“Lo mejor de mi vida lo estoy viviendo ahora, a los 87 años”

El 8 de enero cumplo 88 años. Nací en Barcelona, en Can Tunis, y vivo en Sant Pere de Ribes con mi hijo. He tenido dos maridos y dos hijos de cada uno de ellos. Tengo una nieta y una bisnieta. Trabajo desde los 13 años. Los políticos a ver si pueden arreglar las cositas mejor para los pobres. Jesucristo es mi favorito. (Foto: Llibert Teixidó)

Antonia Fernández Mir,actriz; interpreta su primer papel con 87 años

Se estrena como actriz.

Ni ensoñaciones tenía de llegar a esto, pero uno de los directores me conocía del barrio y me lo propuso. Me hicieron pruebas para ver qué tal lo hacía.

¿Y?

Ahí me quedé hasta ahora, con unos compañeros majísimos, todos muy jóvenes, buenos de verdad.

¿Y le gusta la película?

¡Majísima! ¡Me encanta! Si pudiera hacer otra la haría. Soy muy feliz y estoy muy contenta.

Cuénteme su historia.

Yo tenía 11 meses cuando mi madre murió. Ocurrió durante la guerra. Mi madre me tenía en brazos, y su hermano pequeño, de 9 años, había cogido la pistola de su tío, se le disparó e hirió a mi madre, que murió unos meses después por las heridas.

¿Quién la crió?

Mis abuelas, pero fallecieron las dos, y mi hermano y yo nos fuimos a casa de un abuelo hasta que mi padre vino de servir en el ejército y se casó con una viuda que tenía dos hijos.

¿Qué tal se llevaba con su madrastra?

Era muy buena mujer. A los 13 años empecé a trabajar para ayudar a la familia, falsificamos un papel donde ponía que tenía 14 años y entré a trabajar en una fábrica de telares para tejer mantas para los soldados, y de ahí a otra fábrica y a otra y a otra, donde se cobrara más.

¿Se ha enamorado dos veces?

Al primero lo conocí con 13 años en el telar. A los 19 años tuve mi primer chiquillo, pero a los 5 meses se me murió. A los dos años tuve al segundo, pero mi marido y yo nos enfadamos y entre su familia y él me quitaron a mi hijo y ya no lo he visto más.

Se volvió a enamorar.

Sí, y tuvimos a mis dos nenes, pero a mi marido lo atropelló un tren a los 49 años un día que andaba buscando hierros para su chatarrería con nuestro hijo Diego.

¿Se quedó sola con sus dos hijos?

Sí, con Jorge, el mayor, con el que vivo ahora, y que tenía 18 años, y con Diego, que tenía 16. Me tuve que poner a hacer faenas. Diego murió con 23 años de un accidente de moto, una chica se saltó un semáforo, se acababa de casar hacía cinco meses.

¿Y usted vivía sola?

Yo quise vivir sola, pero a los 85 me vine a vivir con Jorge, mi nuera y su madre.

¿Y qué tal el cambio?

Fabuloso, ¡estoy en la gloria! Estoy muy contenta, y orgullosa de la película que he hecho, orgullosa de todos mis nuevos amigos y tranquilita porque tengo una nuera, Ascen, a la que siempre le digo “mi nena”, que es un encanto.

¿Qué ha entendido de la vida?

Pues que desde que nací no he conocido nada bueno, la verdad, y no he sido muy feliz. Ahora sí, no me falta de nada y estoy contentísima, sin ninguna preocupación.

¿Y qué ha descubierto siendo actriz?

Un mundo nuevo, una ilusión buena. Yo me sentía insegura porque no escribo muy bien, pero leer me gusta, sobre todo historia novelada como La catedral del mar . En el casal donde voy por las tardes siempre me cojo un libro, he leído Los tres mosqueteros , Sandokán e historias de la vida de Jesús.

¿Qué le gusta de Jesucristo?

Me ha quitado y me ha traído cosas buenas, yo siempre le rezaba y le pedía que me diera algo bueno, aunque solo fuera una cosa; y mire, estoy superfeliz con mi familia y mis amigos: la que me vestía en la película, la que me peinaba, el chico que me traía la comida, los actores... todos maravillosos. En el rodaje me gustaba hacerles reír.

¿Tiene usted un lado cómico?

Yo siempre he ido por la calle cantando y
bailando, todavía lo hago, y la gente se ríe. “¡Ahí va la terremoto!”, decían. Yo la tristeza siempre la he llevado por dentro, ¿qué conseguía poniendo mala cara y estando siempre llorando? ¡Si ya no tenía remedio!

¿Cómo se lleva con la consuegra?

Al principio dormíamos en la misma habitación, pero decidieron separarnos porque por la noche hacíamos bromas.

¿Qué tipo de bromas?

Pues por ejemplo ponerle espuma de afeitar en los zapatos a la nieta. Jugamos al parchís juntas con otras amigas en el casal y también reímos. Hay que echarle humor a la vida y ser abierto y solidario con los que te rodean.

¿Qué merece la pena en la vida?

Lo bueno de la vida es encontrarse bien y dar alegría, y de eso tengo mucha, si alguna vez me viene un recuerdo triste se queda para mí. Y si puedo ayudar a alguna persona necesitada, la ayudo.

¿Por qué?

Porque tengo cariño hacia la gente. En el casal hay un compañero que tiene poquita paga y yo siempre me pido un café con leche y dos magdalenas y le digo: “Toma, nene, que yo no quiero más”, y se la traga de un bocado. Esta es mi historia, pero lo mejor lo estoy viviendo ahora, libre de preocupaciones e ilusionada.

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