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El día que un avión nazi cayó en la Concha

Tras el fin de la II Guerra Mundial

El oficial de las Waffen SS León Degrelle realizó un aterrizaje de emergencia en San Sebastián tras huir desde Oslo en plena capitulación nazi

El 8 de mayo de 1945, el dirigente nazi belga, León Degrelle, aterrizó en la playa de la Concha (San Sebastián) tras huir de Noruega

Vicente Martín/Kutxateka

Una mañana sosegada en la playa de la Concha se convirtió en un espectáculo inolvidable. El 8 de mayo de 1945 un bombardero Heinkel 111 aterrizó bruscamente en la orilla. Cubierto parcialmente por el agua, la esvástica nazi destacaba en su cola y la cruz negra de la aviación alemana resaltaba en el fuselaje. La multitud se arremolinó en torno a un aparato que huía de una II Guerra Mundial que expiraba.

En su interior viajaba León Degrelle, un dirigente nazi belga de 39 años que escapaba de Oslo tras la capitulación de las fuerzas fascistas. La Unión Soviética acababa de tomar Berlín la madrugada anterior y Hitler se había suicidado en su búnker en la capital alemana. Ante el desplome nazi, Degrelle emprendió un largo viaje en busca de refugio bajo el régimen franquista.

La multitud se congregó en torno al avión del dirigente nazi belga, León Degrelle, tras su aterrizaje en la playa de la Concha (San Sebastián)

Vicente Martín/Kutxateka

El avión, propiedad del arquitecto y Ministro de Armamento nazi Albert Speer, recorrió 2.150 kilómetros superando todas las líneas aliadas hasta quedarse sin combustible y aterrizar en la bahía de la Concha. Según relató el propio Degrelle, el aparato chocó con unas rocas en un extremo de la playa, lo que provocó que se desviase contra las aguas, donde quedó varado. El fotógrafo donostiarra Vicente Martín inmortalizó una estampa que quienes la presenciaron difícilmente olvidarían.

De las cinco personas que viajaban a bordo del Heinkel, sólo Degrelle resultó herido en el aterrizaje de emergencia. Una ambulancia lo trasladó al Hospital Militar General Mola, donde permaneció más de un año recuperándose de las lesiones. Nunca más salió de España, donde, protegido por Franco pese a ser condenado a muerte en Bélgica en 1945 en un juicio en el que no estuvo presente, vivió hasta los 87 años.

Tampoco con la llegada de la democracia pudo ser juzgado por su participación en el régimen nazi y sólo fue multado por negacionismo del Holocausto judío tras unas declaraciones en la revista Tiempo. Los últimos años de su vida los pasó en Benalmádena y falleció en Málaga.

El dirigente nazi León Degrelle pasó los últimos años de su vida en Benalmádena y falleció en Málaga