A la reunión irá mi avatar
Hiroshi Ishiguro y sus socios en el proyecto Moonshot trabajan para perfeccionar nuestros avatares. Y Sam Liang, fundador de Otter.ai, anunció ayer que están consiguiendo programar avatares de sus clientes con un prototipo para que lleguen a participar en reuniones en su lugar. Al final, las conversaciones del encuentro se transcriben y recibes un resumen. Google, donde Liang fue ingeniero, anuncia también un servicio similar para que podamos programar a nuestro avatar con nuestros propósitos y que interactúe en nuestro nombre en las conversaciones. Los robóticos de Silicon Valley creen que esos avatares de negocios tienen un recorrido inmediato para ventas y demostraciones de productos. Y Ishiguro añade en Barcelona que también para la creación y el arte.
¿Qué hacen ya hoy sus robots?
El año que viene en la Feria de Osaka espero que en mi pabellón ya hablen como humanos.
¿Qué no podrán hacer?
Aún muchas cosas. Tenemos que mejorar su tacto, el de su piel, y desarrollar músculos similares a los humanos.
Leo que en Japón están muy avanzados.
Los usamos en el cuidado a los mayores, pero aún no pueden tener una conversación interesante, es decir, no predecible. El año que viene empezarán ya a tenerlas y a mejorarlas especialmente con los mayores y los niños.
¿Y después?
En el proyecto Moonshot, también con robóticos de la UPC, y trabajamos para crear un avatar robótico de todos nosotros.
He visto el suyo: es impresionante.
Y ahora tiene una inteligencia artificial que pronto tendrán todos y cuando no estén trabajando en casa irán a la fábrica o a la oficina a seguir produciendo por la noche.
¿Y los trabajadores no sobrarán?
Japón, y creo que España, está quedándose sin población y ustedes aquí pueden traer inmigrantes, pero en Japón es mucho más difícil. Los japoneses necesitamos más y mejores robots ya.
¿No harán caer nuestros salarios?
Tendremos que cambiar de mentalidad. Ya no trabajaremos solo por dinero. Los
japoneses ya no trabajamos solo por dinero. Para nosotros es importante sentirnos útiles y serlo para el país. Nos gusta pensarnos como una gran familia.
¿Los robots serán parte de la familia?
Somos una sociedad muy homogénea en
la que cada uno se siente muy unido al otro. Así que igual que otros productos japoneses reflejan ese amor por generar valor
para los demás, nuestros robots también lo harán.
¿Serán amigos o esclavos?
Ya no necesitaremos distinguir entre humanos y robots. Yo diría que serán como unos buenos socios en el día a día y en el trabajo también empezando por nuestros avatares.
¿Cuándo llegaremos a ese punto?
En un futuro muy próximo que espero sea a partir del año que viene. En la Feria Internacional de Osaka el año que viene voy a presentar innovaciones que merecen la atención de todos.
¿Si nosotros no distinguimos entre humanos y robots, los robots tampoco?
Los humanos tenemos también nuestros automatismos...
Pero nosotros los creamos a ellos.
A nosotros también nos crean otros seres humanos en gran parte.
¿No prefiere la compañía de humanos?
Cuando tenga los años que me impidan valerme por mí mismo estaré encantado de que un robot me asee y me ayude sin que ese penoso trabajo recaiga sobre un humano. En Japón ya lo hacemos así.
¿Qué es lo que no podrá hacer su avatar por usted?
Cuando yo ya no pueda, mi avatar, mi robot, podrá enseñar por mí a mis alumnos con la experiencia de la que lo he dotado.
¿Por qué no deposita su saber en otro alumno para que sea profesor también?
Mi robot será el ser inmortal que yo no puedo ser. Nuestros avatares lo serán para todos. Y serán inmortales en la medida en que lo deseen nuestros seres queridos.
Pero nuestros avatares, al ser autónomos, ¿no adquirirán personalidad propia?
Como si yo mismo siguiera viviendo.
¿Cree usted que lo aceptarán otras culturas como la católica?
También. Y los españoles e italianos también se acostumbrarán a tener su avatar.
¿No ha tenido alguna resistencia cultural al exponer sus robots y avatares?
Los japoneses amamos a los robots, pero ahora estoy iniciando una colaboración con una gran inversión en Dubái.
El islam no acepta la reproducción de la figura humana...
Dubái es una sociedad multicultural. Y, además, le diré que la cultura musulmana tiene prejuicios contra la reproducción de la imagen humana, pero no contra la imagen humana en sí.
¿Lo más difícil para el humano aún es lo más fácil para el robot y al revés?
La inteligencia artificial está cambiando esa distinción a toda velocidad y humanos y robots se aproximan cada vez más.
¿Por qué los robots deben ser androides y no tener otra forma más funcional?
Porque son más útiles con nuestra forma para ayudarnos a nosotros y nuestro cerebro los acepta mejor así.
¿Cómo debo tratar a sus robots?
Míreles a los ojos. Mis robots en Osaka van a mirarte a los ojos y hablarte con la emoción que les transmita tu mirada. Eso es lo natural entre seres que se comprenden. Y hablarán muchos idiomas.