Se ha exhibido recientemente en los cines Girona Sau, la memòria submergida , un documental coproducido por El 9 TV y La Xarxa y dirigido por Ot Burgaya, que ha sido nominado a los premios Gaudí, cuya gala se celebrará el próximo 18 de enero en el Auditori Forum del CCIB. El pantano de Sau fue inaugurado en los años sesenta para el abastecimiento de aguas a Barcelona. Fue construido por represaliados republicanos y obreros necesitados. En suma, los que perdieron la guerra. Murieron unas cincuenta personas durante las obras, que no pudieron ser inscritas en la zona, sino en la morgue de Vic, como fallecidos comunes. El guion se basa especialmente en las memorias de Félix Jurado, un trabajador andaluz que publicó un libro con sus recuerdos. Además, está trufado de testimonios significativos de varios supervivientes, vecinos del antiguo poblado de Sant Romà de Sau, cuyo campanario se ha convertido en símbolo de las sucesivas sequías que han azotado el país.
Mi hermana mayor y yo deberíamos tener unos 5 o 6 años cuando mis padres, en el Seat 600 familiar de entonces, nos acercaron un domingo por la tarde al hermoso valle que el Ter dibujaba sobre los acantilados de Tavertet y Les Guilleries. En la memoria conservo el flash de los andamios de madera dispuestos para el duro trabajo de los condenados.
Pantano de Sau, en plena sequía
Sau ha vivido hazañas de todo signo. Mi amigo Toni Coromina capitaneó durante años el surrealista Periple Pantaner, que entre 1979 y 1995 reunía un sinfín de embarcaciones estrafalarias en una travesía que no conducía a ninguna parte. En el 2017, bajo las aguas de Susqueda, el pantano subsidiario, aparecieron los cuerpos de una pareja joven. En un primer momento, se acusó del asesinato a Jordi Magentí, que solía merodear por el lugar. El sospechoso había cumplido 12 años de prisión como autor del crimen de su primera esposa. Fue inculpado, pero quedó en libertad por falta de pruebas.
El inundado paraíso de Sau nos recuerda a los perdedores que forjaron el pantano a pico y pala
A menudo nos parece lejano el mito del Valle de los Caídos en Cuelgamuros, pero en Catalunya, el inundado paraíso de Sau nos recuerda al bando de los perdedores que forjaron el pantano también a pico y pala. Ahora que Pedro Sánchez propone conmemorar la muerte de Franco durante el 2025, en ocasión del 50.º aniversario de la muerte del Caudillo, no estaría mal incluir un recuerdo para los obreros que construyeron la presa y los vecinos que fueron desplazados de sus casas hasta Sant Romà Nou, el poblado que el régimen les proporcionó en lo alto del valle. También son víctimas del franquismo. Por cierto, si ven el documental, que se puede recuperar en las plataformas Xarxa+, RTVE Play y 3Cat, no se pierdan las imágenes del nodo que recuerda el esplendor del día de la inauguración, aquella sintonía y la voz de aquel locutor, que parece de ayer y es de hoy
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