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Las estadounidenses abortan más aunque disminuyen los estados que permiten el procedimiento

Menos es más

¿Qué está ocurriendo?

Un médico utiliza una sonda Doppler portátil en una mujer embarazada para medir los latidos del corazón del feto

Rogelio V. Solis / LaPresse

En una zona comercial del barrio neoyorquino de Queens, frente a una peluquería y junto a un McDonald's, dos guardias de seguridad indican la entrada de la clínica de salud sexual Jamaica. Durante décadas, ha sido el lugar de referencia del barrio para las pruebas sobre enfermedades de transmisión sexual y el tratamiento del VIH. Joaquín Aracena, de la Oficina de Clínicas de Salud Pública, muestra con orgullo la última ampliación: el ala de salud reproductiva. Con las paredes blancas recién pintadas y unas puertas de color verde pastel, tiene un aspecto mucho menos institucional que el resto de la clínica.

“Pude conseguir este espacio después de que revocaran [de la sentencia del caso] Roe contra Wade”, explica. La clínica ofrece ahora abortos farmacológicos sin cita previa y gratuitos. No cabe duda de que se está corriendo la voz; el año pasado practicó algo más de 700 abortos, en enero fueron 100 y esta mañana las dos enfermeras ya han entregado a cuatro mujeres una bolsa opaca con las píldoras necesarias para interrumpir el embarazo (además de un paquete asistencial con almohadillas térmicas, analgésicos y un folleto informativo). La clínica ha recibido visitantes de otros estados, pero la mayoría de las pacientes son locales.

La sentencia del Supremo también benefició el acceso al derecho al aborto en aquellos estados que ya lo permitían

Ese servicio de interrupción del embarazo es uno de los resultados más inesperados de la decisión del Tribunal Supremo en 2022 de anular el fallo Roe, una sentencia que devolvió la cuestión del aborto a los estados y desencadenó una serie de prohibiciones. Esa decisión judicial dio al gobierno municipal nuevas energías para adoptar un papel mucho más activo en la coordinación del acceso al procedimiento, recuerda Ashwin Vasan, comisionado del Departamento de Salud de la ciudad. “Nuestro principal objetivo fue asegurarnos de que ampliábamos el acceso a los servicios de aborto en Nueva York y de que redoblábamos los esfuerzos para que la ciudad fuera el refugio seguro que siempre ha sido”, añade. Eso supuso colocar vallas publicitarias en Arizona y Texas, poner en marcha de una línea telefónica central de información y abrir nuevas clínicas en zonas de la ciudad no atendidas hasta ese momento. El servicio de interrupción del embarazo de la clínica Jamaica entró en funcionamiento menos de nueve meses después de la sentencia del caso Dobbs contra Jackson, que anuló el fallo de Roe.

Aunque gran parte del debate político de Estados Unidos ha girado en torno a si el aborto debe ser legal y hasta qué momento, la legalidad por sí sola no basta para que sea posible llevarlo a cabo. Son muchos los obstáculos (prácticos, económicos, sociales) susceptibles de interponerse en el camino de una mujer; incluso en los estados que, sobre el papel, permiten el aborto. Una de las consecuencias más positivas que puede salir de Dobbs es la mejora del acceso en los estados con un criterio favorable al aborto.

Según los nuevos datos del Instituto Guttmacher, un grupo de investigación que apoya el derecho al aborto, en 2023 se practicaron más de un millón de abortos en Estados Unidos, lo que representa un aumento del 10% respecto a 2020 y la cifra más alta en más de una década. Se trata de un incremento sorprendente, puesto que el procedimiento está ahora prohibido en 14 estados y en varios más se ha restringido. El número de abortos ha aumentado en casi todos los estados sin prohibición. Las subidas más pronunciadas han tenido lugar en los estados vecinos de aquellos que lo han prohibido: en Illinois, los abortos han aumentado un 72% desde 2020; en Virginia, un 76%; y en Nuevo México, un impresionante 257%. Ahora bien, también han registrado aumentos los estados vecinos de otros que sí lo permiten (véase el mapa).

