Todo de usar y no tirar

¿Por qué Volkswagen nos engañó? Porque tenía incentivos para hacerlo: le era más rentable colocarnos coches trucados que fabricarlos limpios. Webster y los pioneros de la economía circular abogan por cambiar el sistema para que incentive el crecimiento sostenible: que el coche, el aparato, la casa... sean siempre del fabricante y que nosotros sólo paguemos por usarlos. Así el fabricante sería siempre el dueño y también el primer interesado en tener coches limpios y eficientes, porque, si no lo fueran, no pagaríamos por usarlos. El control continuo del internet de las cosas permitirá además que no contaminen, que gasten menos, y nos evitará la presión publicitaria de tirarlos para volver a comprar otros una y otra vez.

Usted es ecologista?

¡Por favor, no! ¡No me siento culpable por coger un taxi! ¡He venido en taxi..., ¡sí! ¡Y de gasóleo!

¿Y era un Volkswagen?

¡Me alegro de que me haga esa pregunta! Y no voy a juzgar aquí si algunos ejecutivos alemanes han sido inmorales...

...

Lo que me preocupa es que los incentivos para que los fabricantes no envenenen el aire con su software trucado aún están ahí, porque si vendes un coche y mentalmente se lo colocas al comprador y te despreocupas de él..., pasan cosas así. Y pasarán aún peores.

Ahora veremos cuánto les dan a los pobres dueños por sus Volkswagen usados.

El error es que aún pensemos en comprar y vender coches. Lo que tenemos que hacer es empezar ya a pagar sólo por horas y potencia de uso de un coche, y será Volkswagen u otra empresa la que nos dé el servicio.

¿Una especie de alquiler sofisticado?

El que ya hace Rolls-Royce con sus turbinas de avión: no las venden. ¿Por qué iban a vender a nadie su prodigiosa tecnología? Sólo venden horas de uso y potencia a las aerolí-neas y monitorizan con el internet de las cosas el rendimiento, el mantenimiento y la rentabilidad de cada instante de su uso.

¿Con los coches se hará igual?

Y con todo. Vamos a un mundo de usuarios sin compradores. Ya no compraremos bombillas, sino servicios integrales de iluminación por horas y potencia, y también pagaremos sólo por servicios de limpieza: ¿para qué poseer lavadoras, lavavajillas, neveras, si sólo quiero lo que hacen?

¿No saldrá más caro que comprar?

No si incluimos en el precio de los coches, los electrodomésticos y todo tipo de aparatos el coste de reciclarlos y el daño medioambiental de fabricarlos. Si calculamos bien, sólo será rentable pagar por horas de uso.

El coche eléctrico es bonito... ¡y caro!

Porque otra vez usted está pensando sólo en comprarlo. ¿Sabe que los trenes alemanes ya no se fabrican, sino que se rehacen una y otra vez los que ya están en uso? Pues ese es el modelo que hay que aplicar en todo cuanto necesitemos para vivir: no tiraremos nada.

¿Las empresas dejarán de vender productos para cobrar sólo por servicios?

Todo se fabricará para reemplazar lo ya usado y será mejorado, adaptado, tuneado. Usted pagará por servicios de movilidad, iluminación, calefacción, energía –o todo a la vez en un paquete– y las compañías los irán actualizando y mejorando.

¿No seguirán generándose desechos?
No, porque todo estará ya fabricado para ser reciclado, cuando no reutilizado. Así también se acabará la obsolescencia programada. Un ingeniero me confesó que le habían encargado diseñar un catalizador que se estropeara en un coche a los 130.000 kilómetros de uso. Y hay muchos casos así de tristes.

¿Por eso los electrodomésticos de antaño duraban más?

Porque aún no se había planificado su obsolescencia, ya que los mercados no estaban saturados. Pero ahora sí lo están y los incentivos de los fabricantes para timarnos son altos. Por eso es urgente aplicar la filosofía cradle to cradle (de la cuna a la cuna) y debo admitir que las buenas firmas ya lo hacen.

¿Por ejemplo?

Las bobinas de cobre de los motores en muchas máquinas tenían tan poco cobre que no era rentable reaprovecharlas, así que el químico Browngard aconsejó fabricarlas con más cobre para que valiera la pena molestarse en reciclarlas. Browngard y el arquitecto McDonaugh son mis inspiradores y los pioneros de la economía circular.

Los entrevisté aquí: hoy todo el mundo fabrica pensando ya en el reciclado.

Y ni ellos ni yo hablamos de irnos a vivir al campo ni de renunciar a ninguna comodidad. Creemos que se puede vivir a pleno confort disfrutando de todos los avances que hemos logrado, pero de forma ecológicamente sostenible... ¡Y rentable para todos!

¿Por qué no se ha avanzado más en la fabricación de la cuna a la cuna?

Porque cuesta cambiar de mentalidad.Todos los modelos de negocio han sido y para muchos siguen siendo fabricar, fabricar, fabricar y vender, vender, vender. Fabricabas con ingeniería y vendías con marketing... Se lo colocabas al cliente... ¡Y al vertedero y luego vuelta a empezar: fabricar, vender, tirar...

Y al ser vendido, olvidar lo prometido.

En estos nuevos modelos de negocio no habrá ventas, así que la compañía proveedora asume también las externalidades del servicio: contaminación, reciclaje y excesivo consumo. Así tendrán todo el incentivo en fabricar para la eternidad y en que sus aparatos no gasten ni contaminen: querrán diseñar productos y servicios con inteligencia.

McDonaugh y Browngard son diseñadores de productos eternamente renovables.

Nosotros no les decimos a los jóvenes, como hacen los ecologistas, que ya han llegado tarde a la fiesta del planeta y sólo les queda aguantarse y ahorrar para no estropear el medio ambiente, sino que les invitamos a rediseñarlo juntos y volver a disfrutarlo sin ningún sentimiento de culpa.