“Quiero conseguir estar contento sin motivo”
No tengo hijos. ¿Política? Sin etiquetas. ¿Creencia? Sin una religión concreta. Mujeres y hombres deberíamos feminizarnos, no tener miedo a llorar
Hoy cumplo 47 años. Soy de la Vall d’en Bas (Garrotxa). Soy periodista y novelista. Me casé en septiembre con Annaïs y
Vivir, ese arte
Gaspar Hernàndez es la voz del sosiego y la espiritualidad en radio ( L’ofici de viure, Catalunya Ràdio, domingos de 0 a 1 de la madrugada), para ser útil a los que anhelan bienestar anímico. A los que le piden recetas, los anima a ser ellos mismos parte de su solución: ¡sólo uno mismo se salva! Igual sucede en la versión televisiva de su programa, que vuelve este domingo (TV3, 23.30 h). Lo que Gaspar aprende acaba también convertido en novelas: publica La mujer que no sabía llorar (Ediciones Destino)/ La dona que no sabia plorar (Columna Edicions), un relato de tintes autobiográficos sobre una mujer con un bloqueo emocional de la tristeza que hallará en el sexo una vía espiritual.
Cómo empezó en la radio?
Mi madre era peluquera, mi padre era electricista... y me regalaron, a los siete años, una pequeña emisora de radio.
¿Con siete años?
Emitía para la comarca, nadie me oía, creo.
¿Y qué contaba?
Presentaba discos. Con 11 años entré en Ràdio En Bas. A los 14 estaba en Ràdio Olot.
¿Era eso lo que quería, o fue inercia?
Quería hacer dos cosas con mi vida: radio y escribir. Entré en El Punt y conocí a Miquel Pairolí, escritor zen.
¿Zen?
“No seas enfático”, me instruyó: ni al escribir ni al vivir. Y eso procuro.
¿Cómo siguió su vida?
Entré en Catalunya Informació: me instalé en Barcelona. Compartí piso con Martí Gironell y Josep Puigbó. Hice informativos en todos los turnos y suplí a Antoni Bassas los veranos, durante ocho años...
¿Qué le satisface más de aquellos días?
Envié cada día una unidad móvil a un lugar distinto de Catalunya para retransmitir... tres minutos de silencio.
¿Y qué le disgustaba más?
Los políticos me decían lo que pensaban a micrófono cerrado ¡y en abierto decían otra! Esto me generaba una incomodidad muy honda. Padecí una crisis personal.
¿Tanto le afectaba?
Me sentía cómplice de la mentira. Me lo decía Barril: “Los políticos mienten...y saben que los periodistas sabemos que mienten”.
Nos hacen cómplices...
No lo soporté: dejé los informativos. Y propuse L’ofici de viure, un programa dedicado al autoconocimiento, la psicología del bienestar y la espiritualidad.
¿Se lo aprobaron enseguida sus jefes?
Hace once años no se hablaba de estas cuestiones: me enviaron a la madrugada, horario de tarots y horóscopos.
Y no era eso...
No. Incluí un espacio de meditación: radio con silencios... Luego logramos pasar a las ocho de la tarde. Hoy seguimos ofreciendo pistas para aprender el arte del buen vivir.
¿Qué entiende por buen vivir?
Vivir en plenitud, vivir con autodominio emocional para crecer en bien estar personal. Hablo con muchos expertos, elijo lo que me parece mejor y lo divulgo.
¿Algo de todo lo que ha aprendido le ha beneficiado en su propia vida personal?
Decidí no proponer nada sin antes haberlo probado en mí. Hemos sido tan analfabetos en lo emocional... Yo he aprendido a relajarme y meditar un rato cada día...
Ya es algo.
Vives desde tu estado de ánimo, y el único responsable de tu estado de ánimo... eres tú.
Bien dicho.
Nadie ahí afuera, pues, es culpable de lo que me pasa. Es mi obligación estar bien, eso depende sólo de mí. Así, si cada uno barre su trozo de acera, ¡el mundo estará limpio!
Aún muchos buscan culpables... y reclaman salvadores.
Pero cada día hay más gente que busca ser dueño y responsable de sus emociones.
Tu estado de ánimo es tu destino, decían los griegos.
Y los varones aún pugnamos por permitirnos emociones, por liberarnos de lo de “los hombres no lloran”. “Muestra tu dolor o el dolor oculto estallará”, dijo Shakespeare.
Reprimimos emociones por pudor...
A veces es patológico, se llama alexitimia: incapacidad de reconocer y conectar con las propias emociones.
¿Las mujeres las viven mejor?
Las mujeres, para medrar social y profesionalmente, imitan hoy la vieja y trasnochada agresividad masculina: sacrifican su dimensión emocional... Qué error: ¡mujeres y hombres deberíamos feminizarnos!
¿En qué consistiría feminizarme?
Practica más la empatía, la compasión, el cuidado, y no temas que te vean vulnerable, no te avergüences de tus fragilidades. ¡Eso cambiaría el mundo!
¿Y dónde quedará el macho ibérico?
¡Aún nos rodea! Grita, eructa, fanfarronea, escupe, gesticula...¡qué tirria le tengo!
¿Se está enfadando?
No me importa decir que soy PAS: persona altamente sensible. Es un rasgo de personalidad, descrito por Elaine Aron: ruidos, sobresaltos... ¡me afectan muchísimo, pueden colapsarme! A la vez, también puedo gozar más de lo bueno y delicado.
¿Qué entrevistado suyo le ha marcado más en estos once años de programa?
Oriol Pujol Borotau, un jesuita que lo dejó todo para meditar en India y crecer en el camino del autoconocimiento.
¿En qué punto de ese camino está?
Pies en el suelo, cabeza en el cielo, con la aspiración de salir de mí, trascender mi ego...
¿Y eso cómo se hace?
Mediante un gozo profundo del presente.
¿Podrá?
Todos hemos experimentado esos instantes: ahora anhelo generarlos desde dentro y porque sí. ¡Quiero estar contento sin motivo! Estar agradecido y feliz por el mero hecho de vivir. Quiero decir sí a la vida, ¡traiga lo que traiga! Esto... aún no lo he conseguido.