El AMB propone mantener los peajes para financiar mejoras en transporte público
Movilidad
El ente metropolitano apuesta por reconvertir las barreras en tasas de congestión y dedicar los beneficios a mejoras en trenes y autobuses
Un hipotético peaje urbano gana fuerza como medida contra la contaminación para reducir el número de vehículos privados que entran y salen de Barcelona a diario. De momento aún es un escenario de futuro. En cambio, los otros peajes, los de toda la vida en las autopistas, ya están ahí. El compromiso del Gobierno es hacerlos desaparecer coincidiendo con el fin de las concesiones pero el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) ha puesto sobre la mesa su utilidad como medida contra la contaminación.
El vicepresidente de Movilidad del AMB, Antoni Poveda, ha instado al Ministerio de Fomento y la Generalitat a que se planteen la posibilidad de mantener las barreras de los peajes más cercanos a la conurbación de Barcelona y reconvertirlos en peajes de congestión.
La fórmula de gestión sería una nueva empresa pública encargada del mantenimiento de las vías de alta capacidad con el fin de destinar todos los beneficios a financiar mejoras del transporte público y ofrecer nuevas alternativas de movilidad sostenible.
Los peajes de la AP-7, la C-33 y la C-32 son los puestos en el punto de mira
Poveda pone en el punto de mira los peajes de Martorell (AP-7), Mollet del Vallès (C-33) y el Maresme (C-32), que finalizan su concesión en 2021. El primero de ellos depende del Ministerio de Fomento mientras que los otros dos son de la Generalitat.
En la misma línea de trabajo, el AMB también propone estudiar la implantación de nuevos peajes de congestión en la autovía A-2 a la altura del Baix Llobregat, y en la C-58 y la C-17 en el Vallès, siempre en las partes más cercanas a los accesos a la capital catalana y gestionados por la misma empresa pública de nueva creación.
La Generalitat discrepa y defiende la implantación de la viñeta como fórmula de gestión de las autopistas
Los planes del gobierno metropolitano chocan con los de la Generalitat, que ha expresado su absoluta sorpresa al conocer la propuesta. El conseller de Territori, Damià Calvet, dice soñar con “una Catalunya libre de peajes”. La vía defendida por el Govern es la implantación de la viñeta como fórmula de pago de las vías de alta capacidad, una especie de tarifa plana de entre 40 y 110 euros vigente en otros países europeos que pagarían todos los vehículos y que también plantea destinar una parte de los beneficios a mejoras en el transporte público.
El debate sobre el futuro de los peajes ha sido el aspecto más relevante de un nuevo encuentro de los ayuntamientos de la región metropolitana de Barcelona convocados por el departamento de Territori. Todas las administraciones presentes se han conjurado para conseguir cumplir en enero del 2021 como muy tarde con los niveles máximos de contaminación que han llevado a España al Tribunal de Justicia Europeo.
Los municipios de la conurbación barcelonesa trabajan en restricciones locales de vehículos
La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) delimitada por las rondas de Barcelona es la medida estrella mediante la cual se busca retirar de la circulación a los vehículos más contaminantes y reducir así los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2).
El próximo paso será la creación de zonas de bajas emisiones locales en otros puntos del entorno de Barcelona. Siete ayuntamientos metropolitanos (entre los que se encuentran ciudades como Cornellà y Sant Cugat) ya han firmado convenios para el despliegue de restricciones. Otros municipios más allá de la metrópolis están en una primera fase de estudio.