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“Avanzamos en vivir más, pero no lo bastante en vivir más con dignidad”

Tengo 53 años: quiero una vida con un propósito y autonomía para realizarlo día a día. Y se lo enseño a mis dos hijas. Nací en Nueva Delhi, hoy un caos creativo, y me doctoré en Harvard. Gané el Pulitzer con ‘El emperador de los males: una biografía del cáncer’. Colaboro con el Institut de Bioenginyeria de Catalunya. (Foto: Xavier Gómez)

Siddhartha Mukherjee,autor debestsellers médicos; publica ‘La armonía de las células’ (Debate)

Biomédicos famosos investigan cómo alargar la vida humana...

Lo sé y les deseo suerte. Pero hay una gran diferencia entre alargar la vida y lograr que esa vida que ya alargamos merezca la pena ser vivida.

El Nobel Yamanaka, Izpisúa y Serrano han fichado por el Altos Lab de Bezos.

Les deseo lo mejor en ese desafío científico; pero a mí, como médico, oncólogo y hematólogo me interesa más el segundo reto: lograr que la vida humana, que ya es más longeva de lo que ha sido jamás, valga la pena.

¿No es el mismo problema científico: alargar la vida y lograr que valga la pena?

No lo es en absoluto, aunque hoy se tienda a confundirlos. Yo investigo para entender el proceso de vivir más años con dignidad: con autonomía, plena conciencia...

¿Por qué no es el mismo problema biomédico esa calidad que alargar la vida sin más?

Ha habido un desplazamiento preocupante en la carrera biomédica por investigar la longevidad sin vincularla a la calidad de vida y es un error.

¿Por qué?

¿Podemos alargar la vida con dignidad?

¿...?

Cuando estudio a los pacientes que sobreviven al cáncer o a las enfermedades cardiovasculares...

Aún son nuestros grandes asesinos.

Muchos que se han curado sucumben después a enfermedades neurodegenerativas; fallos en su regeneración celular, que les hacen perder esa autonomía, esa dignidad...

¿Qué sugiere usted, doctor?

Que no se trata de hacernos vivir más, como están logrando que viva un gusano, en un laboratorio.

¿No es un comienzo?

Propongo que investiguemos a los humanos que ya tienen hoy 102 años, los hay y muchos, y veamos sus funciones y su autonomía y luego pensemos cómo sería en realidad la vida de alguien de 140.

Aún es difícil de imaginar.

Porque para que esa persona de 140 años viviera con dignidad habría que repensar la sociedad entera y no solo escalar los resultados de un experimento de laboratorio. Y veo que se progresa, sí, en lograr que un humano viva más; pero no tanto en lograr que vivamos más con dignidad. Y esa ya no es solo una cuestión biomédica.

Pero sigue siendo una de las más trascendentales que nos podemos hacer.

Atul Gawande lo ha explicado muy bien: no se nos puede hacer vivir más a costa de renunciar a una vida digna. Y es la línea de algunos investigadores con los que yo comparto objetivos: primero dar calidad a los años que ya vivimos; luego ya veremos si podemos alargarlos sin perderla.

¿Cómo investiga usted en esa línea?

Yo me veo como un ingeniero médico: diseño medicinas y ahora colaboro con científicos aquí en Barcelona para desarrollar terapias de células-T...

¿Para qué enfermedades?

Para el cáncer y otras dolencias similares de degeneración celular. Y también estoy fabricando esas células en India.

¿Cómo?

Es terapia celular que practicamos en mi equipo. Acabamos de publicarlo en un ar­tículo. Hemos descubierto una población de células madre (stem cells) que hace crecer cartílago y hueso.

¿Para curar qué?

Curan la osteoartritis, por ejemplo, que es muy común entre las mujeres de cierta edad. Y servimos así al objetivo de ayudar a envejecer con dignidad.

¿Y así no alargará sus vidas también?

Esa pregunta demuestra lo que le decía. Yo desconfío de los anuncios de longevidad casi diarios. No me los creo. Tal vez haya algún indicio de progreso, pero hay demasiado ruido para las pocas nueces demostradas.

¿Qué haría para mejorar nuestras vidas?

Lo primero, alcanzar un pacto mundial que lograra supervisar a toda la humanidad en tiempo real para el control de pandemias. La última fue humillante y lo es aún más que sigamos sin tener esa red para controlar virus.

Si no los cultivaran para la guerra, sería un progreso: ¿la covid salió del laboratorio?

Creo que no fue un arma biológica, pero sí pudo escaparse de un laboratorio o ser simplemente un accidente evolutivo. Y no diré más, porque no soy epidemiólogo.

¿La OMS no nos sirve?

Ya demostró que no en la última pandemia. Ahora mismo hay una alarma de gripe aviar, pero seguimos sin tener información fiable en tiempo real de su evolución. ¿Lo ve?

¿Hoy ya hay medios sin usar para el control global de los virus y pandemias?

Por supuesto: hay terabytes de información y plataformas que podrían ejercer ese control. He hablado con sus responsables, que me explican cómo se disparan las alarmas cuando millones de personas buscan los mismos síntomas en internet.