Fabricantes de ventanas
Estabilidad, predictibilidad, transparencia, largo plazo, fiabilidad, acuerdos, coaliciones, pactos, cumplimientos... La canciller Merkel resumió el ethos alemán en una frase certera: “Somos un país de buenos fabricantes de ventanas”. Y la metáfora sigue sirviendo para observar a través de ella lo que Alemania aporta al mundo: integración multicultural capaz de unificar el país tras medio siglo de muro y de convertir en alemanes a 1,5 millones de refugiados. La demografía nos obligará a imitarles. Y aprenderemos de su cogestión, que da poder y hace más productivos a los empleados, o de su FP dual, que empodera aprendices en su formidable red exportadora de medianas empresas (ningún empresario sobra). Kampfner concluye: aprendamos de los alemanes a llegar muy lejos sin dejar a nadie atrás y sin tener ninguna prisa.
Alemania, escribe, “hoy es el mejor país del mundo”. ¿Por qué?
Para empezar, por la propia resistencia de los alemanes a considerarse mejores...
¡Eso es sanísimo!
...Después, por su capacidad para pensar a largo plazo de forma racional, seria y constructiva; y de ahí que donde hay dos alemanes hay tres acuerdos: coaliciones, seriedad... y capacidad de ir integrando en el sistema radicales como los verdes.
¿Qué envidia, además, de los alemanes?
Que son más comunitarios que individualistas y más capaces de pensar en generaciones que en elecciones. También admiro su sistema electoral y su federalismo eficiente: nadie es más que nadie por vivir en un sitio u otro.
Aquí la Große Koalition es impensable.
Esa capacidad alemana de pacto para el futuro aún emana de su aprendizaje del pasado: el Brexit , en cambio , demuestra que los británicos aún pensamos en repetir el imperio.
Usted cita el Vergangenheitsbewältigung alemán (aprender del pasado).
Casi ochenta años después de Hitler, este aún sigue pesando en su conducta y mi primera crítica es que, en vez de obsesionarse por no repetir una guerra, deberían obsesionarse por evitar dictaduras.
¿Dispara usted contra el acercamiento de Schröder –y, en su día, Merkel– a Putin?
Schröder admiraba a Putin y se equivocó; pero Merkel merece el crédito de haber integrado a Alemania del Este y dar asilo a 1,5 millones de refugiados... La historia la honrará.
Recuerdo hogares de asilo incendiados.
Fueron casos menores. Verá cómo los demás países, España también, acabarán copiando el modelo multikulti alemán –un 5% de alemanes ya es de origen turco– y acabarán integrando por imperativo demográfico.
¿Fue tan generosa Merkel con Grecia, España, Italia en la crisis de deuda del 2008?
De nuevo, no es que Alemania no se equivoque, sino que, como piensa a largo plazo logra consensos que le permiten rectificar y, aun cuando pierda trenes, llegar la primera después a su destino. Ahora es mucho menos cerril en cuanto a la deuda de otros países.
¿Aún creen que les robamos?
Alemania, ante todo, ahorra; tanto que a veces no invierte, por ejemplo en sus infraestructuras necesarias, hasta el punto de que ese ahorro es un derroche y por eso es tan cicatera con lo que percibe como alegrías presupuestarias electoralistas ajenas.
¿No va demasiado lenta a veces?
Es cierto que los alemanes sufren de aversión crónica al riesgo y que fracasar está, al contrario que en EE.UU., muy mal visto; pero en cambio, son capaces de virajes colectivos admirables para rectificar y acertar.
¿No estafaron con el diésel trucado? ¿No van retrasados en coches eléctricos?
Ya han reaccionado, de modo que acabarán superando a los pioneros del vehículo eléctrico americanos y asiáticos... ¡A largo plazo otra vez! Otro gran secreto de la industria alemana es cómo integran a los trabajadores en la gestión empresarial...
¿Si tu empresa es más tuya, produces más?
Alemania fue la primera en combinar el crecimiento económico y la inclusión social. Así logró superar a EE.UU. como primer exportador mundial en el 2003. Y su tejido de empresas de tamaño medio coordina campeones mundiales de pueblecitos alemanes donde trabajan con espíritu de equipo admirable.
Alemania no es tierra de innovación.
Era pésima, cierto, para las startups. Porque los empresarios y los alemanes en general valoran más la seguridad que la innovación.
¿Y no tienen también sus corruptelas?
Por supuesto. En la banca, por ejemplo. Y el país no invirtió, en banda ancha. Pero volvió a ser lenta pero segura. Y hoy ha reaccionado y ya compite e invierte en cerebros de todo el mundo, aunque el valor total de las empresas del DAX es menor que el de Apple.
¿No se aprovecha Alemania de estar en el centro de la Europa más próspera?
Los germanófobos ironizan con que ha subcontratado su energía a Rusia; su comercio, a China, y su ejército, a EE.UU...
¿Y no depende aún de la energía rusa?
Lo que decíamos de la capacidad germana de rectificar: en solo seis meses han pasado de depender en un 80% del gas y la energía de Putin a solo un 10%. De nuevo, la reacción colectiva subsanó errores previos.
¿Por qué Alemania suele unirse ante desafíos que dividen a otros países?
Porque comprendió antes que el desarrollo no es tal si no integra a todos: evitó así los desequilibrios regionales y fomentó la cogestión en empresas dando a la formación profesional dual el poder de empoderar aprendices.
¿No será adelantada y humillada Alemania, y la UE ahora, por China y EE.UU.?
Alemania es la gran esperanza de Europa y la única que puede oponerse a los autoritarismos desde la prosperidad compartida, porque sabe qué ocurre cuando los países no aprenden de su historia.