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¿Por qué se celebra la fiesta de San Isidro en Madrid?

San Isidro

Al patrón de la ciudad, y los agricultores, se le llegaron a atribuir más de 400 milagros

San Isidro 2019: Programa de fiestas y actividades en Madrid

San Isidro en Madrid

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Madrid culmina este miércoles 15 de mayo un mes dos semanas de festividades locales y patronales que comenzaron con la fiesta del 2 de mayo. Y lo hace celebrando San Isidro, quien fuera el patrón de la ciudad y de los agricultores.

Los orígenes son un tanto inciertos. Se cree que fue en el año 1080 cuando nació Isidro, en la calle de Las Aguas, en pleno barrio de La Latina. Miembro de una familia humilde de colonos mozárabes que se encargó de repoblar los terrenos ganados por Alfonso VI, el joven Isidro se formó inicialmente en la pocería para, años más tarde, dedicarse a la agricultura a lo largo de la vega del río Jarama. Fue entonces cuando, huyendo de la conquista almorávide, recaló en Torrelaguna donde conoció, y desposó, a Santa María de la Cabeza -a quien Madrid rinde homenaje con la festividad del 9 de septiembre-.

A partir de ahí, según los escritos de la época, es cuando Isidro protagonizó cinco milagros -relacionados con el mundo agrícola- para, años después, engordarlos mediante la tradicional oral hasta sumar más de 400 entre los que destacan su virtud para dar de comer a los más necesitados con una olla mediana que no tenía fin así como su capacidad para hacer brotar agua de un manantial golpeando una roca con su vara.

En el siglo XIII se rogaba a Isidro como mediador para obtener lluvias en primavera, los pueblos limítrofes de Castilla la Nueva hacían lo mismo. Sus episodios fueron exaltados con el paso del tiempo hasta que las autoridades eclesiásticas, municipales, la aristocracia madrileña y la corona real española lideraran su proceso de canonización en el siglo XVI siendo el papa Paulo V el autor de su Decreto de beatificación en 1619.

La festividad se fijó en el 15 de mayo por ser el día en el que su cuerpo incorrupto se trasladó a la Iglesia de San Andrés para reposar finalmente en el altar mayor de la Colegiata de San Isidro.

Fue entonces, en 1691 cuando se dio cuenta del poder curativo del Santo. Estando enferma la reina Doña Mariana de Neoburgo a causa de los remedios empleados por los médicos para la época para provocar el embarazo, se llevó en procesión el cuerpo de San Isidro al Alcázar para que éste intercediera por la curación, en caso de fallecimiento, de la soberana.

Durante nueve días consecutivos se oró en el Monasterio de las Descalzas, y por él pasaron todas las órdenes religiosas afincadas en Madrid para, días después, comenzar a remitir la enfermedad. Al verse curada Mariana encargó una urna de plata para albergar las reliquias del Santo. Así, con el paso de los años, se creyó que su cuerpo incorrupto tenía poderes sanadores y la Familia Real española se valió de esta cualidad milagrosa a lo largo de la historia hasta finales del siglo XVIII.

Hoy en día, para obtener la mediación del santo se acostumbra rendirle culto acudiendo a orar ante su sepulcro, preferentemente en vigilias nocturnas que pueden prolongarse durante nueve noches consecutivas, siendo el contacto con el sudario, o con el cadáver, como ‘decisivo’ para obtener la mediación.

Más comunmente, y para venerar a San Isidro, los vecinos castizos de Madrid, se dan cita para acudir a la verbena de la Pradera de San Isidro donde se bailan chotis y degustan rosquillas. La vestimenta de las chulapas se rige por una blusa blanca con mangas de farol ceñida a la cintura y con una falda de lunares hasta los pies. La cabeza se cubre con un pañuelo que va anudado al cuello de forma que permita asomar dos claveles sobre la cabeza, y el cuerpo se protege con un mantón de Manila.

Los chulapos, por su parte, portan pantalones oscuros ajustados, chaleco o chaquetilla corta y estrecha adornada con un clavel en la solapa, unos botines, y una parpusa -gorra de pequeños cuadros negros y blancos-.

Entre los milagros de San Isidro se destacan su virtud para dar de comer a los más necesitados con una olla mediana que no tenía fin así como su capacidad para hacer brotar agua de un manantial golpeando una roca con su vara

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