Nueva York acaba de despenalizar el cruzar indebidamente la calle. Así, a partir de ahora no se multará más a los peatones que cruzan lejos de los pasos cebra o con el semáforo en rojo, lo que podía llegar a costar 300 dólares. La verdad es que no creo que sea ni una buena idea ni una medida que mejore la movilidad de una ciudad como la de los rascacielos. Lo que ocurre es que ha habido una gran presión social para erradicar este tipo de sanciones porque, para la mayor parte de los neoyorquinos, su modo de vida incluye ser un jaywalker , que en inglés significa algo así como peatón temerario. Por ejemplo, uno de los famosos que han apoyado la medida es la actriz Jessica Sarah Parker, icono neoyorquino desde que protagonizó la serie Sexo en Nueva York . La propia Parker confiesa que ha sido una jaywalker reincidente desde que llegó a la ciudad en los setenta.
La abolición de las multas se produce en un momento en que la mortalidad entre los peatones se ha incrementado hasta alcanzar unos 200 en los últimos cinco años. Un 34% de los viandantes que fallecen en accidentes de tráfico en Nueva York lo son por cruzar la calle fuera de las zonas señalizadas o con el semáforo en rojo. Dicen los promotores para la supresión que la realidad en la ciudad norteamericana es que cada neoyorquino es un jaywalker , que todo peatón es un temerario en potencia. No deja de ser un argumento muy débil. Por eso, se ha tenido que reforzar con otro que ha pesado mucho y que tiene que ver con la discriminación racial. Por lo visto, se ha sancionado históricamente con preferencia aplastante a ciudadanos latinos y afroamericanos, que suman un 92% de los 463 multados durante el último año por no respetar los pasos de peatones.
Que cruzar la calle indebidamente suponga ser sancionado actúa de medida disuasoria
A modo de comparación, en el 2023, se registraron 450 accidentes viarios en Barcelona cuya causa fue que un peatón cruzó indebidamente una calle. Un total de 162 ciudadanos fueron multados por cruzar de forma temeraria la calzada. Algo más de la mitad, 87, lo fueron por cruzar con el semáforo en rojo. Esta infracción supone una multa de 200, que se reduce a 100 si se cruza fuera de los pasos señalizados.
Por muy popular que esta despenalización sea en Nueva York, no es como para tomarla como ejemplo. Que cruzar la calle indebidamente suponga ser sancionado actúa de medida disuasoria y, por tanto, previene contra la siniestralidad, aunque a la hora de verdad esta infracción queda muy impune. Que tire la primera piedra el barcelonés que nunca la haya cometido. Solo conozco a una persona –sin duda hay más, pero solo he conocido a una, lo que estadísticamente es relevante– que nunca cruzó indebidamente una calle. Era Paco Galmés, histórico y recordado jefe de protocolo de la Diputación y más tarde del Ayuntamiento de Barcelona fallecido en los primeros momentos de la covid.
Las modas que vienen de Nueva York molan, pero esta no. No hace falta imitarla.