparece en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en Moncloa, Madrid (España), a 3 de noviembre de 2020. 3 NOVIEMBRE 2020;MADRID;CONSEJO DE MINISTROS;MONCLOA;GOBIERNO;MARÍA JESÚS MONTERO;ALBERTO GARZÓN;LUIS PLANAS EUROPA PRESS/E. Parra. POOL 03/11/2020

E. Parra. POOL / EP

Siempre hay una excusa, y nunca es el momento, desde hace muchos años. En el 2014 caducó el actual modelo de financiación autonómica, y no hay horizonte para resolverlo. En otras palabras, no hay voluntad política, de momento. No la hubo con el PP de Mariano Rajoy, siempre con el paraguas de la urgencia de la recuperación económica tras la crisis de 2008. No la hay ahora con un gobierno del PSOE y Unidas Podemos, porque la prioridad es luchar contra la pandemia del Covid-19; en lógica.

Y para apaciguar ánimos, se recurre al nuevo proyecto de Presupuestos Generales del Estado, PGE. Resuelven una carencia histórica, cierto, la de ajustar las inversiones al peso poblacional de la Comunidad Valenciana, del 10%. Y se anuncian nuevas aportaciones gracias a los fondos europeos, en los que las autonomías podrán gestionar parte de ellos, lo que es un ensayo interesante de una gestión federal. Pero lo mismo sucede con otras autonomías, mejor financiadas; dispondrán de más ayudas, mientras el actual modelo les inyecta más recursos que a la valenciana. Los PGE no pueden ser una excusa, tampoco.

Se vio ayer en La Nau de la UV, con la Plataforma per un Finançament Just, integrada por la CEV, UGT, CC:OO., PSPV, Compromís, Ciudadanos y Podem, repitiendo argumentos, ya conocidos y verificados por todos los expertos. Doce puntos de financiación menos que la media nacional. Un déficit grave, que dificulta poder maniobrar en momentos como este, con la necesidad de tener recursos suficientes para atender a la población (Sanidad, Educación y Servicios Sociales) y motivar la recuperación de las miles de pequeñas y medianas empresas que están cerca de bajar sus persianas.

Dice el PSPV y Unidas Podem que los presupuestos del Estado tienen un efecto balsámico sobre esta realidad de la infrafinanciación, cierto; pero la realidad seguirá, es un déficit estructural. Cuando las ayudas se agoten o disminuyan, o no sean suficientes, la Comunidad Valenciana seguirá en inferioridad de condiciones para garantizar la calidad de sus servicios públicos, frente a otras geografías españolas. Urge establecer unos fondos de compensación que impidan acumular más deuda hasta que haya un nuevo modelo de financiación.

No es momento, repiten algunos, de pedir el cambio de modelo. Pero Ximo Puig sabe mejor que nadie que las bondades de los PGE y de los Fondos Europeos tienen un límite; y que la Comunidad Valenciana no puede estar siempre sometida al criterio, o capricho, del Gobierno en asuntos como el FLA. ¿Y si hubiera cambio de gobierno? Esta autonomía necesita que el Estado defina un modelo de financiación justo, con plazos marcados y con los números sobre la mesa. Para que mande quien mande en el Gobierno se reconozca por ley un derecho que ahora no se contempla.

El president valenciano lleva tiempo pidiéndolo, y debe insistir; y el PSPV debe seguir subrayando la urgencia. Compromís aprieta, y es su obligación. Carles Fons, de Podem, defendía ayer que los PGE “rompen con la infrafinanciación”; lo que no es cierto. Los PGE son un alivio, importante, pero no resuelven el problema. No deben usarse como cortina de humo. La pandemia pasará, los fondos europeos se acabarán, puede haber cambio de gobierno y la infrafinanciación seguirá si nadie lo remedia.