A veinte minutos de expirar el tiempo para anunciar la formación de gobierno, Beniamin Netanyahu anunció fumata blanca. En una negociación que se complicó más de lo previsto, el líder del Likud llamó a medianoche al presidente de Israel, Isaac Herzog, para celebrar que “lo he logrado”.
Pese a la lealtad previamente asegurada de sus socios de extrema derecha y ultraortodoxos, “Bibi” sufrió para contener sus demandas maximalistas. “Gracias al inmenso apoyo popular gané las elecciones, y he formado un gobierno que se ocupará de todos los ciudadanos de Israel”, celebró el dirigente con más años al frente del estado judío (15). Sus palabras no convencen a los sectores liberales israelíes y a su gran aliado en Washington, temerosos de que la inclusión de figuras extremistas en la coalición acarreará una deriva religiosa y autoritaria.
Los 64 escaños que suma la coalición –de una Knesset de 120- auguran estabilidad, tras cinco rondas electorales celebradas desde 2019. El sexto gobierno que dirigirá “Bibi” se pondrá en marcha antes del 2 de enero. Mientras ejerce el cargo de primer ministro, seguirá lidiando con las tres causas judiciales en las que está inculpado por fraude, aceptar sobornos y abuso de confianza.
Durante la campaña
Netanyahu acusó a jueces, policías y periodistas de orquestar una “caza de brujas” para derribarle
Durante la campaña, el Likud y sus socios prometieron debilitar el poder de la judicatura. Netanyahu acusó a jueces, policías y periodistas de orquestar una “caza de brujas” para derribarle; la extrema derecha concibe al Tribunal Supremo como un ente izquierdista que limita sus planes expansionistas; y los ultraortodoxos consideran que los tribunales ponen trabajas a una mayor influencia religiosa en la vida pública.
En el comunicado anunciando el acuerdo, el Sionismo Religioso anunció una “reforma significativa para reformar el sistema judicial”, con la sombra del posible blindaje de Netanyahu ante las causas que afronta. Destacan la cláusula que permitirá al parlamento reactivar leyes tumbadas por el Tribunal Supremo, o el nombramiento de jueces bajo criterios políticos.
Además, se pactaron una batería de medidas para reforzar el carácter religioso del estado. Por ejemplo, reformar la “ley de retorno” (para evitar que descendientes de judíos sean elegibles para vivir en Israel); una nueva ley para enseñar Torá en escuelas seculares; detener la generación de electricidad Shabbat, o la expansión de playas segregadas por género. Avi Maoz, reconocido activista anti-LGTB y contrario al reclutamiento de mujeres en el ejército, dirigirá la división de “Identidad nacional judía” en la oficina del primer ministro.
Reforma de la "ley de retorno"
Se pactaron una batería de medidas para reforzar el carácter religioso del estado
“Son las bases que dibujan el camino que adoptará el nuevo gobierno”, enfatizó Betzalel Smotrich, líder de Sionismo Religioso. El número dos del partido, Itamar Ben Gvir, dirigirá la policía como “Ministro de Seguridad Nacional”, y ya está planeando leyes para modificar las cadenas de mando en el cuerpo policial. Por ello, la fiscalía general ya alertó de excesiva injerencia del futuro ministro. Otro arreglo permitirá que Aryeh Deri, del partido sefardí Shas, ocupe dos carteras pese a haber sido condenado por fraude.
Sionismo Religioso también controlará la “Administración Civil”, que concede permisos de construcción en las colonias judías, o las órdenes de demolición sobre estructuras palestinas. De este modo, se regularizarán retroactivamente decenas de “colonias salvajes”, ilegales incluso bajo la ley israelí. La facción extremista aboga por la anexión definitiva a Israel de “Judea y Samaria” (Cisjordania), donde viven unos 500.000 colonos judíos y unos tres millones de palestinos.
La coalición de “Bibi” también se comprometió a aplicar mano de hierro para combatir los frecuentes ataques armados palestinos, combatir la criminalidad en el sector árabe, contrarrestar el salvaje encarecimiento de la vida –incrementado durante su previo mandato de 12 años-, o evitar que Irán logre armas nucleares.