El Gobierno vasco ha decidido este jueves levantar la alerta sanitaria en las localidades próximas al vertedero derrumbado de Zaldibar (Bizkaia) después de analizar los nuevos registros sobre la calidad del aire. Estos revelan que los niveles de dioxinas y furanos, que según los datos de la semana pasada eran hasta “50 veces superiores a lo habitual” en un entorno urbano, experimentan una tendencia a la baja. Los valores llegaron a alcanzar un pico de 1.237 fentogramos el día 15, mientras que, un día después, pasaron ya a 730, debido al progresivo control del incendio declarado en la escombrera, extinguido definitivamente este miércoles. Sin foco de producción de estas sustancias tóxicas, el Ejecutivo considera que las cantidades están descendiendo.
Las muestras que dieron pie a la alarma a los 50.000 vecinos de Ermua, Eibar y Zaldibar, municipios situados en un radio de 10 kilómetros alrededor de la instalación, fueron tomadas el pasado 9 de febrero, tres días después del colapso de la estructura. Los nuevos datos corresponden a los recogidos durante toda la semana pasada -del 10 al 16 de febrero-.
Debido al complejo proceso de análisis, los registros de esta semana no se conocerán hasta la siguiente, pero el Ejecutivo autonómico ha levantado la emergencia apoyado en la extinción completa del incendio –este martes-, un hecho que, como reconocen los expertos del CSIC, es un gran paso para limpiar el aire al parar el proceso de producción de dioxinas
El departamento vasco de Salud, como medida preventiva, recomendó el pasado viernes no airear las vivendas y tampoco practicar deporte intensivo al aire libre. La alerta, incluso, suspendió el partido de liga Eibar-Real Sociedad que debía haberse disputado el domingo. El descenso de la intensidad de las llamas del vertedero, provocadas por la combustión del metano de los residuos y que ya están extinguidas, ha ayudado mucho en esa bajada de dioxinas y furanos en el aire.
El investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, Esteban Abad, lanzaba este miércoles en La Vanguardia un mensaje de tranquilidad y recalcaba que la alimentación, y no la respiración, es la principal vía de exposición a estos compuestos. A su vez, los productos de origen animal contienen más cantidad de estas sustancias que los vegetales debido a que estos hidro-carburos tienen mucha afinidad con las grasas.
A la hora de valorar la peligrosidad de Zaldibar para la salud de los vecinos de las localidades cercanas, Abad subrayaba la importancia de la localización y que la exposición no es elevada ni prolongada en el tiempo. “En la atmósfera se produce un proceso de disrupción y a medida que nos alejamos del foco se van diluyendo”, incide. Las recomendaciones dadas y la alerta sanitaria, dice, estaban tomadas “desde un punto de vista de salud pública” y, aunque admite que es un “desastre ecológico”, cree que “no hay que dramatizarlo”. La extinción el pasado martes del incendio en la escombrera es un gran paso para limpiar el aire al parar el proceso de producción de dioxinas.
Por otro lado, los técnicos han asegurado este jueves que el riesgo de corrimientos del vertedero es “mínimo”, pero, en el caso de que se produjeran, se ha preparado un mecanismo para evacuar a los operarios. En concreto, se ha monitorizado la lengua de medio millón de metros cúbicos de tierra y residuos para que, si se produce el más mínimo deslizamiento, se tenga constancia de ello. Entonces, se alertaría tanto a los miembros del operativo de rescate -que están obligados a trabajar por parejas-, a los vecinos de las localidades cercanas y también a las empresas de las inmediaciones.
Asimismo, se han instalado cuatro semáforos en la autopista AP-8 y en la variante de Ermua que, de detectarse corrimientos, se pondrán rojos para impedir el acceso de vehículos a las zonas cercanas a la escombrera. Hay a su vez vigilantes para interceptar a aquellos vehículos que hubiesen rebasado los semáforos.