No es extraño ver algunos ascensores en la vía pública averiados fruto del vandalismo o el paso del tiempo, pero en el caso del elevador del parque de Can Buxeres de l’Hospitalet de Llobregat la situación es diferente: nunca llegó a funcionar. De hecho, el proyecto quedó atascado entre la pandemia y la inflación y hoy por hoy los vecinos, ávidos de una solución, ven cómo la estructura está hecha pero la maquinaria continúa sin instalarse. No hay ascensor, tan solo existe su esqueleto.
Esta es la historia sobre como un proyecto de ámbito local se ve frustrado por el contexto global. Todo comenzó hace ya algunos años, cuando el parque de Can Buxeres se amplió. Ya en el 2018 el Ayuntamiento decidió instalar un ascensor sobre el número 22 de la calle Miquel Peiró y Victorí para salvar la considerable pendiente de la zona. Un año después, en primavera, los trabajos se adjudicaron a la empresa Hpsa Construcción y Servicios Medioambientales por un valor de 263.933 euros más Iva.
La actuación comenzó, pero poco después ya se lamentaron algunos problemas. En noviembre de 2019 se subscribió una suspensión temporal parcial de las obras, pero el primer gran parón fue en marzo del 2020. ¿El motivo? La irrupción de la pandemia de la covid que paralizó este tipo de actuaciones de la administración pública.
La situación afectó a miles de obras pero en este caso el verdadero problema surgió cuando se levantaron las restricciones. “La empresa nos comunicó que había entrado en concurso de acreedores y que no podía continuar”, recuerda el primer teniente de alcaldía del Ayuntamiento de l’Hospitalet, Fran Belver.
Por aquel entonces, la estampa del ascensor interminable de Can Buxeres ya quedó de un modo muy similar a la que se puede observar ahora: el cajón del ascensor vacío esperando la máquina elevadora.
El Consistorio abrió un expediente de liquidación de la obra y pidió a la firma que como mínimo asegurase el terreno. El objetivo era blindar la seguridad del vecindario ante unos trabajos a medio hacer. Cuenta Belver que cuando la licitación para este propósito ya estaba en marcha finalmente llegó la primera empresa encargada del ascensor y llevó a cabo estos trabajos de seguridad.
Una vez dado este paso, faltaba finalizar las obras del ascensor. Para ello, el Ayuntamiento trató de acabar la primera licitación con otra empresa. “No fue posible salir de los precios del 2018, tan solo fue posible actualizarlos al IPC. De partida, no se podía hacer otra cosa”, justifica Belver.
Pero claro, la guerra en Ucrania y la inflación han llevado a un encarecimiento de los suministros... Con todo, este tercer concurso quedó vacío. Nadie estaba dispuesto a acabar el ascensor en aquellas condiciones económicas.
El Ayuntamiento apuesta por un contrato negociado para acortar plazos y acabar la obra
Tras toda esta retahíla de escollos y problemas administrativos, ahora el Consistorio tratará de finalizar el ascensor mediante otro procedimiento: un contrato negociado. “Se trata de pedir presupuestos a proveedores de confianza del Ayuntamiento sin hacer todo el proceso de licitación”, describe Belver. “El grueso del presupuesto es la maquinaria, no la obra civil. Y es la obra lo que está hecho”, agrega.
De esta manera, esperan acortar los plazos y poder acabar de una vez por todas el ascensor. El primer teniente de alcaldía atisba que, esta vez sí, para la próxima primavera estará colocado.
Un millón para mimar el patrimonio
Can Buxeres, en l’Hospitalet de Llobregat, es uno de la cincuentena de parques gestionados por el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB). Hace unas semanas, este ente sacó a concurso público, por valor de poco más de un millón de euros, unas obras de mejora patrimonial del enclave. Según consta en el proyecto, los principales objetivos de la actuación son la “mejora y arreglo” de los caminos y accesos al histórico palacete que allí se sitúa y la “restauración de la vegetación singular del espacio”.