Ken Martin es un devoto de su tierra, Minnesota, donde ya cumple el quinto mandato como presidente del Democratic-Farmer-Labor Party (DFL), rama del Partido Demócrata americano. Es el líder más longevo en el cargo que ha visto el DFL en sus 75 años de historia. También es Presidente de la Asociación de Presidentes Demócratas del Estado (ASDC) y Vicepresidente del Comité Nacional Democrático (DNC) y por su forma de hablar, pausada pero enérgica, apasionada, diría —tal vez la propia de un idealista—, uno se da cuenta de por qué.
Es un tipo cercano y risueño y los entresijos de la política americana no parecen haber mermado su ilusión. Recuerda durante la entrevista aquella frase atribuida a Chamberlain —traducción de una maldición china, se rumorea— que decía: “May you live in interesting times”. Que vivas tiempos interesantes. “Y a pesar de todo, ¡vaya si son interesantes!”, señala.
Me espera en un bar de Sagrada Familia, acompañado de la pensilvana Candice Kerestan, presidenta general de Democrats Abroad (el brazo del Partido Demócrata para los estadounidenses que viven fuera), de la texana Katherine Tullos, delegada en España, y de Chris Reilly, de la demarcación de Barcelona. El motivo de la reunión, explican, es movilizar el voto en el extranjero de cara a las elecciones intermedias de noviembre. “Hay unos seis millones de estadounidenses viviendo fuera”, informa Kerestan. “Solo en España —añade Tullos— hay cerca de 42.000 residentes estadounidenses, y esta cifra no incluye a decenas de miles de estudiantes y muchos otros que vienen para estancias cortas”.
De izquierda a derecha, Chris Reilly, Candice Kerestan, Ken Martin y Katherine Tullos.
¿Tan relevante es el voto extranjero?
Es un voto crucial. En las elecciones de 2020 marcó la diferencia en pro de Biden. Por ejemplo, en Georgia, 19.500 votos provenían del extranjero, de los cuales un 90% fueron votos demócratas. Biden ganó allí por cerca de 12.000 votos.
El aborto ocupa gran parte del debate. ¿Será un tema principal en noviembre?
Cincuenta años de ley vigente en el país fueron invalidados por un tribunal conservador de extrema derecha. No solo los estadounidenses, sino pueblos de todo el mundo están preocupados por la decisión de la Corte Suprema. 1.410 niñas menores de 15 años abortaron en 2019. Después de Roe, la mayoría de los estados que han prohibido el aborto requerirán que esas niñas den a luz, incluso en casos de violación e incesto. Muchas mujeres jóvenes van a crecer con menos derechos que sus madres y abuelas.
Esto habrá insuflado al partido demócrata energía nueva.
Sin duda. Nadie se lo esperaba, ni las mujeres que lucharon por el derecho al aborto hace cincuenta años ni las nuevas generaciones, y están listas para luchar. Todo tipo de decisiones que se tomaron bajo los auspicios de los derechos de privacidad están ahora en peligro. La gente se ha dado cuenta de lo que el país se juega en los tribunales. Esto nos ha dado la oportunidad de recordarles cuál es el antídoto: ganar en todos los niveles para que tengamos oposición para contraatacar.
“Las intermedias son críticas para nosotros, pero las próximas elecciones lo son para el mundo”
¿Cómo de significativas son las elecciones intermedias?
Cada elección tiene consecuencias. Se trata de elegir quiénes somos y quiénes debemos ser como estadounidenses. Las intermedias son críticas para nosotros, pero las próximas elecciones son críticas para el mundo. Un ejemplo: Es probable que el caso Obergefell, en el que la corte sentenció el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, sea cancelado el próximo año. Solo hay dieciocho estados que reconocen legalmente el matrimonio homosexual. Esto significa que de ser invalidado, la comunidad LGTBI solo podrá casarse en esos estados. Una forma de prepararse para esto es ganar en las urnas.
Trump habla mucho de hacer América grande otra vez: “Make America great again”.
