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Los Mossos de Barcelona echan mano de los vigilantes privados

Plan Tremall

La policía planea implicar a los guardias de seguridad en la lucha contra los multirreincidentes

Complicidades a pie de calle.Dos mossos d’esquadra hablan con el vigilante de seguridad privada de un comercio del paseo de Gràcia, ayer por la tarde

Llibert Teixidó

¿Qué les parecería sumar nada menos que 4.000 uniformados para tareas muy concretas de la seguridad ciudadana en Barcelona? Contextualicemos la cifra. En la capital catalana hay destinados un millar de Mossos d’Esquadra, aproximadamente, más 3.000 guardias urbanos, además de Policía Portuaria, Policía Nacional y Guardia Civil, dedicados estos últimos a labores más centralizadas. Los responsables de los Mossos d’Esquadra de la región policial de Barcelona trabajan ya con las asociaciones de empresas de seguridad privada para implicar a sus vigilantes en la batalla sin tregua que la policía catalana blande contra la multirreincidencia desde que entró en funcionamiento el denominado plan Tremall.

El citado plan y la implicación de la vigilancia privada son, sobre todo, una metodología de trabajo muy ambiciosa que con seguridad contará con el visto bueno de buena parte de los barceloneses. “Se trata de aprovechar al máximo las capacidades de unos profesionales formados, que tienen un trabajo concreto de vigilancia y a los que podemos implicar en la mejora de la seguridad de la ciudad”, indican a La Vanguardia fuentes policiales al corriente de los planes.

El proyecto justo acaba de ponerse en marcha pero ya ha dado tiempo de celebrar una primera reunión en la comisaría de Sant Andreu, el pasado 5 de octubre, entre los mandos de Barcelona y los representantes de dos de las asociaciones de empresas de seguridad privada con presencia en Catalunya, Acaes (Asociación Catalana de Empresas de Seguridad) y Aproser, (Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad).

A la cita fueron convocados también algunos de los gerentes de las principales compañías con fuerte presencia en Barcelona como Sabico, Trablisa o el grupo Eulen.

La iniciativa no ha podido gustar más al sector. La gerente de Acaes, Anna Aisa Biarnés, recuerda como la propia ley de Seguridad Privada, en su artículo 14, dedicado a la colaboración profesional, indica claramente la obligatoriedad que tiene el vigilante de trasladar a las policías cualquier dato de interés tanto en materia de prevención, como de persecución de delitos. “Hace mucho tiempo que esperamos precisamente esto que está pasando ahora con los Mossos d’Esquadra en Barcelona, que se nos tenga en cuenta, que se nos haga corresponsables en la medida de nuestras posibilidades de la seguridad ciudadana”, indica con el entusiasmo que la caracteriza Aisa Biarnés.

El paseo de Gràcia y concretamente los comercios y establecimientos hoteleros que hay en la gran avenida barcelonesa han evidenciado que esa implicación no solo es posible, sino que además es beneficiosa para el conjunto de la ciudadanía. Cerca de un centenar de vigilantes de seguridad privada trabajan en los accesos de las principales tiendas y hoteles. Y todos comparten un grupo de WhatsApp donde se advierten de cualquier elemento sospechoso. Hasta aquí no hay nada extraordinario. La gran novedad ha sido la implicación de esos vigilantes en el plan Tremall que los Mossos de la comisaría del Eixample están llevando a cabo contra los ladrones reincidentes que actúan en el paseo.

Los fura del Eixample, los mossos de seguridad ciudadana que trabajan de paisano, y que patean o recorren en bicicleta o patín ese gran paseo, saludan a todos los vigilantes por su nombre. Los conocen, confían en ellos y tienen sus teléfonos, como los vigilantes tienen guardado el número de los policías. “Se ha creado una gran complicidad que nos ha permitido en el paseo de Gràcia que los vigilantes estén más que comprometidos en la seguridad ciudadana, que va más allá de la puerta de sus establecimientos”, indica Luis Sans, responsable de la Asociación Passeig de Gràcia y gerente de la tienda Santa Eulalia.

Mossos y empresas de seguridad ya buscan fechas para una nueva reunión en la que la policía pretende detallar a los mandos intermedios de la vigilancia privada en qué les pueden ayudar. El objetivo es reproducir las complicidades del paseo de Gràcia en otros puntos comerciales de la ciudad.

Precedente en el ocio nocturno

Uno de los principales legados de Miquel Buch al frente de Interior es el protocolo contra las violencias machistas en los espacios de ocio nocturno, en el que implicó a los vigilantes de seguridad privada. Desde la dirección general de Administració de Seguretat (DGAS) se firmaron convenios con casi todas las empresas del sector y se dio formación sobre prevención y actuación en materia de violencia sexual a sus vigilantes.
Anna Aisa Biarnés recuerda como la puesta en marcha del protocolo fue la celebración del Canet Rock del año pasado y que allí mismo un vigilante de seguridad privada que había recibido la correspondiente formación redujo a un hombre que había acosado sexualmente a una joven. “Ese protocolo de Interior marcó un camino en el que las empresas de seguridad demostramos que se puede contar con nosotros”, insiste Aisa.