Optimismo, aunque moderado. Integrated Systems Europe (ISE), la mayor feria del sector audiovisual del mundo, que el año que viene desembarca en Barcelona, confía marcar un punto de inflexión en la parálisis que las grandes exhibiciones globales han sufrido estos últimos meses de pandemia y dar paso a su recuperación definitiva, aunque sea con cambios. La cita, que tendrá lugar en el recinto de Gran Via de la Fira entre el 1 y el 4 junio, espera recibir una importante cifra de visitantes presenciales, impensable hace bien poco. Seguramente será menor que la que registró el 2020, justo antes de la propagación masiva del coronavirus, pero no mucho más baja, según explicó ayer su director ejecutivo, Michael Blackman.
Las últimas noticias sobre el desarrollo de las vacunas, que se prevén comenzar a distribuir a principios de año de manera que gran parte de la población esté protegida a lo largo del primer semestre, lleva a los organizadores de ISE a ver las cosas ahora mucho mejor que en septiembre, cuando decidieron no celebrar el certamen entre el 2 y el 5 de febrero, el calendario inicialmente previsto, y retrasarlo cuatro meses.
“Esperamos que la situación en junio sea la mejor posible, que la gente se relaje y esté más dispuesta a viajar”, manifestó Blackman en el acto inaugural de la Setmana del Talent Audiovisual, que tiene lugar en Barcelona, en el que conversó, desde Munich y a través de un holograma, con Noemí Cuní, vicepresidenta del Clúster Audiovisual de Catalunya.
En cualquier caso, aseguró, “tomaremos todas las medidas que sean necesarias para que sea un evento seguro”. El formato incluirá la participación remota, para lo cual, avanzó, “se creará una plataforma con la que los participantes que no viajen a Barcelona y los expositores podrán interactuar”. No en vano, los sistemas para participar en eventos de manera virtual, que han crecido espectacularmente durante la pandemia, son parte de los contenidos de esta feria.
La disponibilidad de la vacuna será clave; no obstante, se ha elaborado un plan para que los visitantes estén seguros
La anterior cita de ISE, celebrada el pasado febrero en Amsterdam, tuvo lugar en un momento crítico en el que la Covid-19 comenzaba a verse como una amenaza global. De hecho, fue la última gran feria internacional que pudo celebrarse pese a verse afectada por los primeros cierres de aeropuertos y cancelaciones de viajes. Aún así, logró recibir 52.000 visitantes, una cifra destacable, aunque muy inferior a los 81.000 del 2019.
De cara al 2021, Blackman se mostró cauto pero positivo. “No esperamos en absoluto muchísimo menos público que el que tuvimos en el 2020”, aseguró. En este contexto, añadió, la organización está haciendo “marketing increíble” que está obteniendo una respuesta alentadora. “Tenemos muchos colaboradores que se muestran satisfechos –prosiguió–, se sienten comodísimos por la reubicación en junio y nos dicen que piensan venir”. Además, recordó, “el tiempo de Barcelona en junio es buenísimo”. Pero, advirtió bromeando, “no queremos a la gente en la playa, aunque quizás podríamos organizar algo allí...”. Muchos visitantes, apuntó, piensan aprovechar que el Primavera Sound se celebra del 2 al 6 de junio para acudir a ambas citas, al salón y al festival. Esta conexión parece prometedora.
ISE y la Fira de Barcelona llevan meses trabajando para que la primera edición barcelonesa del salón –hay contrato hasta el 2023– sea un éxito pese a la incertidumbre que sigue provocando la pandemia. Tener la vacuna disponible será clave, recordó Blackman, pero también cuenta el trabajo que se está haciendo, con la colaboración de la universidad y de hospitales, para evaluar los riesgos de transmisión del virus en el certamen y mitigarlos. “Se ha preparado un plan estupendo –destacó–que incluye el uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia social, toma de temperatura, pruebas rápidas... Todo lo que haga falta para que los visitantes estén tranquilos, se sientan seguros”.
Dos citas para volver a destacar en el mapa
La doble celebración de Integrated Systems Europe (ISE), del 1 al 4 de junio, y del Mobile World Congress (MWC), del 28 de junio al 1 de julio, debería ser el revulsivo definitivo para que gran parte de la actividad que ha quedado bajo mínimos durante la pandemia –hoteles, restauración, transporte, pero también comercio o cultura– despierte definitivamente. Por sí solos, estos salones no mueven todo el tejido. Pero ayudan a que la ciudad esté plenamente activa y, además, a que destaque en el mapa global, algo que Barcelona ansía volver a hacer. Blackman, lo recordó ayer: “Más allá de contribuir a la economía local, las grandes exhibiciones ayudan a transmitir la ciudad como plataforma para las empresas que buscan ubicaciones, lo que comporta generar puestos de trabajo y nuevas oportunidades”.