Los accesos viarios y ferroviarios al puerto de Barcelona ya tienen presupuesto comprometido para hacerse realidad. Los 730 millones de euros de inversión prevista para hacer realidad el proyecto largamente reivindicado se repartirá entre las tres administraciones implicadas, con la Autoritat Portuària de Barcelona aportando 200 millones y el resto repartido a partes prácticamente iguales entre el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), con 266,3 millones, y el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, con los 263,8 millones restantes.
El ministro de Transportes, Óscar Puente; el presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Pedro Marco; el presidente de Puertos del Estado, Álvaro Rodríguez Dapena; y el presidente de la Autoritat Portuària de Barcelona, José Alberto Carbonell, firmaron el pasado 26 de noviembre el convenio que llevaba pendiente desde hace varios meses y que supone la luz verde definitiva al proyecto, cuatro años después de que a finales del 2020 se conjurasen todas las administraciones implicadas para desbloquear y acelerar unos trámites que han acabado llevando más tiempo del esperado.
El acto para formalizar el convenio estaba previsto realizarlo el 15 de noviembre con toda la pompa en el propio puerto, pero Puente lo canceló en un momento en el que los esfuerzos del Gobierno estaban centrados en la reconstrucción de Valencia tras la dana. Pese a la importancia del convenio, en lugar de buscar otra fecha, el ministro optó por no reagendar la cita y el documento fue firmado con discreción y sin ninguna publicidad.
No se ha tenido constancia de ello hasta que se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), donde quedan por escrito los compromisos de financiación de cada administración y los plazos temporales para hacer efectivos los pagos, que se inician este 2025 y se alargarán hasta el 2032. Los dos primeros años las partidas reservadas aún son de escaso importe, el grueso de la inversión se concentra entre el 2027 y el 2031, siendo 2029 el momento de mayor inversión, con 65 millones comprometidos por parte de Adif, 30 por el ministerio y 40 por el puerto de Barcelona. Este último mantiene estables sus anualidades durante cinco años mientras que las otras dos partes van variando su aportación.
La inversión de Adif corresponde a los accesos ferroviarios y la del Ministerio a los viarios, que en este caso van mucho más allá del ámbito del puerto y arrancan desde la zona del estadio del Espanyol, con otro proyecto complementario que va al margen y que se eleva a 92 millones más. El punto más delicado es el tramo de entrada al puerto por la Zona Franca, con el río a un lado y construcciones al otro que no dejan prácticamente espacio. La solución escogida pasa por unir los accesos viarios y los ferroviarios en ese punto de manera similar a un sándwich con los coches en la capa superior, los trenes de mercancías de ancho internacional en la inferior y las vías de FGC entre ambos.
Antes de iniciar la construcción de los nuevos accesos propiamente dichos, será necesario arrancar los trabajos de desvíos de servicios previos, que en este caso no son una cuestión menor y llevarán un par de años al tener que trasladar importantes canalizaciones de suministros. Para complicar aún más la cuestión, este mes de diciembre se cerró una de las zonas de obras tras la denuncia de la entidad ecologista Depana por la presencia de restos de un material cancerígeno.