Los canales vaciados de Venecia

Historias del mundo

La ciudad italiana experimenta las mareas bajas más duraderas en 16 años

Un pequeño bote se encuentra en el fondo de un canal interno durante la marea baja en Venecia.

Un pequeño bote se encuentra en el fondo de un canal durante la marea baja en Venecia, el pasado 17 de febrero

EFE/EPA/ANDREA MEROLA

Venecia vuelve a estar pendiente de sus canales. Esta vez el problema no es el acqua alta, la subida de la marea, sino todo lo contrario. La Serenísima está experimentando estos días una sequía de sus canales que ha dejado unas imágenes impresionantes que han dado la vuelta al mundo. La deshidratación de las arterias acuáticas de la ciudad no es un fenómeno insólito –es bastante habitual que suceda en esta época del año, entre enero y febrero–, pero sí es inu­­sual su larga duración, algo que no sucedía de esta manera desde hace 16 años. Algunos de los canales secundarios se han prácticamente vaciado durante varias horas al día, lo que ha impedido el paso de las pequeñas embarcaciones y de las góndolas, y ha ensombrecido el periodo de su famoso carnaval, que ha atraído a más de 100.000 turistas.

El problema no es solo estético, sino que las bajas mareas dificultan la vida corriente en una ciudad que se desarrolla en el agua. Ya sucedió en el pavoroso incendio del teatro de ópera La Fenice en 1996, cuando la marea estaba tan baja que dificultó la llegada de los bomberos. Ahora, las lanchas de los bomberos, pero también las de las ambulancias, tienen que utilizar canales alternativos y después sus efectivos se deben desplazar a pie por los callejones, cosa que retrasa su servicio para los ciudadanos. Lo mismo sucede durante los periodos de mareas altas, cuando en ocasiones las embarcaciones no pueden pasar por debajo de los puentes. Otra complicación afecta al transporte de basuras urbanas –que también se efectúa de forma acuática–, especialmente en un periodo de tanta atención como el de carnaval, donde es más necesario que nunca. Lo mismo pasa en el transporte de mercancías: los supermercados deben alterar los horarios de suministro para que no coincidan con las horas de las mareas más bajas.

Es habitual que en los meses de enero y febrero se acumulen dos tercios de las mareas bajas de todo el año

“Este es el periodo clásico de las bajas mareas, ya que entre enero y febrero se manifiestan alrededor de dos tercios de las totales del año. Pero este año ha generado mucha curiosidad porque hacía 16 años que no teníamos valores tan bajos y, sobre todo, durante un tiempo tan largo”, explica por teléfono Alvise Papa, del centro municipal de previsión de mareas. En esta ocasión, la razón no está directamente vinculada al cambio climático, sino a una suma de factores, comenzando por el anticiclón que está afectando a esta zona de Europa. “No hay lluvia, como consecuencia de una alta presión atmosférica que impide la entrada del océano, y además el nivel del Adriático es particularmente bajo este febrero. En los días de carnaval estábamos en luna nueva y además había vientos del norte. Todo sumado lleva a esta coincidencia”, indica el experto. Como ejemplo, el nivel medio del Adriático, este mes de febrero, es de +2 centímetros, mientras que en el 2022 fue de +21.

Los barcos están atracados a lo largo de un canal durante la marea baja en Venecia, Italia, este lunes

Los barcos están atracados a lo largo de un canal durante la marea baja en Venecia, Italia, este pasado lunes

AP Photo/Luigi Costantini

El pico llegó el lunes, cuando se alcanzaron los 68 centímetros negativos. Ayer, el fenómeno ya no era tan crítico, con una mínima de -45 centímetros. En total, durante enero y febrero se han sumado 31 horas de mareas muy bajas (duran unas tres horas al día), mientras en los años pasados sucedía un máximo de cinco horas. Últimamente, la ciudad véneta había sufrido mucho más por desastres como la marea histórica de noviembre del 2019, que con 187 centímetros fue la peor desde 1966 y causó innumerables daños a la ciudad y a los comerciantes.

Todo coincide con un invierno extremadamente seco en el norte de Italia que hace temer que este verano se repita la sequía que el año pasado –la peor en 70 años– causó pérdidas millonarias. En el Piamonte y la Lombardía, las reservas de nieve son un 50% inferiores a la media histórica durante esta época del año. El río Po, el más caudaloso del país, transporta también un 61% menos de agua de lo normal durante estos meses, y de él depende un tercio de la agricultura italiana. Venecia no es la única postal que aparece seca. Desde junio, cientos de turistas llegan a pie a la isla de los Conejos, en el lago de Garda, una imagen que se ha convertido en un símbolo de la sequía en los lagos lombardos. Pero si bien esto sí se atribuye al cambio climático, los expertos rechazan que la sequía general en el norte de Italia esté directamente relacionada con la laguna de Venecia, que sigue siempre su propio curso.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...