El nuevo gobierno municipal de Barcelona echó andar ayer manteniendo la mayor parte de la estructura heredada del bipartito que estuvo al frente del Ayuntamiento hasta el pasado jueves, día 15, fecha en que se reunió por última vez la comisión de gobierno compartida por concejales de BComú y el PSC. La jornada fue de toma de contacto con la nueva situación y no será hasta dentro de unos días, probablemente hasta el jueves, cuando se reunirá de nuevo la comisión de gobierno –esta vez ya monocolor y reducida– que se anunciarán las primeras medidas con las que los socialistas quieren visualizar el cambio en la alcaldía.
Estas primeras decisiones, como apuntó el alcalde Jaume Collboni en la entrevista publicada ayer en La Vanguardia , tendrán que ver con dos aspectos, la limpieza y el mantenimiento y la seguridad, que serán claves en los primeros meses de este gobierno en franca minoría y mientras no se concreta la posibilidad de nuevas incorporaciones que hoy por hoy –todo puede cambiar tras las elecciones generales del 23 de julio– tiene a los comunes como principales candidatos al ingreso.
Medidas efectivas y efectistas
Collboni pretende que sus primera medidas sean efectivas a la vez que efectistas. En sus planes no figura la paralización de proyectos ya en marcha, aunque ya ha anunciado que no dará continuidad a algunos marcados con el sello Colau, como el de los ejes verdes.
La coincidencia de la formación del nuevo gobierno con el inicio del verano refuerza la idea de visualizar el cambio sobre el escenario más conflictivo, el del espacio público. Un plan de choque para reforzar la limpieza, al que podrían sumarse la mayoría de grupos de la oposición municipal, y una actitud más desinhibida en materia de seguridad y de civismo son las armas del gobierno de sólo 10 concejales para afrontar una temporada estival especialmente delicada por la gran afluencia turística que se prevé y por todos los efectos que se derivan de la llegada masiva de visitantes a la ciudad. Hay que recordar que inseguridad y suciedad aparecen por este orden en los dos primeros puestos de la lista de problemas de Barcelona según el último barómetro municipal hecho público.
Un joven 'supergerente'
Collboni mantiene de momento casi intacta la estructura gerencial. Es ya una tradición en el Ayuntamiento de Barcelona que los cambios en la alcaldía no provoquen grandes sacudidas en la mayoría de áreas municipales. Hay una línea de continuidad que suele respetarse. De las tres tipologías de gerentes y altos cargos, los que llevan media vida en el Ayuntamiento, los que tienen un perfil muy técnico y los que responden a una marcada adscripción ideológica sólo estos últimos tienen los días o las semanas contados.
Collboni saluda a trabajadores municipales a su entrada al Ayuntamiento en el primer dá laborable del nuevo gobierno
Dentro del guion previsto se inscribe el nombramiento como supergerente del joven Albert Dalmau, principal colaborador del nuevo alcalde y persona de su máxima confianza, que en el anterior mandato ya estuvo dirigiendo el área de Promoción Económica. Dalmau sustituye a Sara Berbel, que llegó a este cargo de vital importancia de la mano del PSC y que ha llevado a cabo una labor impagable en el funcionamiento de la maquinaria municipal, algo especialmente complicado en un contexto de relación espinosa como la que han mantenido Ada Colau y Jaume Collboni. Berbel ya había comunicado hace meses a ambos políticos su voluntad de cerrar su etapa municipal independientemente de cuál fuera el resultado de las elecciones.
La cúpula del nuevo gobierno municipal
Los primeros decretos firmados por el alcalde diseñan ya la cúpula del este gobierno municipal para afrontar las primeras semanas del mandato. La macroárea que dirige la primera teniente de alcalde Laia Bonet, con varias de las competencias más importantes de la gestión del Ayuntamiento (Ecología, Urbanismo, Infraestructura, Movilidad, Espacio Público y Vivienda) convierte a la que fue la número tres de la lista del PSC en las pasadas elecciones en la número dos del Ayuntamiento no sólo a efectos de rango sino también en la práctica. La magnitud de esta área, equivalente a la que dirigía hasta ahora la común Janet Sanz, hará imprescindible el nombramiento de otros cargos ejecutivos de carácter político con funciones que hasta ahora ejercían concejales y que, dada la precariedad de efectivos del gobierno, desempeñarán comisionados nombrados ex profeso. Esta circunstancia se dará con toda seguridad en Movilidad y también en otras áreas dependientes de otros tenientes de alcalde, por ejemplo, en Cultura, donde el exconcejal Xavier Marcé tiene muchas opciones de ocupar un comisionado.
El sueño de Collboni hecho realidad. En la foto, tomada en 2019, frente a los retratos de los anteriores alcaldes socialistas
La segunda de la lista de Collboni el 28 de mayo, la decana del Col·legi de l’Advocacia de Barcelona, Maria Eugènia Gay, además de encargarse inicialmente de Derechos Sociales, entre otras competencias, asumirá la dirección del distrito más esquivo a los intereses del PSC, el de Sarrià-Sant Gervasi.
También al tercer teniente de alcalde, Albert Batlle, se le multiplica el trabajo, ya que al área de Seguridad suma en este mandato, tal y como prometió Collboni en campaña, el distrito de Ciutat Vella.
El póquer de concejales sobre los que sustentará el poder socialista en el Consistorio lo completa un concejal novel en el Ayuntamiento pero con una amplísima experiencia política y de gestión. Exalcalde de Manresa, expresidente del puerto de Barcelona, exconseller de Treball e Indústria de la Generalitat y últimamente director general de Mercabarna, Jordi Valls es el responsable de mantener a buen recaudo unas finanzas municipales que, según el alcalde Collboni, están muy saneadas y que han de permitir una cierta alegría presupuestaria e inversora en los próximos años.
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