Alberto Acosta, autor del libro El buen vivir, Sumak Kawsay (buen vivir, en quechua) fue ministro en el primero gobierno de Rafael Correa. Pero rompió con el correísmo por sus diferencias respecto a la extracción de materias primas y el alejamiento gubernamental del medioambientalismo del movimiento indígena.
Juicio a correa
“No creo que Lasso vaya a garantizar la independencia de la justicia”
En el 2019 hubo una rebelión liderada por indígenas contra políticas de derecha y el FMI... Ahora gana un candidato de la derecha que apoya esas políticas.
Lo primero es la pandemia. La capacidad de movilización del movimiento indígena popular quedó limitada por la imposibilidad de salir a la calle. Fue minando la capacidad de respuesta.
¿Y qué pasará después de la pandemia?
Creo que en la medida que se vaya superando el confinamiento, las posibilidades de una repetición de las protestas de octubre del 2019 son grandes. El gobierno de Lasso será muy cercano a la tradición neoliberal y patriarcal. Tratará de continuar con esa gestión económica y social y eso creará las condiciones para más protestas.
¿Más estallidos sociales?
Sí. La situación social es cada vez peor. Esta es la peor crisis de la historia de Ecuador. La pobreza ha subido del 25% al 32%. Y en el campo es casi del 48%. Además, el gobierno de Lasso va a buscar recursos económicos ampliando las fronteras extractivas, sobre todo el petróleo. Y esto provocará mucha resistencia por parte de las comunidades indígenas. El 7 de febrero hubo una votación sobre la protección del agua en Cuenca y el 80% votó contra la minería. Habrá muchas consultas populares. Se está organizando una consulta en Quito para erradicar la minería de metales. El escenario político es muy complicado para Lasso.
¿Ve la posibilidad de una reconciliación entre el correísmo y el movimiento indígena?
Todo dependerá de si el correísmo está dispuesto a realizar una profunda autocrítica. Hace falta una reingeniería total y que se reencuentre con sus orígenes, con las propuestas del 2006 y el 2007. En ese caso puede haber alianzas con el movimiento indígena. En mayo hay elecciones a la dirección de la Confederación de Naciones Indígenas de Ecuador (Conaie). Y es probable que gane una mujer, Blanca Chancosa. Eso sería una señal muy positiva. Ella podría abrir la puerta a una oxigenación profunda del movimiento indígena. Y habrá que ver si los grupos sociales y políticos de las izquierdas pueden crear un frente unitario. Si hay que enfrenar políticas duras neoliberales, puede haber alianzas puntuales con el progresismo de Arauz.
¿Por qué Lasso ganó en la sierra y en la Amazonia mientras que Arauz gano en la costa?
Creo que en la medida que se vaya superando el confinamiento, las posibilidades de una repetición de las protestas de octubre del 2019 son grandes. El gobierno de Lasso será muy cercano a la tradición neoliberal y patriarcal. Tratará de continuar con esa gestión económica y social y eso creará las condiciones para más protestas.
Arauz ha pedido el fin de la persecución judicial de los políticos. ¿Esta de acuerdo?
Por supuesto. Pero los correístas persiguieron a gente judicialmente también. Es más, Correa no se atreve a enfrentarse a la justicia para demostrar que es una persecución. No es como Lula, que estuvo 500 días en la cárcel. Lasso debería garantizar la independencia de la justicia. Pero no creo que lo vaya a hacer, está mezclado con lo peor de la derecha ecuatoriana.