Los iraníes temen que su tambaleante régimen los arrastre a la guerra

Oriente Medio en llamas

Los radicales ultrarreligiosos ganan poder y buscan la confrontación

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Tropas voluntarias del ejército iraní marchan durante el desfile del Día del Ejército en una base militar en el norte de Teherán 

Vahid Salemi / Ap-LaPresse

A pesar de una hostilidad que dura 45 años hacia el “Pequeño Satán”, Irán nunca había lanzado un ataque contra Israel desde su propio territorio. En vez de eso, el camino a Jerusalén pasaba, según lo afirmado por el ayatolá Ruhollah Jomeini, fundador de la República Islámica, por Karbala, ciudad iraquí sagrada para los chiíes, y por ello entró en guerra con Iraq. El ayatolá Alí Jamenei, dirigente supremo de Irán desde 1989, se ha valido de filiales (Hizbulá, la milicia chií del Líbano, y los grupos militantes palestinos Hamás y Yihad Islámica) para atacar objetivos israelíes y evitar la confrontación directa. En años recientes, cuando Israel ha atacado el programa nuclear iraní y a sus científicos en Teherán, los asesores de Jamenei han pedido “paciencia estratégica”.

Todo eso ha cambiado. El lanzamiento de más de 300 drones y misiles balísticos y de crucero contra Israel el pasado 13 de abril anuncia “un cambio de paradigma”, según Ahmad Dastmalchian, antiguo embajador de Irán en el Líbano. La potencia de fuego dejó asombrados a muchos iraníes, pues superó con creces la respuesta al asesinato por parte de Estados Unidos de Qasem Soleimani, su general de más alto rango, en 2020. El jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), el general de división Hossein Salami, asegura que el régimen trabaja ahora con “una nueva ecuación”. “La época de la paciencia estratégica ha terminado”, afirmó el 14 de abril un asesor del presidente iraní en X (antes Twitter).

La presión exterior explica en parte el cambio de política. Israel ha intensificado sus ataques contra objetivos iraníes en todo Oriente Medio desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre. Ha matado a 18 comandantes iraníes de los CGRI y a unos 250 combatientes de Hizbulá en ataques realizados en Siria y el Líbano. El ataque aéreo del 1 de abril contra el recinto diplomático iraní en Damasco, acerca del cual Irán insiste que es territorio soberano según el derecho internacional, demostró que los grupos filiales ya no le proporcionan la disuasión en la que ha confiado durante tanto tiempo.

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Soldados iraníes participan en un desfile militar durante una ceremonia que marca el día anual del ejército del país en la capital, Teherán 

Atta Kenare / AFP

Sin embargo, las fuerzas internas también están moldeando la toma de decisiones. Durante la mayor parte de su carrera, Jamenei se ha apoyado en pragmáticos conservadores y rudos como él mismo. Muchos eran comandantes de los CGRI, la fuerza de combate más poderosa del régimen, y estaban dispuestos a colaborar con Occidente si pensaban que hacerlo los reforzaba. Ahora bien, de modo más reciente, ha cobrado relevancia un grupo de intransigentes ideológicos que son en Irán lo que la extrema derecha religiosa en Israel. Los miembros del Frente Paydari, o Frente de la Estabilidad de la Revolución Islámica, son supremacistas chiíes que se oponen a cualquier tipo de compromiso con nadie, ni dentro ni fuera de Irán. Se burlan de sus críticos, a quienes tildan de ateos y contrarrevolucionarios, y quieren convertir los parques de Teherán en mezquitas. Consideran anatema cualquier tipo de reconciliación con Occidente, hasta el punto de que algunos de ellos quemaron en el Parlamento el texto del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), el acuerdo firmado en 2015 por Irán con seis potencias mundiales para limitar su programa nuclear. Equiparan la “paciencia estratégica” ante los ataques israelíes con el apaciguamiento.

