Los versos de Miguel Hernández que el Ayuntamiento de Madrid ha borrado del cementerio de la Almudena
Tripartito de derechas
Han sido excluidos del memorial junto a las placas con los 2.934 nombres de los fusilados durante el franquismo.
’Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo’
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Así comienza el poema de Miguel Hernández , musicado por Joan Manuel Serrat, a través del cual el poeta da voz a un herido anónimo como símbolo de todos los combatientes heridos de la guerra civil española.Unos versos sobre la ofrenda a la lucha por la libertad que debían quedar recogidos en una de las placas del memorial del Cementerio de la Almudena de Madrid pero que el Ayuntamiento ha decidido borrar.
Del mismo modo que extirpó las placas con los nombres de 2.937 víctimas del franquismo que fueron colocadas con el objetivo de “unificar el reconocimiento a las víctimas de ambos bandos” durante la Guerra Civil en cumplimiento de lo dictado por el Comisionado de la Memoria Histórica.
Todo ello quedará difuminado por la resignificación que el Consistorio de Madrid, gobernado por PP y Cs, con el apoyo externo de Vox, ha decidido hacer en el camposanto de la capital alegando que el homenaje a los fusilados entre 1939 y 1945 “no cumple con el acuerdo del Comisionado de Memoria Histórica” puesto que “el monumento que se había planeado por el anterior equipo de Gobierno no seguía las premisas de imparcialidad dadas por el Comisionado y era contrario a sus recomendaciones”.
La medida tomada por el tripartito de derechas ya ha motivado las reacciones, entre otros, del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha señalado que “los nombres de las víctimas y los poemas de Miguel Hernández nunca se borrarán de nuestra memoria, aunque lo intenten. Somos muchos los hombres y mujeres que sabemos que conservar viva esa memoria es la mejor manera de impedir que la barbarie se repita”.
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, destacó en noviembre, con motivo del 109 aniversario de su nacimiento, que el “último libro de Miguel Hernández, Cancionero y romancero de ausencias, es uno de los grandes monumentos a la dignidad humana”.Cuando estalló la Guerra Civil, el poeta decidió tomar parte activa en el conflicto, lo que le obligó a abandonar el país cuando éste terminó.
Miguel Hernández fue descubierto en la frontera con Portugal, donde le detuvieron y sentenciaron a pena de muerte. Y, aunque su condena fue conmutada por una pena de 30 años de prisión, jamás llegó a cumplirla, ya que la tuberculosis acabó con la vida del poeta el 28 de marzo de 1942 en una fría prisión de Alicante.