Collboni no renuncia a la alcaldía y se lanza en busca de un pacto progresista
Elecciones municipales
Los socialistas apuestan por un acuerdo con comunes y republicanos que forme una alternativa a Trias
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Jaume Collboni no ha ganado las elecciones pero la aritmética le permite aspirar a la alcaldía de Barcelona. Consciente de ello, no tira la toalla, todo lo contrario. “El PSC no renuncia a nada, tenemos la oportunidad y el deber de abrir una nueva etapa de progreso y estabilidad”, aseguró el candidato socialista al garantizarse los diez concejales cuando concluyó el 100% del ajustado escrutinio. Lo hizo, además, poniendo en valor que el PSC se ha convertido en “la primera fuerza progresista de la ciudad de Barcelona”, una ciudad que según Collboni, “de manera muy clara, ha votado iniciar una nueva etapa y ha votado progresista”.
Aunque es un escenario que durante la campaña había descartado si no ganaba las elecciones, ahora resulta más sintomático que nunca el recuerdo a la época de los alcaldes socialistas que ha tenido Collboni durante los últimos días, con los exalcaldes Joan Clos y Jordi Hereu teniendo un papel muy activo. No es algo baladí ya que ambos gobernaron durante unos cuantos años con ERC e ICV, la formación que luego se integró en los comunes. Volver a recabar el apoyo de ambas formaciones en un pacto de izquierdas liderado por el PSC que sirviese para hacer frente a Trias es una de las opciones que se empezaron a barajar anoche mismo en la sala de máquinas de los socialistas. La suma lo haría posible, otra cosa es que haya voluntad por parte de los otros partidos, que deberán gestionar internamente primero el duro correctivo recibido en las urnas.
El PSC consigue quedar por encima de la formación de Ada Colau con menos de 200 votos de diferencia
Por lo pronto, los de Collboni tienen a su favor el hecho de contar con dos concejales más que hace cuatro años y haber adelantado por los pelos a Ada Colau, que ha pasado de ser la fuerza mayoritaria a quedar en tercera posición, por debajo de los socialistas. Con todo, el segundo puesto representa una amarga decepción para un candidato que salió a jugar con todo desde que abandonó el gobierno municipal en enero para distanciarse de una Colau frente a la que se erigió como alternativa y a la que ahora necesita recurrir si quiere ser alcalde.
Los buenos resultados en las encuestas tan ajustadas de las últimas semanas hacían soñar al PSC con recuperar la alcaldía doce años después de que precisamente Trias acabase con la histórica hegemonía socialista que gobernó la ciudad durante décadas. Igual que en aquel momento la victoria de Trias fue clara, en los pasillos del Ayuntamiento todos recuerdan como en el 2015 los todavía entonces convergentes reconocieron la derrota y tiraron la toalla la misma noche electoral, cerrándose así las puertas a algún tipo de acuerdo de coalición que podría haber sido factible en los días posteriores. Precisamente por eso, Collboni ayer hizo todo lo contrario y dejó todo abierto mientras era coreado al grito de “alcalde” por los presentes en la sede del PSC en la calle Pallars.
Las habilidades de los socialistas para pergeñar pactos municipales quedaron demostradas hace cuatro años, cuando convencieron a Valls para hacer alcaldesa a Colau, lo que demuestra que en Barcelona puede pasar de todo hasta la constitución del Ayuntamiento el sábado 17 de junio.
Escrutinio ajustado hasta el último minuto
La noche fue de infarto en la sede del PSC, un auténtico tobogán de sensaciones para los militantes. La euforia desbordada de los primeros compases del escrutinio, cuando iban en primera posición, transmutó en decepción y acabó en alegría. Los pinchos de tortilla en la sede del partido se acabaron a la vez que las mesas de los barrios más acomodados le daban la vuelta a los resultados y les hacían perder la alcaldía. A partir de aquel momento, las mayorías absolutas de ciudades metropolitanas dejaron de celebrarse con aplausos. La lucha ajustada por la segunda plaza, que en algunos momentos estuvo en un vilo, con apenas 60 votos de diferencia, finalmente cayó del lado de los socialistas y fue celebrado como una victoria.