El mosaico post-Roe

Situación legal del aborto,

a 21 de febrero de 2024

Ilegal

Límite gestacional de 6-12 semana

Legal

Límite gestacional de 15-22 semana

Fuente: KFF.

THE ECONOMIST

El mosaico post-Roe

Situación legal del aborto,

a 21 de febrero de 2024

Ilegal

Límite gestacional de 6-12 semana

Legal

Límite gestacional de 15-22 semana

Fuente: KFF.

THE ECONOMIST

El mosaico post-Roe

Situación legal del aborto, a 21 de febrero de 2024

Ilegal

Límite gestacional de 6-12 semanas

Legal

Límite gestacional de 15-22 semana

Fuente: KFF.

THE ECONOMIST

El año pasado, más de 160.000 mujeres (más de 400 al día) cruzaron fronteras estatales para interrumpir su embarazo, frente a las 67.000 de 2020 (pese a ser un año con covid). Teniendo en cuenta que casi un tercio de las mujeres vive hoy en estados que prohíben el aborto por completo o después de las seis semanas, semejante aumento de los desplazamientos resultaba previsible. Más sorprendente es que una parte significativa del crecimiento total de las interrupciones del embarazo en Estados Unidos sea resultado de un aumento entre las residentes de estados que permiten el procedimiento. Se calcula que en 2023 hubo en California 21.470 más abortos de residentes que en 2020 (lo que supone el 88% del aumento estatal), en Illinois hubo 12.350 más (un 32% del aumento) y en Nueva York 20.460 (un 97%). En general, en los estados sin prohibición, más de la mitad del aumento se debió a que las mujeres locales abortaron más.

Lo más probable es que ese crecimiento se deba, al menos en cierta medida, a los esfuerzos por mejorar el acceso en dichos estados. Una parte de las iniciativas eran anteriores al fallo Dobbs, pero se aceleraron a medida que se intensificó la política antiabortista. A principios de 2023, 20 gobernadores demócratas pusieron en marcha la Alianza por la Libertad Reproductiva; se comprometieron a “colaborar para reforzar las protecciones al aborto en todo Estados Unidos” y proclamaron: “Esta lucha no ha terminado”.

Manifestantes vestidos como Abraham Lincoln cantan durante una manifestación en apoyo del acceso al aborto frente al Tribunal Supremo de EE.UU., el 15 de abril de 2023, en Washington

Nathan Howard / AP/LaPresse

¿Qué han hecho?

Como los costes pueden representar un gran obstáculo, varios estados han reducido los gastos directos de las pacientes. Illinois, Nuevo México y Nueva York han aumentado en más del 200% las tasas de reembolso de Medicaid para los procedimientos de aborto en el primer y segundo trimestre, según un análisis de próxima aparición de KFF, una organización de investigación sanitaria. Eso significa que ahora puede haber más clínicas dispuestas a aceptar pacientes con ingresos reducidos. En diez estados, las aseguradoras sanitarias están ya obligadas a cubrir la interrupción del embarazo, frente a seis antes del fallo Dobbs. California forma parte del puñado de estados que ha ido aun más lejos. Exige a las aseguradoras sanitarias que eliminen todos los gastos personales.

Lo que más ha contribuido a ampliar el acceso son las píldoras abortivas, que hoy representan el 63% de las interrupciones del embarazo en Estados Unidos, frente al 45% en 2019 (véase el gráfico). Los abortos farmacológicos son más baratos que los quirúrgicos, y más fáciles de realizar para las clínicas y (a menudo) para las pacientes, sobre todo en las zonas rurales. Son eficaces en el primer trimestre, período en el que se produce el 93% de los abortos. Cabe atribuir en gran medida su expansión al éxito de un experimento de telesalud llevado a cabo durante la pandemia y, sobre todo, a que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) flexibilizó en enero de 2023 las normas relativas a su distribución. El 26 de marzo, el Tribunal Supremo estudiará si endurece de nuevo las normas para uno de esos fármacos, la mifepristona.

