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Debate en la UV: ¿Deben informar los medios de las actividades de la ultraderecha?

Debate periodismo

No hay certezas, aunque sí algunos consensos. Inquieta el fin de la intermediación de los medios por las redes sociales. Se insiste en que el periodismo no puede ser “equidistante”.

GRAF424. BILBAO, 03/11/2018.- El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene durante un acto político celebrado en Bilbao. EFE/MIGUEL TOÑA

Miguel Tońa / EFE

Jair Bolsonaro, Donald Trump, Viktor Orbán, Matteo Salvini, como ejemplos, son algunos de los líderes de corrientes ideológicas de derecha populista o ultraderecha que han acabado por condicionar el relato político en sus respectivos países: Brasil, EE.UU., Hungría e Italia. En todos los casos, sus discursos tienen un fuerte componente ultranacionalista y xenófobo - en alguno de ellos también homófobo y machista - que se han normalizado en sus respectivos ecosistemas comunicativos con un amplio respaldo electoral. El debate no resuelto es el papel que los medios de comunicación han tenido y tienen en la consolidación de sus respectivos éxitos y, también, en la evidente y contrastada alianza que han encontrado en las redes sociales.

¿Deben los medios de comunicación informar de las actividades de la ultraderecha? La pregunta no es sencilla, pues presupone que el hecho de informar ya es de por sí una manera de colaborar en el ascenso de estas fuerzas políticas, lo que es rebatible. La cuestión ha sido esta mañana debatida en la Facultad de Comunicación, Filología y Traducción de la Universitat de València, en una mesa coordinada por el profesor Adolfo Carratalá, y en la que han participado los periodistas Miquel Ramos, redactor en varios medios; Manel Domingo de El Salto y Raquel Andrés de La Vanguardia. Y ha quedado consensuado que aunque no existen fórmulas deontológicas exactas sí que el periodismo debe reflexionar no tanto por el hecho de informar de las actividades de la ultraderecha sino de cómo se informa y de cuándo es oportuno informar.

”Yo me pregunto si los periodistas saben bien qué es la ultraderecha”, señalaba Miquel Ramos, para quien el problema de los medios de comunicación, especialmente las televisiones, “suelen crear marcos informativos que alimentan en ocasiones a estos grupos políticos”. Se refería, como ejemplo, a que “cuando en un informativo sólo vemos el tema de los manteros, la inseguridad ciudadana, llegada de inmigrantes o noticias banales sobre ellos, puro espectáculo sensacionalista, estamos dado pie a que la gente interprete que esto es un caos, que es lo que quiere la ultraderecha”. Miquel Ramos ha reconocido, no obstante, que el principal problema ahora son las redes sociales, pues acaban con la “intermediación” (el filtro) de los medios convencionales. “Esto hace que esos grupos puedan difundir sus ideas sin oposición, y lleguen a la gente que quieren llegar, como se ha visto en EE.UU. con Facebook o en Brasil con Whatsapp”.

Adolfo Carratalá, Miquel Ramos, Manel Domingo y Raquel Andrés

LVE

Raquel Andrés ha explicado su posición con ejemplos concretos. “Yo no creo que se deba divulgar que la ultraderecha cuelga muñecos colgados del cuello con la estelada en el pecho a la entrada de València, porque creo que eso si es hacer publicidad a sus campañas; pero si la ultraderecha intenta borrar un mural en València o amenaza la manifestación del 9 d´Octubre creo que esto sí se debe contar para que las instituciones reaccionen”. “¿Entonces se debe o no se debe narrar un mitin de VOX?”, ha preguntado el público, nutrido de jóvenes estudiantes de periodismo. Miquel y Raquel han coincidido: “si en ese mitin se lanzan mensajes que atacan el modelo democrático o atentan contra valores fundamentales sí se debe dar para alertar a la población, pero siempre dentro de un contexto explicado”.

En el debate ha surgido el inevitable ejercicio comparativo en los años 30 en Europa. En esos años, la prensa europea y americana, excepto la británica, fue muy condescendiente con el auge del movimiento nazi. En EE.UU., por ejemplo, Charles Chaplin fue muy criticado por su película, “El dictador”, al valorarse que ofrecía una imagen excesivamente critica de Adolf Hitler. La película se estrenó en 1940, y el tiempo dio la razón al genial cómico británico. Miquel Ramos, en este sentido, ha reconocido que la prensa “puede jugar un papel clave informando desde una posición crítica y no tomándose a broma estos movimientos, que es lo que sucedió en EE.UU. con Donald Trump; ahora la prensa sí que se ha tomado su papel en serio, y no se puede ser equidistante”.

El problema, han coincidido, son las redes sociales, su capacidad para segmentarse y acudir a sectores de población determinada para “bombardearlas de fake news”, ha subrayado Miquel Ramos. Al no haber intermediación, por ejemplo, Donald Trump puede contar la mentira que quiera directamente a millones de personas cada día con un simple tuit. Para Raquel Andrés “el periodismo es más necesario que nunca, y ese periodismo responsable debe serlo también a través de las redes sociales”. ¿Se debe informar de las actividades de la ultraderecha?, la conclusión final ha sido que sí, pero seleccionando bien qué se cuenta, cómo se cuenta y con qué objetivo se cuenta.

En el acto, Manel Domingo, ha presentado el proyecto periodístico El Salto, creado por una cooperativa y que persigue ofrecer contenidos informativos en profundidad. “Queremos explicar la realidad con un periodismo de calidad”.

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