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La menor violada en Manresa tiene miedo a que no la crean

Violencia machista

Los peritos que la examinaron ven creíble su versión

Tres de los siete acusados tapándose el rostro de camino a la Audiencia de Barcelona

Quique Garcia / EFE

Médicos y psicólogos explicaron ayer en el juicio cómo se siente y como se sintió la víctima de la violación de La Manada de Manresa. Declararon ante el tribunal que la joven tenía miedo a que no la creyeran y lo sigue teniendo. Pero los especialistas sí la creen y aseguran que sufre “un trastorno compatible” con las secuelas de una violación múltiple.

El miedo y el rechazo de su entorno fueron los sentimientos que la azotaron cuando pasaron los hechos y han regresado a medida que se aproximaba la fecha del juicio, según los peritos. La acusación sostiene que la chica, que tenía 14 años, fue violada por turnos por seis jóvenes durante un botellón en una fábrica abandonada de Manresa. La condujeron a una caseta abandonada anexa a donde se celebraba la fiesta y se fueron turnando. “Ahora te toca a ti, quince minutos cada uno”, se emplazaron los jóvenes.

Los especialistas creen que el trastorno que padece la víctima es compatible con una violación múltiple

En el juicio, que empezó el martes en la Audiencia de Barcelona, hay siete acusados. Los seis que ­cometieron los hechos, a quienes se atribuye un delito de abuso sexual, y no de agresión, y un séptimo que presenció los hechos y, en vez de ­socorrer a la víctima, se quedó ­mirando mientras se masturbaba.

La menor procede de un entorno “complejo” y de gran vulnerabilidad, según señalaron los peritos. Vivió con su abuela durante su infancia y luego estuvo tutelada por la dirección general de Atenció a la Infància (DGAIA). Se sintió “desbordada”, tuvo crisis de ansiedad por el “temor a posibles coacciones y amenazas por parte de su entorno” y sobre todo del instituto donde estudiaba, ya que le hicieron el vacío cuando se airearon los hechos.

El miedo. Ese fue también el aspecto que resaltó uno de sus familiares a las puertas del palacio de justicia. “Tiene miedo a que nadie la crea”, vociferaba con indignación, exhibiendo un cartel que reclamaba que fue una violación y no un abuso, mientras minutos más tarde trataba de tomarse la justicia por su mano abalanzándose sin éxito contra uno de los acusados. También el miedo de la víctima fue destacado por una psicoterapeuta de la Fundación Vicky Bernadet. Explicó que la menor mejoró mucho tras asistir a veinte sesiones de terapia aunque seguía teniendo “miedo a que no la creyeran y a que no hubiera castigo para sus agresores”.

Sin embargo, la menor no recordaba nada de lo que ocurrió aquella noche. Fueron sus compañeros quienes la avisaron de que unos chicos más mayores la habían violado por turnos. La menor también aseguró que quedó inconsciente porque alguien le puso alguna droga en la bebida, pero el examen médico lo descartó. La revisión ginecológica tampoco arrojó ninguna evidencia de que la menor hubiera sido violada. Una de las pruebas principales son unas manchas de esperma cuyo ADN se corresponde con uno de los acusados y que aparecieron en sus pantalones. No hay pruebas que incriminen al resto. El testimonio de los amigos de la víctima será clave.

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