La estatua del naviero Antonio López y López, marqués de Comillas y fundador del banco Hispano Colonial, será retirada de la plaza que todavía lleva su nombre al final de la Via Laietana, delante del edificio de Correos y de la Llotja de Mar. La escultura de este industrial y prohombre barcelonés, con una biografía lastrada por su condición de esclavista, hará compañía a la estatua ecuestre de Franco en el centro de colecciones que el Museu d’Història de Barcelona (MUHBA) tiene en la Zona Franca.
La retirada de la estatua de Antonio López, que el gobierno de Ada Colau ya había anunciado poco después de acceder a la alcaldía de Barcelona, se efectuará durante una fiesta ciudadana programada y organizada por Els Comediants para el domingo, 4 de marzo. Así se anuncia ya en la web del Ayuntamiento. El aviso de este acto adjunta un texto en el que el Consistorio argumenta la razón de la “remoción y traslado” de la estatua. Se trata de “dar la razón a quienes consideran que su presencia expresa un modelo de enriquecimiento basado en la explotación, y que en ningún caso este proceder puede ser considerado ejemplar”.
Durante la fiesta también se inaugurarán dos plafones informativos, uno sobre la historia de la plaza y otro sobre los disturbios del siglo XIX en la ciudad para acabar con el absolutismo conocidos como Bullangues. El acto obligará a cortar el tráfico en Via Laietana entre las 11.15 y las 13.30 horas.
La retirada se efectuará durante una fiesta ciudadana
La estatua que será retirada es una réplica de la original, una obra coral en cuya realización intervinieron en 1883-1884, pocos meses después de la muerte del personaje, algunos de los mejores escultores de la época, como Lluís Puiggener, Joan Roig i Solé, Rossend Nobas, Francesc Pagès i Serratosa y Venanci Vallmitjana, además del arquitecto de la burguesía catalana Josep Oriol Mestres.
El original fue destruido en 1936 durante la Guerra Civil y a comienzos de los años cuarenta las autoridades franquistas de la época encargaron una réplica a Frederic Marés. Según se explica en la web “Art Públic” del Ayuntamiento, “el motivo de la destrucción de la primera escultura fue la animadversión popular al personaje homenajeado y hacia el propio monumento, que se llama El Negro Domingo, en alusión al tráfico de esclavos con que, según algunos, se había enriquecido Antonio López”.
El autor de la estatua de bronce fue Venanci Vallmitjana. La reposición de la réplica de Marés se hizo en 1944. Y en 1952, en la conmemoración del 50 aniversario de la muerte del poeta Jacint Verdaguer, se añadió la lápida con los versos que el autor de L’Atlàntida dedicó al que fue su protector, Antonio López.
Posteriormente a la retirada de la escultura el Ayuntamiento de Barcelona tiene intención de cambiarle el nombre a la plaza. El de Antonio López será sustituido por el de Idrissa Diallo, el joven senegalés muerto en el año 2012 en el Centre de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca. Esta cuestión, después de la recogida de firmas realizada por diversas entidades, podría figurar en la multiconsulta ciudadana que el gobierno de Ada Colau quiere llevar a cabo la próxima primavera.