Barcelona retira la estatua de Antonio López por “esclavista”
Via Laietana
El consistorio organiza una fiesta para “decir adiós” al monumento al empresario colonial y mecenas cultural y cambiará el nombre de la plaza
El Ayuntamiento de Barcelona ha retirado este domingo la estatua del empresario y mecenas Antonio López y López, primer marqués de Comillas, con un festejo en la plaza homónima de la Via Laietana. “Hizo fortuna en las Américas, en el siglo XIX, con el tráfico de esclavos y esclavas que traía desde las costas africanas hasta Cuba”, defiende el consistorio.
Circo, música en directo, chocolate y pirotecnia han protagonizado la “fiesta ciudadana” que el gobierno municipal había encargado a Els Comediants, a la que han asistido alrededor de 200 personas. Una gran grúa ha retirado sin dificultades –como ya ensayó la víspera– la estatua de piedra del pedestal, entre salvas de coloridos cohetes. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha asegurado en los parlamentos previos que la retirada constituye “un acto de reparación con todos aquellos que se han sentido ofendidos en la ciudad” por la presencia del controvertido indiano.
Entidades y colectivos como Stop Racismo solicitaban desde hace años la supresión de referencias a López en el nomenclátor y el arte público de la ciudad, operación que empezó ya en 2010 con el rebautizo de la calle Marquès de Comillas con el nuevo nombre de Ferrer i Guàrdia. No obstante, el veto municipal a López también ha ofendido a otros sectores, como los capitanes de la marina mercante y destacados políticos de Cantabria, que han expresado duras críticas contra la decisión del ejecutivo barcelonés.
El destino de la estatua, que fue limpiada este miércoles a manguerazos, es el almacén del Museu d’Història de Barcelona, para preservarla pero sin “la función de ejemplaridad” del monumento, ha matizado el gobierno municipal. Allí hará compañía a la Victoria del Cinc d’Oros y el Franco ecuestre del castillo de Montjuïc. La jornada también ha servido de inauguración de dos paneles informativos sobre la historia de la plaza y sobre las ‘Bullangues’ barcelonesas, disturbios antiautoritarios entre 1835 y 1843.
Asimismo, la retirada de la estatua es el preludio de un proceso participativo para rebautizar también la plaza. Precisamente esta semana un grupo de entidades entregó al ayuntamiento 17.840 firmas para incluir en la ‘multiconsulta’ municipal una pregunta sobre el cambio de denominación por el nombre del joven Idrissa Diallo, muerto en 2012 en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca.
De emigrante a potentado colonial
De origen cántabro, López emigró sin apenas recursos a Cuba y regresó convertido en un gran potentado colonial. Se instaló en Barcelona con gran éxito, al invertir en la banca y el comercio transatlántico. Medró entre la pujante burguesía catalana –su yerno era Eusebi Güell, el industrial que financió a Antoni Gaudí–, se hizo con el monopolio del traslado marítimo de soldados y destacó en el mecenazgo artístico y cultural de la Renaixença. Su capellán personal era el poeta Jacint Verdaguer y residía en el Palau Moja de la Rambla de Barcelona, hoy escaparate del patrimonio cultural y turístico de Catalunya.
En un artículo publicado este domingo en La Vanguardia, la historiadora María del Mar Arnús –autora de Comillas, preludio de la modernidad (Ed. Triangle)– sostiene que “ningún documento serio” avala la tesis del origen ‘negrero’ de su fortuna. Solo “unos libelios publicados por su cuñado, Francisco Bru”, defiende, señalan que traficó con esclavos tras la prohibición de esta práctica, una acusación a la que no ve fundamento por “la envidia y resentimiento” que muestra el autor, presuntamente agraviado por el reparto de la herencia. También José Joaquín Güell salió en defensa de la escultura al conocerse la decisión municipal en junio.
Otros historiadores, como Martín Rodrigo y Lizbeth J. Chaviano –que ha coordinado recientemente el reciente libro Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (XVI-XIX), de Icaria–, defienden que hay pruebas suficientes para establecer la vinculación de López con un tráfico ilegal que sí está certificado que resistió en Cuba durante los años de enriquecimiento del futuro marqués.
La estatua retirada, de hecho, no es la original de bronce que se le erigió al empresario en 1884. El consistorio que entonces encabezaba el alcalde Rius i Taulet le dedicó la plaza y el monumento apenas un año y medio después de su fallecimiento. Fue fundida durante la Guerra Civil y reemplazada en 1944 por el consistorio franquista, con la colaboración del escultor Frederic Marès.