Método elegido

Estados Unidos, abortos

farmacológicos, % del total

70

60

50

40

30

20

10

0

2000

05

10

15

20

23

Fuente: Guttmacher Institute.

THE ECONOMIST

Método elegido

Estados Unidos, abortos

farmacológicos, % del total

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Fuente: Guttmacher Institute.

THE ECONOMIST

Método elegido

Estados Unidos, abortos farmacológicos, % del total

70

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Fuente: Guttmacher Institute.

THE ECONOMIST

En 2020, sólo el 7% de los proveedores ofrecía abortos a través de la telemedicina; en 2022, la cifra había aumentado hasta el 31%. En octubre del año pasado, el sistema de salud pública de la ciudad de Nueva York se convirtió en el primero en facilitar abortos de manera virtual. Los proveedores comerciales se muestran reservados a la hora de compartir información sobre precios, pero Sylvia Ghazarian, de WRRAP, un fondo abortista, afirma que ha logrado concertar con proveedores una oferta gracias a la cual una paciente obtiene por 150 dólares un paquete completo para un aborto con asistencia virtual (con dos consultas, medicación y gastos de envío). Mai Flemming, de Hey Jane, uno de los varios proveedores de abortos exclusivamente virtuales, afirma ofrecer abortos farmacológicos a “una fracción” del coste de las clínicas tradicionales. Ha observado un aumento muy notable de clientes que piden píldoras desde estados fronterizos con otros más restrictivos, como Colorado, Illinois y Nuevo México.

Caitlin Myers, del Middlebury College, calcula que, en términos netos, el país ha perdido unos 49 establecimientos presenciales desde el fallo Dobbs. Y, aunque es evidente que algunas clínicas están experimentando dificultades debido a la afluencia adicional, la proporción estimada de mujeres con un tiempo de espera superior a dos semanas (casi una de cada cinco) se mantiene casi invariable.

En 2023, más de 160.000 mujeres cruzaron fronteras estatales para interrumpir su embarazo, frente a las 67.000 de 2020

Asimismo, los lugares donde se practica el aborto han reforzado las protecciones legales, tanto para las pacientes (por ejemplo, la privacidad de los datos) como para los proveedores (por ejemplo, el seguro de responsabilidad profesional). En algunos de ellos se han enmendado las constituciones estatales para incluir el derecho al aborto; y se espera que varios más hagan una consulta al respecto aprovechando las elecciones generales de noviembre. Seis estados cuentan ya con “leyes escudo" de la telemedicina que protegen explícitamente a los profesionales ante posibles demandas en el caso de que receten y envíen píldoras abortivas a pacientes de estados que prohíben el aborto.

Las explicaciones alternativas para el aumento de los abortos en todo el país, más allá de esos esfuerzos por reducir las barreras, no parecen sostenerse. Por ejemplo, el aumento no parece ser el resultado de un repunte de los embarazos no deseados, cuya tasa (exceptuando un breve bache durante la pandemia de covid-19) no ha cambiado mucho desde el fallo Dobbs. En todo caso, el comisionado de Salud de Nueva York, no ve motivos para creer que eso esté ocurriendo en su zona: “No hay nada que indique que algo ha cambiado en cuanto al volumen de embarazos no deseados”, afirma Vasan; por eso cree que el aumento es probablemente resultado de un mayor acceso, aunque es algo que todavía no se puede afirmar de modo categórico.

Con todo, sería un error concluir que todo va bien en los Estados Unidos post-Roe. Aunque las píldoras abortivas pueden ser una bienvenida solución a los embarazos precoces no planificados, para las mujeres de los estados con prohibiciones y que necesitan abortar más tarde (a menudo, debido a anomalías fetales que sólo se detectan en la exploración de las 20 semanas), abortar en Estados Unidos es más difícil que nunca. Para esas mujeres, la lucha continúa.

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Traducción: Juan Gabriel López Guix