‘Top secret’ hasta para la reina

Historias del mundo

Durante nueve años, Isabel II no fue informada de la traición de Anthony Blunt

FILE - Professor Anthony Blunt, former surveyor of the Queen's pictures, photographed at the Courtauld Institute with Queen Elizabeth II on Nov. 15, 1979. (PA via AP, File)

Isabel II habla con Anthony Blunt sobre una exposición en el Courtauld Institute of Art, perteneciente a la Universidad de Londres, en febrero de 1959. Blunt formaba parte del staff de la casa real como supervisor de la pinacoteca y obras de arte.

Ap-LaPresse

Hay escándalos tan explosivos y secretos tan gordos que no los puede saber ni siquiera el jefe del Estado (eso es así, por cierto, en todos los países). Se trata de la teoría del desmentido plausible, es decir, que el personaje al que se trata de proteger pueda negar con ciertos visos de verosimilitud –aunque muchos no se lo crean– haber tenido conocimiento de los hechos en cuestión, y no se vea obligado a dimitir.

Documentos desclasificados de los servicios de inteligencia británicos revelan que la reina Isabel II no fue oficialmente informada hasta 1973, nada menos que nueve años después de su confesión, de que Anthony Blunt –integrante de la casa real como responsable de su colección de cuadros y obras de arte– era un agente doble ruso. Su secretario privado solo se lo dijo por instrucciones del Gobierno cuando el espía estaba enfermo de cáncer y se temía que podía fallecer en cualquier momento (en realidad sobrevivió otros diez años), y las autoridades tuvieron miedo de que tras su muerte la prensa investigara, saltara la liebre y se montara la marimorena.

Cuando le presentaron las pruebas de su traición, se sirvió un whisky y pidió 5 minutos para “consultar con su conciencia”

“Su majestad se lo tomó muy bien, como si no le sorprendiera”, dice el relato que ahora ha salido a la luz. Miranda Carter, la biógrafa de Blunt, piensa que la clave está en el adverbio oficialmente , y que de manera privada Isabel II sabía desde mucho tiempo antes que Blunt pertenecía (junto a Kim Philby, Guy Burgess, Donald MacLean y John Cairncross) al llamado gang de los 5 , reclutados por el KGB cuando eran estudiantes en la Universidad de Cambridge, y que llegaron a ocupar posiciones importantes en el Foreign Office, la casa real y las dos ramas de la inteligencia británica, el MI5 (interna) y el MI6 (externa). En cualquier caso, ya fuera por ignorancia de su traición o para despistar, lo hizo caballero después de su confesión. A cambio de ella, y para evitar el escándalo, el Estado le concedió inmunidad y le dejó seguir en su puesto hasta la jubilación. Murió en 1983, a los 75 años, y solo entonces Margaret Thatcher contó la historia al país en un discurso en la Cámara de los Comunes.

Las sospechas empezaron a recaer sobre Blunt en 1951, cuando Burgesss (que trabajaba en la embajada británica en Washington y tenía graves problemas con el alcohol) viajó precipitadamente a Londres para advertir a Maclean (un cargo importante del Foreign Office) que ambos habían sido descubiertos y tenía que huir a Moscú. Yuri Modin (nombre en código Peter ), el funcionario soviético que recibía la información de los tres, le recomendó que escapara también a la URSS vía París y Helsinki, pero rechazó la oferta y decidió “que sea lo que Dios quiera”.

Blunt quedó marcado y fue entrevistado como sospechoso en once ocasiones, pero no fue detenido porque el establishment británico decidió tapar el asunto, y pasaron otros trece años hasta su confesión en 1964. El interrogador Anthony Martin se la arrancó en el salón de su lujoso piso con vistas a Portman Square, presentándole pruebas irrefutables y a cambio de la inmunidad. El espía pidió cinco minutos “para consultar con su conciencia”, se sirvió un buen vaso de whisky, y a continuación contó toda la historia y dijo sentirse aliviado de haberlo hecho. Ni siquiera Alec Douglas-Home (que solo estuvo un año en Downing Street, pero en ese momento era el primer ministro) fue informado por los servicios de inteligencia. Y, si alguien se lo contó a la reina, fue de modo extraoficial, para que llegado el momento pudiera negar cualquier conocimiento del asunto.

Los documentos desclasificados por el MI5 relatan también cómo el actor Dirk Bogarde, que era homosexual y tuvo una larga relación con su mánager, aunque nunca salió del armario, fue advertido del peligro de que el KGB le pusiera una trampa e intentara seducirlo, ya que su nombre había aparecido en una lista de seis personalidades gays del Reino Unido en manos de los soviéticos. El asunto le causó una profunda impresión, pero los temores nunca se realizaron y prosiguió su exitosa carrera.

En los papeles, que formarán parte de una exposición en los Archivos Nacionales, hay asimismo diversas referencias a Kim Philby, otro miembro del gang de los 5 que, tras ser advertido por los rusos, se fugó de Beirut a Moscú en 1963 a bordo de un buque, olvidándose con las prisas las gafas de leer, y dejando a su mujer dinero entre las páginas de un diccionario de latín y este mensaje: “Cariño, mis planes no están claros, pero no te preocupes”.

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