El 29 de octubre de 2012 se inauguraba la mayor infraestructura del Vallès de los últimos años: el carril bus-VAO de la C-58 entre Ripollet y la avenida Meridiana de Barcelona (6,7 kilómetros). Un faraónico proyecto que cambió el aspecto de la autopista del Vallès en su tramo inicial. Una solución para “mejorar la movilidad en esta zona”, según planteó la Generalitat en 2008, gobernada por el segundo tripartito, y que estaba reservada al uso del transporte público y vehículos de alta ocupación. Se estimó que usarían este nuevo acceso a la capital unos 7.000 coches diarios. Sin embargo, esta cifra no se ha cumplido hasta hace alrededor de un año, tras los múltiples cambios y rectificaciones que ha sufrido esta obra desde que se ideó.
En septiembre de 2008 se adjudicaron las obras a OHL y Copcisa con una inversión de algo más de 80 millones de euros. Se preveía empezar la construcción ese mismo otoño con un periodo de ejecución de tres años. Acabaron siendo cuatro años los que necesitaron unos trabajos que comportaron muchas restricciones al tráfico y modificaciones en los diferentes viales de acceso a la capital catalana como la C-17 y la N-150. Curiosamente, las primeras horas de entrar en servicio, un lunes, resultaba paradójico que la carretera estuviera repleta de coches y el flamante carril bus-VAO luciera vacío. La falta de información y las dudas alrededor de una instalación con poco calado entre los conductores catalanes -poco acostumbrados a carriles que distingan a los vehículos según el número de personas que transporten en cada momento- provocó un arranque muy poco exitoso.
Su uso mejoró con el paso del tiempo, pero no llegaba a cumplir las previsiones. La bidireccionalidad con restricción horaria (se usaba de lunes a viernes de 6 a 13 horas en sentido Barcelona y de 16 a 22 horas hacia Sabadell) y la obligación de viajar tres ocupantes en los vehículos forzó al Govern a reconducir criterios en marzo de 2013. El relevo político en la Generalitat había acelerado el cambio, puesto que la infrastructura había protagonizado no pocos rifirrafes entre gobierno y oposición.
El límite se rebajó a dos personas en los turismos y el horario pasó a ser de lunes a jueves de 6 a 22 horas en sentido Barcelona y los viernes continuó como en su apertura. Sin embargo, las buenas cifras todavía no llegaban y un año después se volvió a rectificar el funcionamiento por falta de uso. El ejecutivo catalán anunció que estaría operativo todos los días del año y en los dos sentidos, algo que pasó a ser realidad en septiembre de 2014, después de cerrarlo en agosto para adaptarlo a una bidireccionalidad permanente.
Fue el enésimo cambio de una infraestructura que seguía sin cubrir sus pretensiones. Se añadió una franja central para separar claramente los dos carriles, se fijó la velocidad en 90 km/h y se abrió un nuevo acceso desde la capital catalana. A partir de ese momento los datos sí empezaron a parecerse a los proyectados en 2008. En 2015 finalmente se consolidaron e incluso superaron.