La avenida Infanta Carlota Joaquina (hoy Josep Tarradellas) fue comenzada a construir en su zona más conflictiva; era entonces la que engarzaba con la también recién nacida plaza Francesc Macià, que entonces recibió el nombre de Alcalá Zamora.
El origen del conflicto era de orden territorial: haber sido trasladado allí el Jardí Botànic, nacido en el terreno que poseía el marqués de Sentmenat entre las calles Cera i Lleialtat. El derribo de las murallas en 1854 potenció el interés económico de la finca, y el propietario ofreció una permuta con unos terrenos que poseía en la zona antes descrita.
La avenida había sido inaugurada en 1929, pero una serie de factores retrasaron su completa urbanización
Se aprovechó el traslado del Jardí para crear entonces a su vera la Granja Experimental, que ocupó una considerable extensión. Era una zona alejada y limítrofe con Les Corts y Sarrià, lo que mantenía un perfil más bien rural.
La avenida fue abierta en 1929, al calor del impulso dado a la ciudad por la Exposició Internacional. Se limitó a la simple porción de la cabecera. No iba a ser un proceso fácil, pese a que en 1926 la Diputación había tenido el gesto de ceder las superficies necesarias para que el Ayuntamiento pudiera ver realizable por fin su deseo de principiar la urbanización de la zona. Y así dio comienzo la apertura y prolongación de calles que desde el principio ya habían recibido el nombre otorgado en 1863 por el cronista oficial y bautista en ejercicio Víctor Balaguer: Urgell, Villarroel. El pleito entre la Diputación y los herederos del marqués no se resolvió hasta 1951, lo que retrasó el crecimiento urbanístico de la zona.
El nombre de Infanta Carlota Joaquina no fue impuesto hasta 1929. Se trataba de la primogénita de Carlos IV y María Luisa, quien pese a contar tan solo diez años fue desposada con el príncipe Carlos de Portugal, quien reinó como Carlos VI.
El nombre de la avenida duró muy poco: al proclamarse la República recibió el de Bernat Metge. Éste fue breve, aunque no tanto, al recuperar por imposición franquista en 1944 la denominación original. El habla popular la acortaba como Infanta Carlota.
El fallecimiento en 1988 del presidente Josep Tarradellas promovió el cambio inmediato, que generó malestar en el vecindario. Y el escultor Xavier Corberó supo improvisar con rapidez exigida el monumento que le da realce.