Loading...

Trump desprecia la conmemoración del 75.º aniversario de la ONU

Reproches

“Nadie quiere un gobierno mundial”, señala Guterres en contra de los aislacionistas

António Guterres reclamó ayer mejorar los organismos multilaterales frente a la tentación aislacionista

HANDOU / EFE

La Organización de Naciones Unidas (ONU) celebró este lunes su 75.º aniversario, la víspera de la Asamblea General. Tal vez el término celebrar no es el adecuado dados los vientos que soplan.

Los reproches a su ineficacia se han visto exacerbados en un planeta castigado por la pandemia, la peor crisis económica en casi un siglo, el incremento de la hambruna, los desplazados y los refugiados por conflictos regionales o por el cambio climático. A ello se suma la nueva guerra fría entre China y Estados Unidos, la propagación de la xenofobia por no pocos líderes y con el presidente Donald Trump ejerciendo de ariete global del aislacionismo nacionalista, uno de los males que se propusieron combatir los padres fundadores en 1945, en San Francisco.

En paralelo, Pompeo oficializó la vuelta de todas las sanciones a Irán, en contra de Naciones Unidas

“Este compromiso ofreció resultados. Una tercera guerra mundial, que muchos temían, se ha evitado”, remarcó en su discurso António Guterres, secretario general de la organización.

Hay otros logros pero reconoció que falta mucho por recorrer en un momento en que la Covid-19 ha puesto en evidencia “las deficiencias mundiales”. Citó como urgencias la calamidad climática, el colapso de la biodiversidad, el repunte de la pobreza, la difusión del odio, la escalada de las tensiones geopolíticas, la alerta por las armas nucleares o la amenaza que en parte suponen los cambios tecnológicos.

“Hoy tenemos excedente de desafíos multilaterales y un déficit de soluciones multilaterales”, sostuvo. “La soberanía nacional, un pilar de Naciones Unidas, va de la mano con un aumento de la cooperación internacional basada en los valores comunes y las responsabilidades compartidas”, subrayó. Y, en un mensaje dedicado a Trump y los aislacionistas, Guterres aseguró que “nadie quiere un gobierno mundial, pero debemos trabajar juntos para mejorar la gobernanza mundial”.

Esto es mucho más que un juego de palabras. Los conspirativos atribuyen al multilateralismo un afán por acabar con los gobiernos nacionales. Trump se hizo eco de ese temor y expresó su rechazo a la ONU durante su intervención hace un año en la asamblea general. “Los líderes sabios siempre anteponen el bien de su propia gente y de su propio país”, afirmó. “El futuro no pertenece a los globalistas. El futuro pertenece a los patriotas”, dijo entonces.

Hoy, en su participación en remoto en ese mismo foro –¿la última?–, Trump tendrá otra oportunidad de exhibir su America First , lema de la derecha estadounidense que se negaba a entrar en la Segunda Guerra Mundial y combatir el nazismo.

Si en los anteriores discursos utilizó este púlpito para contentar a sus bases, todos prevén que esta vez, en campaña electoral, aún irá a más en esa apelación.

Este lunes, sin embargo, ya reiteró su desprecio a la institución.

En época de coronavirus, jefes de Estado, presidentes o primeros ministros conmemoraron vía vídeo el 75 aniversario. A Trump, el anfitrión de la ONU, no se le vio. Ni siquiera a su embajadora, Kelly Craft. El mensaje de bienvenida lo dejó en manos de Cherith Norman Chalet, representante adjunta interina en la misión. Norman alardeó de que Washington es el mayor contribuyente económico. Olvidó que su jefe ha recortado el gasto y sacado a EE.UU. de entidades y pactos multilaterales.

Como el acuerdo nuclear con Irán. En paralelo a lo que ocurría en Nueva York, Pompeo oficializó en la capital que se han recuperado todas las sanciones contra Teherán impuestas por el Consejo de Seguridad y congeladas por un pacto. Han tomado esta decisión en contra del propio Consejo y sus aliados europeos, que creen que Estados Unidos no puede servirse de un pacto que abandonó.

Habrá que ver quién hace caso al desafío –ni los amigos tienen intención de acatarlo–, que se interpreta como un torpedo a la credibilidad de la ONU. Un regalo de cumpleaños envenenado.