Nueve condenados por una red de prostitución de Tarragona evitan ingresar en prisión
Tribunales
La Audiencia de Tarragona permite que eludan la cárcel a condición de no delinquir durante dos años
La Audiencia de Tarragona ha condenado a nueve miembros de una red de tráfico y explotación sexual de mujeres a penas menores de prisión —de entre un año y medio y tres años y tres meses— después que la Fiscalía y las defensas de los acusados hayan llegado a un acuerdo de conformidad.
Los nueve condenados evitarán ingresar en prisión a condición de no delinquir durante los próximos dos años y otros cinco procesados han sido absueltos después que el ministerio público haya retirado las acusaciones contra ellos.
El tribunal impuesto una pena de tres años y tres meses de prisión, así como una multa de 480 euros, a tres procesados por trata de seres humanos —en concurso medial con un delito de determinación coactiva a la prostitución de menores de edad—, por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y por falsedad documental continuada.
El caso se destapó en 2009
En cambio, los otros seis acusados han sido condenados a un año y medio de prisión y 720 euros de multa por un delito de determinación coactiva a la prostitución de menores de edad y otro delito continuado de falsedad documental.
En todos los casos, los nueve condenados no podrán acercarse a menos de 500 metros o comunicarse con las víctimas durante 9 años. En paralelo, la Audiencia ha absuelto a los propietarios de los tres clubs situados en Bellvei, Cunit y Segur de Calafell (Tarragona) y a dos mujeres que en aquel momento ejercían la prostitución.
Entre los años 2003 y 2009, el grupo reclutaba a las víctimas y las obligaban a prostituirse en varios clubs de la comarca del Baix Penedès y en carreteras como la N-340 y la C-31. El caso se destapó en 2009 después que una chica rumana consiguiera escapar del control del grupo junto a otra mujer. La joven denunció que había llegado a Catalunya siendo menor de edad y que había sido recluida durante dos años en un piso del Raval de Barcelona, donde la obligaban a ejercer la prostitución.