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“Los chicos no me querían en su equipo, acabé siendo su capitana”

Tengo 30 años. Nací y vivo en Terrassa, pero ahora ya estoy en Manchester entrenando. Llevo con mi chica seis años, es exjugadora del Arsenal. Queremos tener un hijo. Ella se quedará embarazada. Defiendo la igualdad de las mujeres. Soy animalista y mi dieta se basa en plantas. No tengo creencias

Vicky Losada,futbolista

Felicidades por el triplete.

Hemos ganado la Liga, la Champions y la Copa de la Reina. Un sueño que llevo mucho peleando.

¿Desde cuándo?

Desde niña yo siempre iba con un balón en los pies y jugaba a diario en la calle. Y siempre estaba el tema de que yo era chica y los chicos nunca me querían en su equipo hasta que veían como jugaba.

¿Cuándo decide ser profesional?

Jugaba federada en el club Can Parellada con 8 años. Acabé siendo la capitana de un equipo de chicos. A los 10 me fui al femenino en Sabadell y a los 14 me fichó el Barça. A los 22 me fui a EE.UU. para ser profesional.

¿Otro mundo?

No hablaba inglés, era introvertida y vergonzosa, pero en el Barça ya lo había ganado todo. Fue una gran decisión. Allí las chicas eran profesionales. Mi primer salario fue de 2.500 euros, y añada a eso la imagen de marketing y patrocinio. Los estadios se llenaban, ¡20.000 personas!, y aquí solo venían los padres.

Y de allí, a Londres.

Dos año jugando en el Arsenal. A los 25 años jugué en el estadio de Wembley y gané una Copa inglesa, y en Londres me enamoré.

¿Qué tal se lo toman sus padres?

Costó que aceptaran que ese amor era hacia otra mujer, otra futbolista, pero me respetaron, siempre me han apoyado.

Usted es la artífice del primer gol de España en la historia del fútbol femenino.

Ocurrió en el primer Mundial femenino al que acude España, en Canadá, en el 2015. Y era la primera vez que Televisión Española nos seguía, ambas cosas parecían imposibles.

¿Por qué volvió al Barça?

La sección femenina se hizo profesional. La liga inglesa era mucho más potente, pero tenía un sentimiento que me hacía volver.

¿Para perder dinero?

Sí, pero a la larga para ganar una Champions.

¿Se fue capitana y volvió capitana?

El cariño de mis compañeras no lo perdí. Fuera crecí y aprendí mucho: otras culturas, otros idiomas, me relacioné con personas que piensan y actúan diferente, y eso a mí me ha dado mucha confianza.

¿Qué hace falta para ser líder?

Ser un ejemplo, compromiso, responsabilidad, estar para lo bueno y para lo malo. Yo siempre he sido muy cercana, tengo mu­chísima empatía, son muchas horas juntas.

Su lucha por defender los derechos de las futbolistas ha sido titánica.

En el fútbol femenino siempre se ha tenido miedo a hablar por el qué pasará: ¿me echarán del equipo? ¿Me quedaré sin ir a la selección...? El fútbol está muy masculinizado.

Ha sido usted valiente.

No me importaba sacrificar mi imagen, y ahora estoy cómoda con esa responsabilidad. El fútbol femenino en España nunca ha tenido un convenio que nos protegiese, ni salarios mínimos, ni días festivos, ni regulación de horas de trabajo, ni compensaciones por horas extras, ni protección ante accidentes laborales o embarazo.

Han conseguido el convenio.

Sí, un convenio muy pobre, pero es algo. Nos pagan el 80% de las horas que trabajamos, los clubs dicen que no pueden llegar al 100%.

El salario de las estrellas masculinas es estratosférico.

Ellos cobran millones, nosotras millares. El salario mínimo que hay en el convenio colectivo de una jugadora es de 900 euros al mes. Una crack puede estar en 10.000 euros. En el caso de los hombres, el salario de Primera División son 155.000 euros al mes, y el de Segunda, 77.500 euros. Pero cada vez hay más movimientos por la igualdad.

Vende más el fútbol masculino.

Porque lo han vendido. En el último Mundial en Francia (2019) tuvo mayor visibilidad el femenino. Desde hace dos años muchas marcas solo buscan imagen femenina. Creo que a través del deporte las mujeres tenemos fuerza para cambiar muchas cosas.

¿En qué se diferencia el fútbol femenino del masculino?

Este año hemos demostrado que el Barça femenino ha jugado mejor que el masculino, y mucha gente se ha enganchado. Un fútbol más de equipo, de conexiones, menos agresivo, más táctico, como el que Pep Guardiola implantó en el club y enamoró a la gente.

Durante la pandemia también lideró el movimiento Juntas Venceremos.

Me afectaron mucho las malas noticias y decidí hacer un llamamiento a mis compañeras, hemos sorteado nuestras camisetas y con ese dinero cooperamos en mejorar la situación de los sanitarios y familias sin recursos.

Usted se ha convertido en un referente para las niñas.

He podido crear campus para niños porque he tenido buenos patrocinadores. Lo que pagaban era simbólico. Voy a crear una escuela de fútbol femenino. Lo complicado es la sede, a alcaldes y empresas les encanta el proyecto, pero no se mojan. Según el sondeo puedo tener unas 500 niñas de todo el mundo.