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Condenado a 11 años de cárcel el expresidente de Kirguistán

Por corrupción

Atambáyev permitió liberar a un mafioso con falsos informes médicos

Tiempos mejores: Almazbek Atambáyev (derecha) daba el testigo como presidente de Kirguistán a Sooronbai Jeenbekov el 24 de noviembre de 2017, durante la toma de posesión de este último. (Vyacheslav Oseledko/Pool Photo via AP, File)

Vyacheslav Oseledko / AP

Un tribunal de Bishkek condenó este martes al expresidente de Kirguistán Almazbek Atambáyev a 11 años y dos meses de cárcel por cargos de corrupción. Los jueces declararon probado que, ejerciendo la máxima autoridad política de esa pequeña exrepública soviética de Asia Central, organizó la salida de prisión de un conocido jefe de la mafia.

Atambáyev, que comenzó su mandato en 2011 y dejó el cargo en 2017, aún tiene otras citas con la justicia por otras acusaciones de corrupción, además de cargos por asesinato, toma de rehenes y organización de disturbios.

En 2013 las autoridades permitieron que saliese de la cárcel el capo mafioso Aziz Batukáyev. El motivo fue humanitario, ya que se le diagnosticó una leucemia aguda. Una vez libre, huyó a Chechenia.

También está acusado de asesinato y secuestro, hechos ocurridos en el asalto a su residencia para detenerlo

Tras la liberación se realizó una auditoría por parte de la Policía, que no encontró ninguna violación y dio su visto bueno.

En 2019, y tras varios desencuentros entre el exmandatario y el nuevo Gobierno de Kirguistán, se reinició la investigación que llegó hasta los tribunales. Los jueces terminaron acusando a 19 personas, incluido el expresidente Atambáyev, varios médicos y técnicos del laboratorio que realizó el diagnóstico, así como funcionarios del servicio de prisiones. Los fiscales habían pedido 15 años de cárcel para el expresidente.

Atambáyev fue detenido el 7 de agosto de 2019. Pero para ponerle bajo custodia fue necesario enviar a las fuerzas especiales. Junto a un grupo de sus seguidores, el exmandatario se atrincheró en su residencia de Koi-Tash, a las afueras de Bishkek.

La policía tuvo que asaltar la residencia. Pero el primer intento fue repelido. Como consecuencia 130 personas resultaron heridas, de las cuales 109 tuvieron que ser hospitalizadas. Un miembro de las fuerzas especiales falleció. Las autoridades enviaron entonces a unos 2.000 agentes para un nuevo asalto, tras el cual Atambáyev tuvo que ceder.

Tras dos revoluciones en dos décadas, Atambáyev fue el primer presidente que dejó el cargo pacíficamente

Esa muerte forma parte de las acusaciones que le quedan pendientes a Atambáyev. Las de secuestro y desórdenes públicos forman parte también de los incidentes de ese mes de agosto.

Además, el jefe de los Servicios de Seguridad, Orozbek Opumbáyev, le acusó de “intentar organizar un golpe de Estado”.

También arrastra una acusación anterior por corrupción, relacionada con la reconstrucción de una central eléctrica próxima a Bishkek.

Kirguistán, un pequeño país de 6,3 millones de habitantes, ha sufrido dos revoluciones en menos de dos décadas, lo que llevó al exilio a quienes detentaron el poder, Askar Akáev, que lo perdió en 2005 y hoy vive en Rusia, y Kurmanbek Bakíev, en 2010 y residente en Bielorrusia. Atambáyev, de 63 años, fue el primer mandatario que dejó el cargo de forma pacífica. Sin embargo, no tardó mucho en enfrentarse con su sucesor, Sooronbay Jeenbekov, a pesar de que ambos pertenecían a la misma formación política, el Partido Socialdemócrata.

El año pasado Jeenbekov firmó una ley que permite enjuiciar criminalmente a los antiguos jefes de Estado. Posteriormente, el Consejo Supremo (el parlamento kirguís) retiró la inmunidad de que Atambáyev gozaba como expresidente ante las acusaciones por corrupción y tráfico de influencias que esgrimía el Fiscal General.

Entonces decidió refugiarse detrás de sus seguidores en una decisión que no evitó que le llevasen a los tribunales. El primer juicio contra Atambáyev comenzó el pasado noviembre y se ha desarrollado a puerta cerrada.