La inestable mayoría de Von der Leyen
Unión Europea
El Parlamento Europeo sella hoy el nuevo colegio de comisarios con la desconfianza entre socialistas y populares
La presidenta de la Comisión Europea, ayer en el hemiciclo de Estrasburgo
Ursula von der Leyen pudo respirar tranquila el pasado miércoles. Tras una semana de guerra abierta entre el Partido Popular Europeo (PPE) y el grupo socialdemócrata en la Eurocámara por los nombramientos de la próxima Comisión Europea, un pacto de última hora entre estas dos familias y la de los liberales permitió que el calendario corra como estaba previsto para que el próximo 1 de diciembre la presidenta de la Comisión pueda tener en marcha a su equipo de gobierno. Los vetos cruzados quedaron disueltos y, mientras el PPE se abrió a votar a favor de Teresa Ribera –a la espera de saber si se desmarcará la delegación popular española, como han anunciado–, socialistas y liberales dieron luz verde al futuro comisario italiano Raffaele Fitto, el italiano de Giorgia Meloni, y de Olivér Várhelyi, el extremista enviado por Viktor Orbán.
Sin embargo, no es una buena señal para Von der Leyen que su Comisión nazca con esta desconfianza. Aún no se han puesto a trabajar y la colaboración entre los grupos que la apoyan es extremadamente inestable. Tanto es así que para tratar de convencer a los suyos de superar sus recelos, las líderes de los socialistas, Iratxe García, y de los liberales, Valérie Hayer, trataron de arrancar a Manfred Weber, al frente del PPE, un documento que se convirtiese en un pacto para toda la legislatura. Al final se quedó en un texto de “cooperación” bastante ambiguo que no sirvió para mantener la unidad en los grupos. Los socialistas franceses, por ejemplo, ya han dicho que se desmarcarán de su familia europea y votarán en contra porque no están a favor de aprobar a los comisarios de familias ultraderechistas. Los alemanes, por su parte, se abstendrán.
El PPE no renuncia a aprobar medidas con la ultraderecha, la llamada ‘mayoría Venezuela’
Los Verdes, que votaron a favor de la alemana en julio, esta vez han anunciado que una “pequeña mayoría” de sus eurodiputados la apoyará mañana, después de que Von der Leyen anunciara el fichaje de su exlíder Philippe Lamberts como asesor.
En realidad, lo que querían García y Hayer era que el PPE se comprometiese por escrito a decir que la mayoría europeísta que aprobó en julio el nacimiento de otro gobierno europeo sostenido por las fuerzas tradicionales de la Eurocámara era su prioridad en el Europarlamento. Las elecciones europeas de junio, que ganaron los populares, dejaron un Parlamento Europeo mucho más escorado a la derecha, con una consecuencia que ya está siendo palpable a los pocos meses de que haya arrancado: Manfred Weber puede elegir.
Puede decidir si sigue adelante mirando a los socialistas, liberales y verdes, o si en cambio opta por quebrantar el cordón sanitario y aprobar iniciativas con familias como los Patriotas de Viktor Orbán, los Conservadores y Reformistas (ECR) de Giorgia Meloni e incluso la nueva familia europea de Alternativa para Alemania. En Estrasburgo, esto es lo que ya se conoce como la “mayoría Venezuela”, por ser la alianza de partidos que condecoraron con el premio Sájarov a la oposición venezolana. Juntos ya han sacado adelante varias medidas, incluyendo estudiar la creación de centros para deportar inmigrantes, y fuentes populares aseguran que no tienen ninguna intención de renunciar a elegir con quién legislar.
El resultado de la votación se da por descontado porque, al contrario que para la elección del presidente de la Comisión, que requiere la mayoría absoluta de los eurodiputados –361 votos–, para dar el visto bueno al colegio solo se necesita una mayoría simple de los que se encuentren en el hemiciclo. Pero la estabilidad, por el momento, queda lejana.
Weber defiende colaborar con ultraconservadores
El acercamiento entre Meloni y los populares continúa. El jefe del Partido Popular Europeo en la Eurocámara, Manfred Weber, el primero en bendecir la coalición de Gobierno italiana con Giorgia Meloni, quiere mantener todas las cartas de la baraja, y ayer ya dejó claro que su intención es colaborar también con los Conservadores y Reformistas (ECR), “la parte razonable de las fuerzas conservadoras”. “Y esto se va haciendo realidad”, advirtió. El político alemán alegó que cooperar con los ultraconservadores permitirá “cumplir con los intereses de Europa” durante los próximos cinco años y remarcó que este grupo ha votado a favor de todos los candidatos a comisarios socialdemócratas y liberales en el Parlamento Europeo. Sin embargo, reconoció que partes de esta familia, como el Ley y Justicia polaco –la competencia de Donald Tusk–, no entran en su definición de “proeuropeos”.