Elon Musk quiere ir puerta por puerta en Pensilvania para pedir el voto a Trump

Elecciones en Estados Unidos

El empresario ataca a la Administración demócrata, que le paga miles de millones

Tesla CEO and X owner Elon Musk speaks during a rally for Republican presidential nominee and former U.S. president Donald Trump, at the site of the July assassination attempt against Trump, in Butler, Pennsylvania, U.S., October 5, 2024. REUTERS/Carlos Barria

Musk, durante el mitin en Butler (Pensilvania), al que acudió para apoyar a Trump, el pasado 5 de octubre

Carlos Barria / Reuters

Elon Musk, el hombre más rico del mundo, el empresario que innova así en la tierra como en el cielo, también es un anuncio.

En esta recta final de campaña ha emergido como uno de los principales réditos electorales de Donald Trump, con quien se ha implicado personalmente. Para ello utiliza la red social X, y sus 202 millones de seguidores, con la que difunde conspiraciones sobre los demócratas e insultos contra Kamala Harris.

Musk lleva su cuartel a Pensilvania, estado decisivo, y pretende hacer una gira electoral en autobús

En una participación directa, sin paralelismo para alguien de su condición, Musk ha trasladado su base de operaciones a Pittsburgh, en Pensilvania, estado que se considera decisivo para decantar el resultado. No solo esto, también se ha manifestado dispuesto a recorrer todo el estado puerta por puerta para pregonar la urgencia de que el expresidente gane en las urnas el 5 de noviembre. Una actividad que además le permitirá controlar cómo se gastan sus multimillonarias donaciones, que Dios dijo hermanos, no primos.

Y Trump, que amplifica las falsedades y los vituperios lanzados contra su rival, en especial por ser mujer, juega a fondo la carta de Musk, tan apreciada por el populismo de extrema derecha.

La presentación del prototipo de Tesla para el servicio de robotaxi del pasado jueves no tuvo mucho eco, dadas las malas críticas de los expertos. Pero el pasado domingo, tras el histórico éxito de la prueba espacial de la Starship, que recorta la distancia con Marte, y la recuperación por arte de magia tecnológica del gigantesco propulsor en pleno vuelo, el expresidente no perdió ni un segundo para ensalzar a su amigo. “Musk es totalmente MAGA”, recalcó ante la efusividad del empresario que propaga las ideas del movimiento forjado a partir del lema “Hacer grande América de nuevo”, que identifica al trumpismo.

Después de saltar y bailar en el mitin de Trump el pasado fin de semana en Butler (Pensilvania), en su regreso al escenario donde en julio casi fue asesinado, Musk decidió acelerar su colaboración directa e incluso está dispuesto a emprender una gira electoral en autobús.

“Musk es obsesivo, casi maniaco, con lo que está en juego y la necesidad de que Trump gane”, señala ‘The New York Times’

“Estos días, en conversaciones privadas, Musk es obsesivo, casi maniaco, con lo que está en juego y la necesidad de que Trump gane”, señala The New York Times. Algunos de sus colaboradores le han oído decir “me encanta Trump” y elogiar su “sentido del humor”.

Su intervención en la red X, la antigua Twitter, que compró por 44.000 millones de dólares y que ha transformado en un territorio sin ley, donde el odio, el supremacismo blanco y las mentiras campan a sus anchas, supone un claro retrato de la sociedad estadounidense. En sus mensajes arremete contra las políticas progresistas y recalca que los demócratas están tratando de llenar el país de inmigrantes indocumentados que, a cambio, les garantizarán el poder perpetuo. Por eso sostiene que estas elecciones pueden ser las últimas libres, sin dar la más mínima importancia al intento golpista de Trump en los anteriores comicios o a que no deje de repetir que, si vuelve a perder, será por pucherazo.

Al margen de las donaciones a la campaña, calculadas en 500 millones, el valor financiero del apoyo que Musk presta al expresidente resulta incalculable. Los liberales piensan que no es más que un traidor que muerde la mano que le ha hecho crecer.

Los liberales recuerdan que este propagador de fabulaciones y de ideología extremista es el principal beneficiario de los contratos del Gobierno. Obtiene miles de millones de las arcas de la Administración a la que ataca y a la que quiere derrotar, aunque sin ese flujo de dinero difícilmente habría llegado donde está. Hoy es uno de los contratistas más grandes del Pentágono. Tesla y SpaceX han recibido en el último año 15.000 millones de dólares en contratos federales, cifra que va a más con la inclusión de los satélites Starlink.

Precisamente Tesla, una incipiente compañía de vehículos eléctricos que Musk adquirió en el 2002, solo logró despegar cuando el ejecutivo del entonces presidente demócrata Barack Obama –hoy, otro de los malos– le concedió 465 millones en subsidios en el 2010. Trump siempre despreció el coche eléctrico, aunque ahora le entusiasman los Tesla.

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