Sant Pol descarta definitivamente la playa para perros
Medio Ambiente
El Ayuntamiento discrepa del veto que ha impuesto la dirección de Medi Rural de la Generalitat
Ha sido una iniciativa que ha muerto de éxito. La gran afluencia de bañistas con perros que el verano pasado acumuló la playa de Les Banyeretes de Sant Pol de Mar, en la costa norte del Maresme, ha sido su perdición. En un escueto comunicado, el Ayuntamiento anunció hace unos días que el 2017 “no podrá ofrecer ninguna playa para el baño en compañía de perros”. Lo justificó con los cuatro informes de la dirección general de Polítiques Ambientals i Medi Rural de la Generalitat demoledores, que consideran inviable la convivencia entre perros y aves en la ubicación actual. Especialmente preocupante para los ecologistas es la afectación sobre el cormorán moñudo, una especie amenazada que se asienta por decenas en el acantilado de Les Banyeretes junto a 21 especies protegidas, que también se deben tener en cuenta. El cormorán moñudo es una especie incluida en el anexo 1 de custodia europea, con la misma protección que el águila imperial, que no sólo protege al animal, sino también sus asentamientos.
“Es lamentable porque la prueba ha sido muy satisfactoria” razona la alcaldesa del municipio, Montserrat Garrido, que lamenta “la presión brutal a la que hemos sido sometidos” por parte de algunos “intolerantes” decididos a expulsar a los perros de la localidad de Sant Pol de Mar, aun conociendo que “existe una demanda creciente de playa para mascotas”.
La Generalitat ha propuesto otras ubicaciones en el litoral de Sant Pol, “pero realmente los lugares escogidos son una burla, es impensable”, critica la concejal de Medio Ambiente, Verónica Martí. “Nos piden trasladar la playa para perros a la zona de las barcas” la más próxima al núcleo urbano y la más retratada por los turistas por su encanto típico. “También nos propusieron la playa de Can Vilar”, la más concurrida, situada frente a la urbanización Sant Pol Residencial, donde se ubica la torre de vigilancia del servicio de socorrismo y en la que se asienta la mayoría de los servicios y chiringuitos. En este punto, la delimitación para perros “sería muy compleja y costosa”, afirma el Ayuntamiento.
En Sant Pol siguen sin entender la decisión de Medi Ambient. “Los perros estaban a 200 metros del descansador de cormoranes y nunca hubo un problema entre ambos”, argumentan. Sospechan que la Generalitat “se ha curado en salud” frente a la presión de grupos naturalistas, ecologistas y algunos vecinos de la urbanización, quejosos por ver invadido su remanso playero. “No hay prueba de que ningún perro haya atacado un cormorán”, insiste Martí, aunque la concejal no duda en agradecer irónicamente “al 8% de los usuarios de la playa por su incivismo” ya que su actitud ha sido utilizada como argumento contra el proyecto. “Era un pequeño grupo que no recogía las deposiciones y llevaba perros peligrosos sin bozal, que han hecho mucho daño, pero que se hubiera solucionado con la acción policial”, reconoce. Como siempre sucede, “cuatro han hecho quedar mal a todo un colectivo que se comportó exquisitamente”.
Pero Verónica Martí se queda con lo positivo de la prueba piloto de Sant Pol, que haya servido de ejemplo para que otros pueblos “como El Masnou o Arenys de Mar” estudien implantar playas para mascotas. “Sería lo mejor –razona– ya que si cada municipio tuviera su espacio delimitado, el resto no tendríamos tantos problemas”. Por Les Banyeretes, sólo durante los dos meses de verano, pasaron más de 6.000 personas con perros, colapsando el lugar los fines de semana con “más de un centenar de canes corriendo por la pequeña cala”.