Dos años después de que la Unión Europea reconociera a Ucrania como candidata, el país empezará ya a negociar con sus futuros socios. Se espera que sea el próximo 25 de junio, igual que Moldavia, que también iniciará las conversaciones con el bloque comunitario.
“Los embajadores acordaron en principio el mandato negociador para las negociaciones de adhesión de Ucrania y Moldavia”, ha anunciado la presidencia belga, a través de la red social X.
Bélgica, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, ha acelerado en los últimos días —antes de que termine su mandato en dos semanas— para intentar que se pudieran iniciar cuanto antes las negociaciones con Ucrania. El objetivo es que se inicien el 25 de junio, a la espera de que lo ratifiquen los Estados, y Países Bajos, que debe consultarlo antes a su Parlamento.
En dos semanas inicia su presidencia Hungría, a sabiendas de que las relaciones con Kyiv no serán su prioridad. Los países de la Unión Europea han conseguido finalmente dar luz verde a empezar negociaciones, superando el veto de Hungría, que hasta hace poco insistía en que Ucrania “restaure” los derechos de la minoría magiar en el país para dar su visto bueno. A principios de esta semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó a que empezaran las negociaciones “a finales de este mes”, en la Conferencia para la Reconstrucción de Ucrania, celebrada en Berlín.
Se trata de una gran señal política para el país, aunque empieza un largo proceso. Hay otros países que han iniciado ya conversaciones, como Albania y Macedonia del Norte, que empezaron hace dos años después de esperar casi una década. Uno de los pasos necesarios que tendrá también que hacer Ucrania es empezar la transposición de más de 80.000 páginas de textos en su ordenamiento jurídico interno para adherirse en el futuro a la Unión.
En cuanto a las sanciones, a pesar de que se esperaba su aprobación inminente, aún existen reservas por parte de Alemania, que pide más tiempo. Uno de los puntos principales que se espera cerrar es la prohibición del uso de los puertos europeos para enviar buques con GNL ruso hacia terceros países, pero no su importación para uso interno para no poner en riesgo el propio abastecimiento. Es la primera vez, dos años y medio después de que estallara el conflicto, en que la UE se focaliza en el GNL. Aunque los Veintisiete tienen el objetivo de prescindir completamente de los combustibles fósiles de Rusia en el 2027 y se han adoptado medidas contra el carbón, el petróleo y los productos refinados procedentes de este país, hasta ahora no se había actuado en el sector GNL.
La medida, en cualquier caso, tendría implicaciones también para España. El país se convirtió el año pasado en el que más GNL importa desde Rusia de toda la Unión Europea, desbancando a Francia, debido a la gran flota de terminales de regasificación con la que cuenta, en que concentra un tercio de toda la capacidad de la UE. Así lo ha esgrimido siempre el gobierno, que ante la gran capacidad que tiene España, esta recibe muchos barcos para que el combustible sea regasificado y luego se envía a otros países europeos o a terceros.
El anuncio de que empezarán las negociaciones se produce justo a tiempo para la Conferencia en Suiza por la Paz, con la asistencia de 100 países, la mayoría aliados de Kyiv, y que no cuenta con la presencia ni de Rusia, ni de China y que se celebrará a partir de mañana. También poco después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, haya fijado sus condiciones para una negociación con el país. A saber, la retirada de las regiones de Luhansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia, y además de que Ucrania renuncie a la OTAN.