Trump quiere remontarse a aquellos días pasados, pero nosotros no queremos volver atrás. Hemos de avanzar. Mi esperanza ahora es que la gente entienda cuán conectados están sus propios derechos con las elecciones, porque cuando nos desentendemos, cosas como esta suceden. Apartamos nuestros ojos de la rama más peligrosa del gobierno. Aún así, soy optimista.
¿El Partido Republicano se está convirtiendo en un partido de extrema derecha? ¿Un partido de culto al líder?
“Ya no es el Partido Republicano, sino el partido de Trump”
Absolutamente. Hay cierto fervor entre los partidarios de Trump, y eso es muy problemático porque la gente sabe que el culto a la personalidad no se presta a un buen disentimiento en el debate dentro de un partido político. Solo hay que ver sendos partidos. Los demócratas tenemos socialistas, socialdemócratas, progresistas como yo, conservadores moderados… Hay diversidad racial, étnica y geográfica. En cambio, el Partido Republicano es muy homogéneo. No se permite el debate.
¿Se ha perdido la esencia del republicanismo?
Ya no es el Partido Republicano, sino el partido de Trump. Esto es peligroso en muchos sentidos. Así empiezan las dictaduras.
Trump ha demostrado un gran control sobre su partido, a pesar de no ser ya presidente. De los diputados que votaron por su destitución, solo quedan dos...
Es alarmante cómo la gente sigue ciegamente lo que él dice. Liz Cheney votó por la destitución de Trump y ha perdido las primarias en Wyoming porque defendía sus principios. La influencia no se limita a los congresistas. En las escuelas están prohibiendo algunas lecturas que no encajan con la visión de Trump. Así se anula el pensamiento crítico.
Y esto sucede en Estados Unidos, cuna de la democracia moderna…
Durante años la gente venía a nuestro país creyendo que no solamente teníamos una democracia que protegía los derechos de todos sino que además, independientemente de quién fueras, de dónde vinieras y en qué clase social hubieras nacido, tenías una oportunidad, pero ahora ni siquiera los estadounidenses estamos viviendo eso.
¿Qué ha sido del sueño americano?
El ideal sigue ahí y la gente sigue viniendo, pero aquello que América tiene de bueno es ahora muy difícil de apreciar debido a aquello que está tan roto. A menudo pienso en el poema de Emma Lázaro, el que está inscrito en el pedestal de la Estatua de la Libertad. Dice: "Dadme a vuestros rendidos, a vuestros desdichados, a vuestras hacinadas muchedumbres que anhelan respirar en libertad". No es solo lo que está sucediendo en el congreso, sino que se expande a todos los niveles, arriba y abajo.
Se cumplen dos años de mandato de Biden. ¿Valoración?
Hemos reducido la pobreza infantil a la mitad, hemos nombrado la mayor cantidad de jueces desde Kennedy, hemos aprobado la mayor expansión de atención médica en nuestra nación, promulgado leyes de prevención de la violencia armada, reducido los costes de los medicamentos recetados y llevado a cabo la mayor inversión en energía limpia de la historia. Estamos viendo aumentos salariales por primera vez en décadas. ¡Todo ello en dos años!
“Lo importante de Biden no es su edad, sino sus logros”
Aún así parece que Trump acapara el foco mediático.
Hemos de dejar de agachar la cabeza. Tenemos una gran historia que contar. No hay ningún presidente en la historia de nuestra nación que tenga mejor historial de logros. Centrarnos en Trump y polarizar en él la conversación es caer en la trampa, porque así no hablamos de lo que hemos hecho: hemos pasado página, hemos restaurado un poco de cordura, decencia y compasión.
Se discute mucho la edad del Presidente. ¿Se valora buscar otro candidato?
Yo siempre me remito a los hechos. Es injusto criticar a Biden por su edad. Me preocupa que los demócratas miren demasiado hacia adelante. De momento, creo que deberíamos centrarnos en noviembre. Puede que el Presidente decida volver a postularse o puede que no. Grandes candidatos se presentaron a la presidencia bajo nuestra bandera en 2020. Todos ellos habrían sido buenos presidentes, pero dadas las dificultades que hemos afrontado los dos últimos años dudo que cualquier otro hubiera logrado lo que Biden. Si decide presentarse de nuevo, cuenta con todo mi apoyo.