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Sus oponentes hablan de una captura del Estado. Ebrahim Raisi, clérigo de la línea dura elegido presidente en 2021, los ha nombrado en puestos destacados del gobierno. Su suegro quizás sea el clérigo más radical de Irán; pronuncia sermones que atizan el fervor de los paydaris. El Frente Paydari afianzó su control del poder en las elecciones parlamentarias del mes pasado, después de que muchos boicotearan la votación. Sus candidatos se impusieron a Mohammad Baqer Qalibaf, un político pragmático y antiguo alcalde de Teherán, comandante de los CGRI y pariente de Jamenei. Ahora pretenden desbancarlo como presidente del Parlamento. Han aprobado nuevas leyes de castidad. En contra del consejo de los veteranos de los CGRI, intentan volver a introducir la obligatoriedad del hiyab tras su suspensión de facto a raíz de las protestas generalizadas de 2022. El mismo día en que Irán atacó a Israel, enviaron de nuevo a la policía de la moral a las calles tras un paréntesis de un año.

En el seno de las fuerzas armadas iraníes, los realistas saben que su arsenal militar no puede competir con el de Israel. La fuerza aérea proyectó poder regional bajo el sha, pero desde entonces no se ha modernizado. Los aviones de combate estadounidenses F-4 de la década de 1960 no están a la altura de los F-35 de Israel, el avión de combate más avanzado del mundo. Muchos de los tanques datan de la segunda guerra mundial. No obstante, el Frente Paydari concibe su batalla terrena en términos divinos. "Cuando tirabas, no eras tú quien tiraba, era Alá quien tiraba”, declararon tras el ataque los fanáticos, citando una aleya del Corán. Sus miembros hablan del sacrificio realizado en el siglo VII en Karbala, cuando el imán Husein, nieto del profeta Mahoma, fue asesinado por un tirano musulmán. Desde entonces ha sido venerado por los chiíes, que rezan por una gran destrucción capaz de propiciar la llegada del imam Zaman, un dirigente mesiánico que inaugurará la consumación de los tiempos. Sus seguidores celebraron en las calles el ataque de Irán y repartieron caramelos. Han cubierto las vallas publicitarias de Teherán con pancartas en hebreo donde aconsejan a los israelíes que se abastezcan en previsión de otro ataque.

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Los clérigos del Frente Paydari también se han infiltrado en las filas de los CGRI. La generación más reciente de mandos se ha pasado la carrera asistiendo a campamentos de verano dirigidos por clérigos paydaris, muchos de los cuales también están destinados en sus unidades. “La nueva generación es más ideológica y agresiva, menos experimentada y menos pragmática”, afirma Saeid Golkar, experto en los CGRI de la Universidad de Tennessee en Chattanooga. A diferencia de las generaciones anteriores, no recuerda la guerra Irán-Iraq de la década de 1980. Utiliza textos religiosos para idear estrategias. “Quienes no conocen la guerra más desean luchar”, afirma, citando un dicho iraní.

Jamenei sigue estando al timón. Sus altos mandos dicen que avisaron del ataque con tres días de antelación a Israel y sus aliados. También indicaron cuándo había terminado. Sin embargo, algunos iraníes ponen en duda la capacidad del anciano de 84 años para hacer frente a la campaña de los paydaris. Bajo la presidencia de Raisi, la derecha religiosa ha purgado la administración pública de reformistas y críticos. Ha utilizado los continuados ataques de Israel para marginar a los pragmáticos que quedan dentro del régimen y sus llamamientos a la moderación. Algunos afirman ver con buenos ojos la perspectiva de un ataque israelí en suelo iraní. Consideran que uniría a los iraníes, un pueblo orgullosamente nacionalista.

Ahora bien, pese a todo su poder, el ascenso del Frente Paydari puede estar haciendo más frágil la República Islámica. La brecha entre gobernantes y gobernados es cada vez mayor. Su presidente, Raisi, es casi tan impopular entre la población como lo es Binyamin Netanyahu en Israel. Muchos iraníes culpan a sus ideólogos inexpertos de haber paralizado la economía (el rial alcanzó un nuevo mínimo frente al dólar tras el ataque del 13 de abril). Y temen que su fanatismo pueda arrastrar a Irán a la guerra. Tal es la antipatía hacia ellos que muchos ven como amigos a los enemigos del régimen. Tras el lanzamiento de los cohetes, los iraníes intercambiaron bromas burlándose de su ineficacia. “Han muerto muchos israelíes... de risa”, bromeó uno de ellos. En las calles han aparecido pintadas pidiendo represalias israelíes. “Golpéalos, Israel. Los iraníes te apoyan”, rezaba una en Teherán. Como señaló un observador de Irán, la reacción de los iraníes a un ataque israelí podría suponer para el régimen una amenaza mayor que el propio ataque.

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Traducción: Juan Gabriel López Guix

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