Moldavia teme más cortes de luz en los próximos días, como los que ha sufrido en dos ocasiones, en octubre y noviembre, a consecuencia de los bombardeos rusos sobre la infraestructura energética ucraniana. Cuando esto ocurre, la línea de alta tensión que llega desde Rumanía se desconecta por seguridad. Esta línea parte de Isaccea y discurre por el sur de Ucrania hasta Cuciurgán, en la república secesionista de Transnistria –el conflicto postsoviético congelado desde 1992– para entrar en territorio moldavo.
Cuciurgán –a orillas del río Dniéster, que separa Moldova de Transnistria– es también donde se encuentra la central térmica que ha sido desde siempre la mayor suministradora de electricidad de Moldavia, en un 70%, siendo el resto procedente de Ucrania y de la producción propia. Cuciurgán está alimentada por el gas ruso que llega desde Ucrania; el mismo gas que alimenta (en un 100%) también a los moldavos y que hasta hace pocos días temían dejar de recibir. La amenaza rusa finalmente no se cumplió, según confirmó el lunes el consorcio ruso Gazprom, que posee además el 50% de la gasista estatal, Moldovagaz.
Ucrania ha dejado de vender electricidad a Moldavia, cuya línea con Rumanía se desconecta por los bombardeos
La conexión eléctrica moldava
Tendido existente
En proyecto
Territorios anexionados o reconocidos por Rusia
Vínnitsia
Central hidroeléctrica
Dnestrovsk
UCRANIA
Central nuclear
Pivdenukrainska
Ribnita
Botosani
Bălti
Transnistria
MOLDAVIA
Iasi
Chisinau
Tiráspol
Odesa
Bacău
RUMANÍA
Central térmica
Cahul
Cuciurgan
Vulcănesti
Izmail
Mar Negro
Isaccea
30 km
Fuente: Moldelectrica y elaboración propia. LA VANGUARDIA
La conexión eléctrica moldava
Tendido existente
En proyecto
Territorios anexionados o reconocidos por Rusia
Vínnitsia
Central hidroeléctrica
Dnestrovsk
UCRANIA
Central nuclear
Pivdenukrainska
Ribnita
Botosani
Bălti
Transnistria
MOLDAVIA
Iasi
Chisinau
Tiráspol
Odesa
Bacău
RUMANÍA
Central térmica
Cahul
Cuciurgan
Vulcănesti
Izmail
Mar Negro
Isaccea
30 km
Fuente: Moldelectrica y elaboración propia. LA VANGUARDIA
La conexión eléctrica moldava
Territorios anexionados o reconocidos por Rusia
Tendido existente
En proyecto
Vínnitsia
Central hidroeléctrica
Dnestrovsk
UCRANIA
Chernivtsí
Central nuclear
Pivdenukrainska
Ribnita
Botosani
Bălti
Transnistria
MOLDAVIA
Iasi
Chisinau
Tiráspol
Central térmica
Cuciurgan
Bacău
Odesa
RUMANÍA
Cahul
Vulcănesti
Izmail
Mar Negro
Isaccea
Ploiesti
30 km
Fuente: Moldelectrica y elaboración propia. LA VANGUARDIA
Rusia ha practicado una guerra del gas con Moldavia durante años, de forma intermitente cada vez que la política de este país se orientaba hacia Europa. En el último capítulo (el anterior fue hace un año), ha acusado al Gobierno de Chisinau de no pagar por las reservas que almacena en Ucrania y ha acusado a Ucrania de quedarse con parte de ese suministro. La deuda con Gazprom es del 80% del PIB moldavo.
Aduciendo que no recibían suficiente gas, los transnistrios han ido reduciendo el suministro eléctrico a Moldavia a menos de un 30%. Aunque Rusia mantiene en ese territorio unos 1.200 soldados y un considerable –aunque obsoleto– arsenal desde la guerra que dividió el país entre prorrumanos y prorrusos en 1992, Moscú queda muy lejos, y Transnistria necesita mantener con Moldavia el intercambio de energía por licencias de exportación (moldavas) de sus productos al mercado europeo, por lo que no se cree que sus dirigentes llegarán a cerrar el grifo energético.
El impacto de la guerra de Ucrania en Moldavia (y una vez descartada la posibilidad para el ejército ruso de conquistar Odesa y llegar hasta Transnistria) ha venido también por otro lado. El pasado marzo, apenas comenzada la invasión rusa, Ucrania y Moldavia se desconectaron de la red postsoviética y se sincronizaron con la europea, algo que estaba previsto hacer en el 2023. Pero la conexión a la red europea no le ha servido de mucho a Ucrania, ni tampoco a Moldavia, que en octubre dejó de recibir el suministro (un 30% de sus necesidades) debido al impacto de los bombardeos rusos.
La situación sería distinta si en lugar de depender de la línea rumana existente, Isaccea-Cuciurgán, se hubiera avanzado en el tendido directo desde Isaccea hasta Chisinau, un proyecto apadrinado por el Banco Mundial. Otro proyecto desde Rumanía, por el norte de Moldavia, ni siquiera ha comenzado.
Ahora, Moldavia se encuentra comprando en el mercado europeo la electricidad que le llega a través de Rumanía, mientras que el país vecino (y hermano, en términos históricos) subvenciona una parte. La UE se ha puesto manos a la obra y está cubriendo entre el 80%-90% de las necesidades de electricidad. Pero para la población las condiciones siguen siendo dramática.
Hace veinte años, cuando Unión Fenosa era la proveedora del país (compraba el suministro en Transnistria), empezó a instalar contadores en las casas. Acostumbrados al sistema soviético, nadie los quería. Hoy, las facturas de luz y gas se llevan el 70% del gasto doméstico, en un contexto de inflación del 35%. Las encuestas indican que la tendencia proeuropea de los moldavos ha aumentado con la guerra de Ucrania, pero este invierno supone un desafío para el Gobierno de la joven presidenta Maia Sandu. Una minoría prorrusa –que apoya al partido de un oligarca corrupto huido del país, Ilan Shor– presiona cada día con protestas por esta situación insufrible, y la historia reciente del país más pobre de Europa muestra lo sensible que es a oscilaciones.