Advertido por los principales grupos políticos de que no iban a permitir que convirtiera su comparecencia de hoy ante la Eurocámara para hablar de las prioridades de la presidencia húngara del Consejo de la Unión en “el show de Orbán”, el primer ministro del país magiar contraprogramó ayer a la institución y se montó su propio espectáculo en Estrasburgo. Durante casi dos horas, Orbán se sometió a las preguntas de la prensa internacional para desgranar a sus anchas su ideario político, extasiarse ante la posibilidad de un relevo en la Casa Blanca y dejar una advertencia: no va a irse a ningún sitio, su objetivo es “cambiar la Unión Europea desde dentro”.
“Vamos a abrir varias botellas de champán si Donald Trump vuelve” en Budapest, se carcajeó Orbán, que recordó que dos días después de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre los líderes de los Veintisiete están convocados a una cumbre informal en la capital húngara, cita que les brindará la oportunidad de posicionarse rápidamente ante los cambios que podrían producirse en la escena global. Porque “si Trump es presidente, no esperará hasta la ceremonia de inauguración para gestionar una paz en la guerra entre Ucrania y Rusia”, recalcó. “No va a esperar tres meses” para actuar, “es lo que prometió y yo lo tomaría muy en serio”, dijo.
Las elecciones estadounidenses están lejos de estar sentenciadas en un sentido u otro pero Orbán cruza los dedos para que sean el presagio o el catalizador definitivo de una nueva ola conservadora a nivel internacional. “Se está produciendo un cambio profundo en la política europea en estos momentos. No es un proceso que haya comenzado ahora ni que se vaya a completar en dos días” pero “vemos que hay una élite europea de derechas y de izquierdas que trata de manejar la política pero la gente no está satisfecha con ellos”, se jactó el primer ministro húngaro después de la victoria electoral de la ultraderecha en Austria y la llegada al poder de gobiernos afines nacionalpopulistas, por ejemplo en los Países Bajos.
“El problema de Hungría no son los inmigrantes sino los emigrantes, la gente que se va”, dice Hayer
El control de la inmigración es una de las principales prioridades que tendrá la presidencia húngara del Consejo de la Unión. Porque “la única inmigración que no se queda es la que no entra”, defendió Orbán, que paradójicamente, dado el historial de su gobierno en cuanto a la protección de la comunidad LGTBI y su recurrente defensa de la pureza racial, acusó a los inmigrantes de generar “un aumento del antisemitismo, de la violencia contra las mujeres y de la homofobia” en Europa.
Orbán aprovechó la ola antiinmigración que recorre Europa para reivindicar sus ideas políticas sobre el tema, por las que desde la crisis de asilo del 2015 se le ha tratado –dijo– “como un idiota o un ser malvado”. “Llevo diciendo lo mismo desde entonces, podemos intentar cualquier tipo de pacto pero la única forma de controlar la inmigración son los hot spots externos” y los controles fronterizos, defendió el líder ultranacionalista húngaro, cuyo país ha sido multado en varias ocasiones por la justicia europea por no aplicar la legislación migratoria. “Al final todos me darán la razón”, insistió.
La UE se plantea proponer a los países candidatos acoger centros para inmigrantes
Probablemente, Orbán no solo tenía en mente el ejemplo de los acuerdos firmados entre la Italia de Giorgia Meloni y Albania para que los migrantes rescatados en alta mar vayan a unas instalaciones en el país extracomunitario mientras se gestionan sus solicitudes de asilo. A nivel de embajadores, los Veintisiete ya han discutido este mes diferentes posibilidades para “una política migratoria más asertiva” y se habla abiertamente de proponer a otros países candidatos que acojan a su territorio a demandantes de asilo llegados a la UE, de acuerdo con fuentes diplomáticas europeas. En esos países sería más sencillo que en África velar por unas condiciones de acogida coherentes con los valores europeos, “puede ser un win-win ”, aseguran estas fuentes.
Si es elegido en noviembre, Trump “no va a esperar tres meses” para actuar en Ucrania, asegura Orbán
Después de varios aplazamientos, Orbán participará hoy en un debate con los eurodiputados sobre las prioridades de la presidencia húngara de la Unión. “Orbán ha convertido a Hungría en el país más corrupto de la Unión, da la mano a los enemigos de la UE y trabaja en favor de los intereses rusos y chinos”, le criticó Iratxe García, jefa de filas de los socialdemócratas europeos. “Seamos claros, no vamos a dejar que esta casa de la democracia se convierta en el show de Orbán”, advirtió por su parte la líder de los liberales, Valérie Hayer, que lo acusó de “dar la vuelta a la realidad” para ocultar sus problemas en la escena doméstica. “Orbán no hace más que decir que el problema de Hungría son los inmigrantes cuando en realidad lo son los emigrantes, la gente que abandona el país a niveles históricos, 33.000 húngaros el año pasado” rumbo a Europa occidental porque su dirigente “no puede resolver problemas como los bajos salarios o la mala calidad de la educación”, lanzó Hayer poco antes de la rueda de prensa de Orbán.
Durante la comparecencia, que fue interrumpida por un activista político húngaro que mientras arrojaba billetes falsos acusó al líder de su país de haberlo vendido a los intereses de china y Rusia, este contestó en inglés a cerca de dos decenas de preguntas de periodistas internacionales en tono distendido, inalterable cuando se le recordó que aunque atiza a las élites europeas él lleva 14 años en el poder y es el líder más veterano del Consejo Europeo, o que su Gobierno ha apoyado la inmensa mayoría de las propuestas legislativas de Bruselas que tanto critica. Este es el segundo turno de presidencia europea de Hungría desde su ingreso en la UE en el 2024 y también el suyo como dirigente. “Y ya he apuntado la fecha de la tercera presidencia en mi agenda”.