Diez senadores demócratas se han rendido y han optado este viernes por lo que consideran el mal menor ante el arduo dilema que se les planteaba: han votado a favor avanzar una iniciativa legislativa con profundos recortes y que dará a Donald Trump una amplia discreción en las decisiones sobre el gasto público para evitar las catastróficas consecuencias de un cierre de gobierno. El trámite ha permitido la posterior aprobación del proyecto de ley de gasto, por 54 votos a favor y 46 en contra, que ampliará siete meses la financiación del Gobierno cuando Trump la firme y convierta en ley.
Para llevarla a votación en el Senado, tras la aprobación el martes de la Cámara de Representantes, se requería una mayoría cualificada de 60 votos, por lo que dependía de los votos de al menos ocho senadores demócratas en el caso de que todos los republicanos votaran a favor. Finalmente, el resultado de la votación preliminar ha sido de 62 a favor y 38 en contra, con diez demócratas uniéndose a la bancada republicana. En la votación final, que tan solo requería mayoría simple, únicamente dos demócratas se han unido a los republicanos.
La polémica medida supone una victoria para Trump y Musk, pues su lenguaje les dará mayor discrecionalidad para recortar
La prórroga presupuestaria mantendrá la financiación del gobierno hasta el próximo 30 de septiembre. Recortará la financiación de los programas no relacionados con Defensa en 13.000 millones de dólares, mientras incrementará en 6.000 millones el presupuesto militar.
Además, no contiene instrucciones específicas del Congreso para asignar fondos a programas que suelen incluirse en los proyectos de ley de gastos. Eso dará mayor libertad de acción a la Administración Trump para recortar fondos, lo que es especialmente polémico en un momento en el que se la acusa de estar pasando por alto en sus despidos masivos las directrices de gasto establecidas por el Congreso.
Tras semanas de negociaciones y rechazo en bloque del Partido Demócrata –por los recortes y el poder que otorga a la Casa Blanca–, su líder en el Senado, Chuck Schumer de Nueva York, cambió ayer su postura al anunciar que no iba a permitir el bloqueo de la financiación del gobierno. “Aunque el proyecto de ley sigue siendo muy malo, la posibilidad de un cierre de la Administración tiene consecuencias mucho peores para Estados Unidos”, aseguró desde su escaño.
Le han seguido en la votación otros demócratas “moderados”, como John Fetterman de Pensilvania, entre otros ocho que se jugarán próximamente su escaño estados donde Trump ganó las elecciones el 5 de noviembre. En su opinión, si el Congreso no lograba financiar la Administración, eso habría dado a la Casa Blanca la potestad de elegir qué trabajadores y programas federales son “no esenciales”, por lo que podrían extender y hacer permanentes los recortes realizados por orden del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por la mano derecha de Trump, Elon Musk.
Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado
“Un cierre le daría a Donald Trump las llaves de la ciudad, el estado y el país”
Schumer argumentó que “Musk ya ha dicho que quiere un cierre, y los informes públicos han demostrado que ya está haciendo planes para acelerar su destrucción de programas y servicios gubernamentales clave” en caso de que expirase la financiación del gobierno, algo que iba a suceder esta madrugada (a las 5h en la España peninsular) si no había acuerdo. “Un cierre le daría a Donald Trump las llaves de la ciudad, el estado y el país”, sentenció el demócrata.
Sus palabras provocaron la indignación del sector progresista, tanto de activistas como de congresistas en la Cámara de Representantes, donde los demócratas (que también son minoría) rechazaron en bloque la medida. Entre ellos, Alexandria Ocasio-Cortez, representante de Nueva York, que calificó la decisión como un “tremendo error” en una entrevista en CNN.
“Para mí, es casi impensable que los demócratas del Senado voten a favor de entregar gratis una de las pocas bazas que tenemos”, denunció, en referencia a la mayoría que tienen los republicanos en las dos cámaras legislativas, así como su control del ejecutivo y del poder judicial, con un Tribunal Supremo en el que seis de los nueve jueces son conservadores (y tres fueron nombrados por Trump en su primer mandato). El hecho de que, para evitar el filibusterismo, varias leyes necesiten una mayoría de 60 votos en el Senado, donde los republicanos tienen 53 escaños, da a los demócratas un mínimo de influencia política, con cierta capacidad de veto. Pero este viernes han renunciado a ella.
También la congresista Nancy Pelosi de California emitió un duro comunicado contra Schumer: “Donald Trump y Elon Musk han ofrecido al Congreso una falsa elección entre un cierre del gobierno o un cheque en blanco que supone un ataque devastador al bienestar de las familias trabajadoras de todo Estados Unidos. Seamos claros: ninguna de las dos opciones es buena para el pueblo estadounidense. Pero esta falsa elección que algunos están aceptando en lugar de luchar es inaceptable”.
Los demócratas, que en su mayoría han votado en contra de la ley, habían intentado aprobar una ley de gasto para mantener la financiación del gobierno durante cuatro semanas, en vez de los siete meses del proyecto de ley finalmente aprobado. Pero los republicanos se negaron a entrar en ese tipo de negociación, conscientes de su capacidad de acción, que se ha demostrado todavía mayor ante la división demócrata.
En su largo, vengativo e inusual discurso este viernes desde el departamento de Justicia, Trump ha agradecido a Schumer su cambio de postura: “¡Enhorabuena por hacer lo correcto! ¡Tuvo agallas y coraje!”, ha dicho, “creo que va a recibir algo de crédito por ello”.