La visita del alcalde de Teherán pone contra las cuerdas al Gobierno belga

Crisis política

De Croo recurre a la ‘realpolitik’ para explicar la concesión de visado al ultraconservador Zakani

May 1, 2023, Tehran, Tehran, Iran: Mayor of Tehran, ALIREZA ZAKANI, speaks during a press conference. (Credit Image: © Rouzbeh Fouladi/ZUMA Press Wire)

El alcalde de Teherán, Alireza Zakani, en una rueda de prensa en la capital iraní

Rouzbeh Fouladi / EFE

La polémica por la reciente visita a Bruselas del alcalde de Teherán, el ultraconservador Alireza Zakani, para asistir a un congreso con autoridades locales llegadas de todo el mundo no cesa y amenaza con trastocar el frágil equilibrio de fuerzas en los diferentes Gobiernos de Bélgica.

La estampa de Zakani agasajado por las autoridades de Bruselas, que pagaron su estancia y la de su abundante séquito en un hotel de lujo de la capital, soliviantó a la opinión pública belga, que todavía tenía reciente en la retina la imagen, demacrada, del cooperante Olivier Vandecasteele, liberado el 26 de mayo tras 455 días de cautiverio gracias a un intercambio de prisioneros en el que Bélgica entregó a Asadollah Assadi, condenado por terrorismo.

La indignación fue a más tras difundirse imágenes de miembros de la delegación persa filmando sin pudor a los belgoiraníes que se manifestaron contra la presencia en el país de Zakani, excandidato presidencial y antiguo responsable de la organización estudiantil Basij, un cuerpo paramilitar adjunto a la Guardia de la Revolución que fue sancionado el año pasado por la UE por disparar contra los estudiantes en las últimas revueltas. Todo lo que se ha sabido después sobre la visita no ha hecho sino agravar el escándalo.

“¿Una vida humana vale un visado? Evidentemente que sí”, se defiende el primer ministro

La oposición pidió explicaciones de inmediato. El secretario de Estado de la Región de Bruselas, el socialista flamenco Pascal De Smet, responsable de Relaciones Exteriores, dimitió el sábado pero la tormenta no amaina. Ayer, tanto el primer ministro, Alexander De Croo, como la ministra de Exteriores, Hadja Lahbib, tuvieron que dar explicaciones a la comisión de Exteriores del Parlamento federal. Aunque cuando estalló la polémica la ministra, indignada, acusó a De Smet de “ensuciar” la imagen de la ciudad, después ha trascendido que tras una llamada telefónica entre ambos, el ministerio envió un e-mail al líder regional en el que decía que Lahbib no bloquearía la concesión de visados. Indignado, el viceprimer ministro Georges Gilkinet, ecologista, la acusó de “regalar visados como si fueran bombones”.

Contra las cuerdas, De Croo cerró filas ayer con Lahbib y recurrió a la realpolitik para justificarse. Según el relato del primer ministro, el Gobierno de Bruselas le informó a primeros de abril de su intención de invitar al alcalde de Teherán a la Brussels Urban Summit, un congreso con alcaldes de ciudades con más de un millón de habitantes. El Ejecutivo belga estaba en plenas negociaciones para conseguir la liberación de Vandecasteele y otros europeos (el 2 de junio retornaron tres más) y desaconsejó a De Smet que les invitara. Como se ha dicho, sin embargo, tras hablar con Lahbib, decidió convidarlos y Zakani aceptó con gusto asistir a la cita.

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— Darya Safai MP (@SafaiDarya) June 13, 2023 ">

Enfrentados a la demanda de emisión de visados para la delegación iraní, De Croo accedió. Negarles el permiso en ese momento, alegó ayer, habría supuesto “una humillación” para Irán en un momento en el que Bélgica mantiene abiertos canales de comunicación para tratar de liberar a más presos. “¿Una vida humana vale un visado? Evidentemente que sí”, planteó De Croo a los diputados para justificar su decisión, admitiendo por primera vez la relación entre la emisión de la visita y las negociaciones sobre presos. Lahbib, por su parte, aseguró ayer que la luz verde a la visita no formó parte de las negociaciones para la liberación de Vandecasteele pero matizó que tampoco puede ignorarse ese contexto.

La delegación de Teherán filmó a los belgoiraníes que se manifestaron contra la visita de Zakani

Las explicaciones del Gobierno no han satisfecho al Parlamento. Durante un cargado debate, Darya Safai, diputada de la N-VA (nacionalistas conservadores flamencos), recordó cómo hace 24 años huyó de Irán después de que la policía fuera a buscarla a casa de sus padres por manifestarse en Teherán. “Ahora veo lo mismo en Bruselas y me digo que no estoy segura en ninguna parte”, dijo tras acusar al Gobierno de "ceder" al chantaje iraní y de permitir que Bélgica sea “el terreno de juego de terroristas”.

Aunque la implicación de De Croo en defensa de Lahbib pretende asegurar la supervivencia del Gobierno, la llamada coalición Vivaldi que reúne a siete partidos (socialistas, liberales y ecologistas de Flandes y de Valonia, más los democristianos flamencos), las demandas de dimisión a la ministra se hicieron ayer más intensas y no solo desde las filas de la oposición, ecologistas y socialistas se muestran altamente críticos con las contradicciones de su relato y su negativa a reconocer errores.

"Claramente, no contó todo", le reprochó el diputado socialista francófono Malik Ben Achour en alusión a su anterior comparecencia parlamentaria, cuando todas las críticas se centraron en De Smet. "En dos puntos esenciales no nos dio toda la información e insiste en presentar una versión selectiva, contradictoria y en parte errónea de los hechos", criticó el ecologista flamenco Wouter De Vriendt (Groen). "Ha mentido al Parlamento", concluyó el diputado de la N-VA Peter De Roover, que ha presentado una moción para pedir su dimisión. El destino de Lahbib pende de un hilo pero la renuncia, forzada, de la ministra significaría la salida de los liberales francófonos de la coalición y la caída por tanto del Gobierno federal.

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