El Parlamento portugués quedará disuelto a partir de mañana y la fecha más probable para unas nuevas elecciones es el 11 de mayo. Así lo prefieren tanto el Partido Socialdemócrata (de centroderecha), hasta ahora al frente del gobierno de coalición, como el Partido Socialista, principal artífice de la caída del gabinete de Luis Montenegro. El presidente de la república, Marcelo Rebelo de Sousa, que ayer fue recibiendo a los líderes de los partidos, ya aventuró esa fecha o la del 18 de mayo tras la fallida moción de confianza en la Asamblea la noche del martes. Rebelo de Sousa hará de todos modos el anuncio oficial de la fecha elegida después de la reunión del Consejo de Estado mañana jueves.
Serán estas las terceras elecciones generales en tres años, y además el 2025 irá cargado, ya que se celebrarán también municipales y justo en enero del 2026, presidenciales.
Según el politólogo Adelino Maltez, de la Universidad de Lisboa, citado por la agencia Reuters, las posiciones en los sondeos no han variado mucho desde las elecciones de marzo del 2024 entre la Alianza Democrática (coalición de los socialdemócratas del PSD de Montenegro y los democristianos de CDS-PP) y el opositor Partido Socialista (PS). De hecho, Montenegro se impuso entonces por la mínima y ha gobernado estos once meses en minoría. “El problema es que una nueva elección no será concluyente”, dijo el profesor Maltez, que apunta a un acuerdo parlamentario –una gran coalición como la armada por Mario Soares en 1983– como única solución: “Si no lo hacen, habrá más de la misma inestabilidad”, dijo. Hay que recordar que hasta día de hoy Montenegro ha rechazado en términos de “no es no” hacer acuerdos con el partido de ultraderecha Chega, que quedó tercero en la elección de hace un año, con un 18%.
A la terceras elecciones generales en tres años se suman municipalesy presidenciales
Las cosas no iban tan mal hasta hace poco, sin embargo. Montenegro logró sacar adelante los presupuestos con apoyo de los socialistas, y estos incluso frenaron en las últimas semanas dos mociones de censura, una presentada por el partido de ultraderecha Chega, y otra por el Partido Comunista. En cambio, rechazaron apoyar a Montenegro en la moción de confianza que éste presentó a continuación, y en la sesión parlamentaria del martes fueron determinantes al proponer una comisión parlamentaria de investigación sobre los negocios familiares de Montenegro. El intento de éste de limitarla a unos pocos días fue rechazado por el PS. Nadie transigió en este aspecto y no hubo otra salida que votar. Montenegro solo tuvo el respaldo de su propia coalición y de Iniciativa Liberal.
Todo comenzó en febrero, cuando la prensa portuguesa dio a conocer la existencia de Spinumviva, una consultora fundada por Montenegro en el 2021, cuando aún no era líder del PDS. Vinculada a negocios inmobiliarios, podría verse beneficiada por una reforma de la ley del suelo. Montenegro vendió su parte a su esposa y sus hijos pero, al estar casado en régimen de gananciales, esa venta a su esposa no sería tal en realidad. Otro aspecto es que una empresa en la que trabajó antes Montenegro y que gestiona hoteles y el casino de Espinho, su ciudad natal, habría estado haciendo pagos mensuales a Spinumviva. En cuestión de quince días se sucedieron las dos citadas mociones de censura, un aumento de la presión y, finalmente, la iniciativa de Montenegro de la moción de confianza.
La moción de confianza del líder conservador fracasó al rechazar el PS una investigación limitada
La comisión parlamentaria de investigación de la que se debatió el martes no se formará, evidentemente, pero el Ministerio Público (Fiscalía) anunció ayer una “investigación preventiva” en relación con el hoy primer ministro en funciones y la firma Spinumviva. El fiscal general, Amadeu Guerra, dijo que se habían recibido tres denuncias y que no había “indicios claros” que justificaran una investigación en toda regla pero sí una pesquisa “preventiva” para el caso de que fuera necesario abrirla.
Luis Montenegro, que ayer fue el primer líder político en entrevistarse con el presidente, quiere volver a ser candidato. A la salida del encuentro con Rebelo de Sousa pidió calma, reconoció que hay “preocupación por la prisa en celebrar nuevas elecciones legislativas” –aunque él mismo las quiere cuanto antes– y dijo que “no hay motivos para alarmarse”.