Un joven superviviente del naufragio cerca de Grecia se reencuentra con su hermano mayor

Tragedia

Familiares temen lo peor tras no recibir noticias de sus allegados tras pasar más de 60 horas desde que se hundió un pesquero con entre 400 y 750 migrantes a bordo en el mar Jónico

Una red criminal egipcia, bajo sospecha por el naufragio de cientos de personas cerca de Grecia

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Mohammad, superviviente sirio de 18 años del naugragio, se reencuentra con su hermano mayor en el puerto de Kalamata, Grecia, este viernes 

STELIOS MISINAS / Reuters

En medio de la desesperación, un adolescente sirio que sobrevivió al naufragio cerca de Grecia en la madrugada del miércoles en el que murieron al menos 78 personas, aunque hay cientos de desaparecidas, se reencontró con su hermano mayor en el puerto de Kalakata, donde se recuperaban algunos de los 104 supervivientes, este viernes, mientras los demás familiares esperan con angustia obtener noticias de sus seres queridos.

Se cree que en el pesquero iban entre 400 y 750 personas, entre ellos un centenar de niños y mujeres. Si bien continúan las tareas de búsqueda en aguas del mar Jónico, en unas de las más profundas del Mediterráneo, la esperanza de encontrar a alguien con vida, 60 horas después del hundimiento, se desvanece. Sería uno de los peores naufragios del Mediterráneo en la historia reciente si las autoridades confirman los peores temores de los familiares.

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Fadi besa a su hermano menor, Mohammad, tras saber que estaba vivo 

STELIOS MISINAS / Reuters

A primera hora de este viernes, Mohammad, de 18 años y originario de Siria, encontró consuelo tras su periplo en su hermano mayor, Fadi, que viajó hasta el puerto de Kalamata desde los Países Bajos buscándolo y sin saber si era uno de los supervivientes. El emotivo encuentro fue captado por las cámaras de los periodistas de Reuters y otros medios. 

Lloraron y se abrazaron a través de la valla de metal erigida por la policía griega alrededor de un almacén en Kalamata donde los sobrevivientes habían estado durmiendo durante los últimos dos días. "Gracias a Dios por tu seguridad", dijo Fadi mientras besaba repetidas veces a su hermano menor en la cabeza. 

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Kassem Abo Zeed enseña una foto de él y su mujer, Ezra, desaparecida en el pesquero

Thanassis Stavrakis / LaPresse

Al menos otros 25 familiares también esperaban afuera noticias de sus seres queridos. Algunos enseñaban mensajes y fotografías en sus teléfonos móviles. Uno de ellos era Kassem Abo Zeed, que viajó desde Hamburgo, Alemania, para tratar de encontrar a su mujer, Ezra, y al hermano de esta, Abdullah Aoun. Ambos están desaparecidos tras hundirse el pesquero, según explicaba a la agencia Ap.  

Afuera de los barrotes que rodean el hangar, también estaba Mahmoud, un migrante egipcio que ahora vive en Italia y buscaba información sobre diez personas que conocía que iban a bordo del pesquero. 

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Mahmoud busca información sobre diez personas que conocía en las afueras del hangar de Kalamata

Byron Smith / Getty

La familia Sheikhi también teme por sus allegados. Cuatro hombres y un niño de 14 años, que buscan encontrar una vida mejor que la que tenían en su ciudad marcada por la guerra en el noreste de Siria, partieron hacia Europa. Ignorando las advertencias de un pariente mayor, el grupo abordó el barco de pesca desde Libia a Italia, donde esperaban comenzar a cruzar Europa por tierra y llegar a Alemania. Pero tras cinco días de travesía, el barquero acabó hundiéndose en unas circunstancias que todavía deben esclarecerse. 

Cinco miembros de una familia estaban a bordo del barco de arrastre, incluido Ali Sheikhi, de 29 años, que dejaba atrás una mujer y tres niños, de 6, 5 y 2 años, con la esperanza de reunirse algún día con ellos en Europa y ofrecer a los niños la buena educación que ya no encuentra en casa, según explicaba Abdo Sheikhi, de 38 años, hermano de Ali, a la agencia Ap. Abdo Sheikhi llegó a Alemania hace siete años. Sus cinco familiares abandonaron Kobane, una ciudad siria fronteriza con Turquía, a principios de marzo. 

Unas 25 familias esperaban recibir noticias de sus seres queridos fuera del hangar

Kobane, que una vez fue símbolo de la victoria kurda contra los militantes del Estado Islámico en 2015, ha sido golpeada por las amargas divisiones del país y más de una década de guerra en Siria. Sin desarrollo, sin inversión y sin señales de paz, muchos en el noreste del país están siguiendo los pasos de los solicitantes de asilo que llegaron a Europa en años anteriores, pero asumiendo riesgos mucho mayores porque Turquía ha estado restringiendo sus fronteras y dificultando el cruce terrestre. Muchos de los sirios desaparecidos eran también de Daraa, una región en el extremo sur de Siria, cerca de la frontera con Jordania.

Los cinco familiares de Abdo Sheikhi atravesaron la Siria controlada por el gobierno hacia el Líbano. Luego volaron a El Cairo y de allí a Trípoli y por tierra a Tobruk, Libia. Además de los gastos pagados para llegar a Libia, se suponía que los cinco pagarían 6.000 dólares cada uno a los contrabandistas, dinero que se pagaría una vez que llegaran a Italia. Las autoridades han detenido a nueve de los supervivientes como sospechosos de ser contrabandistas. “Se suponía que tenían que llegar en tres o cuatro días”, aseguró Mohamed Abdi Marwan, un tío que hablaba por teléfono con los periodistas de Ap desde Kobane. “Fue un shock. Esperábamos que llegaran allí a salvo”.

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Shahin, otro pariente de Sheikhi, que también reside en Alemania, relató que la última vez que supo de su pariente, este se quejaba de las condiciones de espera en Libia, donde pasaron meses. Los contrabandistas no les permitían salir de las habitaciones, aparentemente para evitar ser detectados, a menudo confiscaban sus teléfonos y no les traían la comida que pedían. “Eran siete en una habitación... No vieron el sol”, explicó Shahin que añadió que “estaban tristes y desesperados. Pero no querían regresar a Siria”. 

Los hombres de la familia Sheikhi enviaron un mensaje de texto a sus parientes el jueves de la semana pasada para decirles que partirían en unas pocas horas, en un bote que se suponía que tenía que llevar a 300 personas, aseguró el anciano Sheikhi. La familia esperaba una foto de confirmación de Italia. No llegó ninguna. 

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