Colau mima a la Guardia Urbana en pleno debate por los antidisturbios
La alcaldesa se compromete a dar más visibilidad al buen trabajo de la policía municipal
Más de media hora estuvo anoche la alcaldesa Ada Colau haciendose fotografías, compartiendo selfies, abrazos y risas con los guardias urbanos a los que se rindió homenaje o bien porque se jubilaban o bien porque celebraban sus 25 o 35 años en la policía de Barcelona. Fue un acto entrañable, con los veteranos de la casa, en el que la alcaldesa se dejó querer, repartió cariño y en sus breves palabras aseguró que no sólo eran “imprescindibles” para que Barcelona fuera una ciudad mejor, sino que se comprometió a “visualizar mucho más” el trabajo diario de la Guardia Urbana.
Y en ese trabajo diario, además de esas tareas por las que apuesta más decididamente el Consistorio como la proximidad, el acompañamiento y la gestión del día a día de una ciudad compleja, también está el orden público y la recuperación del espacio saturado de actividades ilegales. Desde que llegó al Ayuntamiento, ya más de tres años, Colau ha tratado de tender la mano a la policía de la ciudad, pero sin esconder que tanto a ella como a su gobierno le incomoda de sobremanera algunas actuaciones de la Guardia Urbana, concretamente esas que tienen que ver con el orden público y en las que hasta ahora ha intervenido la USP, la unidad de apoyo policial, los antidisturbios de toda la vida.
La edil presidió ayer un acto con veteranos y repartió besos, abrazos y decenas de selfies
En su momento, Colau encargó a Amadeu Recasens dirigir la elaboración de un nuevo plan director que debía “reorganizar” la futura Guardia Urbana. Sobre el papel, y en mayúsculas se enfatizó la recuperación de la policía de barrio, de proximidad, y esa faceta más “humana y amable” en la que la alcaldesa se siente especialmente cómoda.
El plan director ya planteaba la desaparición de la actual unidad de antidisturbios y su reconversión en la nueva URPE, unidad de refuerzo a la proximidad y las emergencias. Para evitar el batacazo que en su momento se llevó la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que desarticuló a sus antidisturbios y los repartió por los distritos, y meses después los tribunales dieron la razón a los policías, Colau ha diseñado otra fórmula. El modelo lo adelantó el lunes este diario. El Consistorio está ultimando con los sindicatos de la policía, por ahora muy críticos con esta iniciativa al igual que los grupos de la oposición, la gestión de los 150 guardias urbanos que pertenecen a la USP.
La política se reunió ayer con los urbanos de Ciutat Vella y les felicitó por su labor
Este diario habló ayer con casi una treintena de sus miembros. Precisamente algunos estaban haciendo labores de vigilancia a las puertas del Centro de Convenciones del Fòrum en el que Colau repartió los diplomas a los veteranos.
La sensación es que nunca han sido del agrado de Colau y su gobierno. Que les ha tocado y les sigue tocando algunas de las labores más ingratas, como el desalojo de manteros, incautación de material ilegal para la venta ambulante, identificaciones y seguridad ante la problemática de los narcopisos, y que no se les reconoce.
No pasó a nadie desapercibido que en el acto de concesión de las medallas de la Guardia Urbana, en el vídeo de homenaje, no había ni una sola imagen de esa unidad en su día a día. Salvo las de los agentes de la USP que el 17 de agosto del año pasado se adentraron en la Boquería, pistola en mano, tras el terrorista autor del atentado de la Rambla.
Muchos antidisturbios asumen que hay guardias más jóvenes con ganas de acceder
Los guardias de mayor edad en la USP son conscientes de que tienen sus días contados y que tienen que dar un paso al lado para que entren nuevos agentes más jóvenes. A ellos se les ofrece, como al resto, permanecer en la nueva URPA, pero en labores que falta por concretar y que están relacionadas con el mantenimiento, vigilancia o transporte.
La inquietud es mayor entre los más jóvenes de la actual USP. La mayoría desean seguir haciendo lo que hacen pero en la nueva URPE y, por eso, se presentarán a las pruebas físicas, y los dos exámenes con preguntas tipos test, uno de cultura general y otro sobre armamento. Los que superen estas primeras pruebas pasarán a una entrevista personal, decisiva en la selección de los 216 integrantes de la URPE. Existe también preocupación por mantener los horarios de ahora. Hay turnos de mañana, de tarde, de noche y el de festivos y fines de semana. Los primeros se mantienen, pero el de fin de semana y festivos se acabará disolviendo.
Los nuevos miembros de la URPE superarán pruebas físicas, dos tests y una entrevista
El acto de la tarde no fue el único gesto de apoyo de la alcaldesa a la Guardia Urbana. A las dos de la tarde visitó la comisaría de Ciutat Vella en la Rambla. Colau no publicitó la visita en su agenda oficial, se reunió con casi medio centenar de agentes del turno de tarde y les mostró su afecto y orgullo por el “buen trabajo” que están haciendo en unos momentos especialmente complejos en el distrito.