El 23% de las familias que van a Càritas no tienen ningún ingreso

La Covid-19 ha dejado al 23% de las familias atendidas por Càritas en Catalunya sin ningún tipo de ingreso en comparación con el 8,5% que estaban en esta situación en febrero, antes de que se decretara el estado de alarma. Esta es una de las conclusiones del análisis de las encuestas realizadas por la entidad a 550 de sus usuarios, entre el 18 de mayo y el 2 de junio.

Un total de 103.180 personas pidieron en mayo ayuda a Càritas para cubrir sus necesidades más básicas y recibir asesoría jurídica frente a las 63.000 de junio, lo que representa un incremento del 63%.

El 36% de los hogares ha podido retrasar el pago del alquiler y casi el 4% ha conseguido una reducción del mismo

La situación entre la población más frágil ya era complicada previamente, se encontraban en un precario equilibrio. Cualquier imprevisto desbarata sus planes de vida. El paro alcanzó en abril al 68% de los hogares que han recurrido a Càritas, 21 puntos más que en febrero, según dichas encuestas.

Los que más han sufrido el impacto del virus son los que dependen de la economía sumergida, los que se dedican al cuidado de personas mayores, al servicio doméstico, a la venta ambulante o a la recogida de chatarra, principalmente. El parón los dejó sin ocupación y sin poder cobrar ninguna suma de dinero, ni prestación. Este colectivo ha visto como sus ganancias bajaban en un 73%. Los más afectados de este grupo son los ciudadanos extranjeros sin papeles.

Càritas, en la presentación ayer de los informe sobre sus actividades del 2019 y durante la primera fase de la Covid, subrayó que los ingresos que percibe de media una familia de cuatro miembros han caído un 33%, de 797,5 euros a 540. Así, la pobreza severa, la que viene determinada por obtener menos de 457 euros mensuales, en el caso de una persona sola, y de 960, 80, si se trata de un hogar con cuatro miembros, ha crecido un 15,5% en Catalunya.

Una cifra alarmante es que el 65% de los vecinos que han recabado apoyo en esta entidad durante el periodo analizado sufrían este tipo de pobreza.

La caída de la ocupación no ha hecho más que alimentar el grave problema de la vivienda, sobre todo en Barcelona. La mitad de los entrevistados han contestado que ya no están en condiciones de pagar el alquiler o la hipoteca lo que puede condenarlos a un desahucio. Para evitarlo cerca del 14% se han mudado o lo harán en un futuro más o menos inmediato a un piso más barato.

Pero no todo son cifras negativas. Càritas ha visto como el 36% de las familias han podido retrasar el pago del arrendamiento y casi el 4% ha conseguido una reducción del mismo gracias a la respuesta solidaria de algunos propietarios. Por el contrario, un 8% de los hogares han sufrido intentos de abuso por parte de sus arrendadores.

El riesgo es que sigan aumentando los ciudadanos que acaban sin techo, una alarmante tendencia que se ha detectado en los últimos meses.

“Desde hace años constatamos y denunciamos el aumento de las desigualdades; la situación aún se agravará más si las fuerzas políticas, sindicales y económicas no se ponen de acuerdo y plantean un plan de choque eficiente”, reclamó Francesc Roig, presidente de Càritas Catalunya, junto al cardenal Joan Josep Omella.

Lo efectos de la Covid-19 y el incierto futuro han afectado la salud de no pocos ciudadanos. El estado físico de los integrantes del 28% de hogares ha empeorado a causa del confinamiento, que ha limitado su actividad y el acceso al aire libre. Asimismo, el 19% contesta que ha dejado de comprar los medicamentos y el 61% que la pandemia les ha provocado más ansiedad y dificultades para dormir.